*Celebrado en el Centro Cultural La LATA
*Aunque los policías siempre en vigilia mostraron intolerancia
*Autores reconocen la infatigable labor editorial de la directora de este sello artesanal editorial
JUAN PABLO GARCÍA VALLEJO
Lunes 22 de septiembre
El escritor Juan Pablo García Vallejo durante una presentación editorial en abril pasado. Foto: Archivo |
Hace cuatro años, en el mes de septiembre,inicio esta aventura cultural, crear Eterno Femenino Ediciones, una editorial artesanal que conjuga varios méritos o loables tareas culturales: pues no es únicamente escribir libros propios, comprende editarlos con pocos recursos económicos y venderlos en ferias de libros y presentaciones editoriales. Pero también esta tarea editorial independiente es ser parte de un esfuerzo de mayor alcance porque esta actividad cultural, es un esfuerzo para la conquista de una independencia editorial en el actual mercado editorial monopolizado por editoriales trasnacionales que imponen sus gustos literarios mercadotécnicos, comerciales, pasajeros, sus modas efímeras, sus libros tienen de vida tres meses en el aparador.
Comentaré algunas cosas que me parecen de interés en el difícil oficio de escribir, editarlos y promoverlos, porque ahora, los escritores nuevos se saltan etapas o desconocen que existe una tradición literaria nacional, que tiene una evolución histórica de 500 años, que se sostiene por una institución literaria con igual años de existencia y crítica literaria, que comenzó en 1839, y que en conjunto legitiman o valorizan los méritos de las obras literarias.
La tradición literaria nacional es la esencia silenciosa que une el pasado, el presente y el futuro de la literatura, dice Terry Eagleton, esto quiere decir, que las obras narrativas publicadas son no de escritores nacionales sino más bien que son producto de otros libros. Mientras que la institución literaria es el conjunto de recursos convencionales que van construyendo poco a poco la legitimidad las obras literarias, a través de la promoción en suplementos culturales destinados a los espíritus refinados, las revistas literarias para lectores iniciados, las traducciones extranjeras, las reediciones nacionales, los editores privados y editores independientes, las becas institucionales, los premios o reconocimientos, de instituciones oficiales de cultura que empobrecen la república literaria en vez de enriquecerla porque no son la mejor literatura o de la forma de escritores para escritores, y la inclusión en antologías, que siempre es conflictivo el resultado porque se incluyen unos y se excluyen a muchos escritores. Los libros van tomando vida según sea el camino que siga después de ser editado. Y finalmente, la crítica literaria o teoría literaria ha tenido una evolución que primero dedico mucha atención en el autor, ver la intención autoral para la escritura de las obras, luego paso su atención a las obras narrativas o lo que nos dicen los libros escritos y más recientemente en el lector o como las recibe los lectores.
Y todavía se puede dividir esta última en crítica literaria académica con su rigorismo metodológico, crítica literaria profesional en periódicos guiados por la ansiedad gremial de la búsqueda constante de la novedad y oportunidad de noticiasculturales frescaso ser porta voz de las editoriales y la crítica amateur de aspirantes a escritor como consuelo moral, inicial sin retribución económica alguna, ver con orgullo su nombre impreso en alguna publicación o caer en el juego de adulaciones mutuas. Con estas tres consideraciones tendríamos más que suficiente para reflexionar, explicar y entender la importancia que encierra la creación de editoriales independientes o la valoración de su participación social y cultural.
Pero este aniversario es de amigos que colectivamente han ayudado a crecer a Eterno Femenino Ediciones, y que esta actividad está muy lejos de tener pretensiones disciplinarias o doctrinarias, que nunca han sido de interés de la directora de esta empresa editorial, la periodista y poeta texcocana Noemí Luna García.
En una feria del libro del Zócalo un poeta se interesó en esta forma de producción editorial artesanal, me comentó que aún estaba en un taller de poesía, y le interesaba aprender esta técnica editorial para después enseñársela a sus compañeros en su localidad. Esto me pareció bueno de inicio pero malo también de inicio porque para cada cosa se requiere un método, con técnicas específicas y ciertas habilidadespara sortear las vicisitudes que desafían la sobrevivencia de este tipo de empresa cultural antes de arrojar la toalla ya desilusionados porque no se obtienen los resultados esperados en esta sociedad de la satisfacción instantánea.
En otra ocasión, un visitante a nuestra editorial me comento que quería escribir una antología de rock, de inmediato pensé que eso era imposible porque el invitado no era escritor, no había escrito nada en ningún lugar, pues hacer una antología describe una etapa de desarrollo en la carrera literaria del escritor dentro de la institución literaria, ser antologador es ser considerado más o menos experto o enterado profundamente en los paisajes literarios o en el tema que quieren tratar y nuestro invitado no había publicado nada aún. O sea que le faltaba mucho trabajo pasar por varias etapas de escritura para cumplir el deseo dehacer su soñada antología.
Otro joven me recomendó malamente que porque mi libro de la historia de la marihuana no lo llevaba a Random House para que me lo editaran. Pensé de inmediato ¡pero para eso hicimos una editorial para no depender de criterios mercadotécnicos ni la exclusión de los concursos literarios! Buscamos la independencia editorial y este joven me quiere llevar de nuevo al cautiverio comercial.
Unode los méritos de Eterno Femenino Ediciones es su colección Letras verdes dedicada a la promoción de la Cultura Cannábica en el México conservador y desinformado, con ocho títulos sobre el tema de la marihuana, que es un tema aún tabú para muchas gentes y agenciamientos sociales. En otra ocasión unos jóvenes lectores que asisten a la Feria del Zócalo se regocijabancon placer frente a nuestro estand porque había muchos títulos sobre la marihuana. Títulos desde el contexto mexicano, que no son copias o imitaciones de las obras cannábicas imprimidas en el primer mundo.Para mi asombro estos chavos tenían todos los títulos y se sentían orgullosos de ellos.
Aunque cada título puede parecer variaciones sobre el mismo tema no es así la cosa antes me he preocupado o guiado por que cada uno tenga una metodología precisa más allá de mi interés subjetivo en la María. He recurrido a los estudios culturales, la inventaría, la iconografía, la sociología de la persecución de minorías sociales, el ensayo literario sobre un contexto histórico cultural particular. Falta abordar la perspectiva de género y las sustancias psicoactivas, un tema muy explosivo porque de las dos partes hay muchos tabúes que derribar, también analizar la aportación estética, musical o plástica, para la cual admito tener muy poca sensibilidad.
Diré también que hemos padecido la censura institucional educativa para presentar esta obra cannábica, tanto en momentos previos antes de casi entrar al auditorio a presentarlo, una policía de la conciencia vio el libro y de inmediato toco la alarma y llama a sus superiores que viéndola fácil ordenaron cambiar de tema y de lugar, algo que hicimos con mucho gusto. Otro intento de censura se presentó con el libro Disidencia psicoactiva. Movimiento Cannábico Mexicano 2000-2010, una obra única en México, no se pudo presentar en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Querétaro, que es el foco rojo de concientización de ese campus universitario. Y si ellos lo censuraban que podíamos esperar de otras facultades. Afortunadamente, la Facultad de Filosofía se arriesgó a presentarlo aunque los estudiantes asistentes tuvieron que sortear la vigilancia severa a que estábamos todos sometidos, vigilaban que los estudiantes no hicieran desmadre. Diré también que toda esta literatura cannábica nació en espacios literarios como los Encuentros de escritores que se hacen en Azcapotzalco o la Feria del Libro de Ocasión, en el Palacio de Mármol.
Para escribir hay más de cien razones, según la escritora canadiense Margaret Atwood, pero hay menos razones para ser lector, por entretenimiento, por placer, por autodidactismo, y todavía menos razones para ser editor: porque te gusta los libros, por razones comerciales, y lo que a mí me interesa es su aspecto como provocador social: atreverse a buscar autores, publicar temáticas desterradas de los interese comerciales, crear nuevos lectores y gustos literarios.
Finalmente aprovecho para felicitar y reconocer la enorme labor editorial de Noemí Luna García por resolver las múltiples problemáticas que enfrenta una empresa cultural independiente y que gracias a la cual muchos de los que estamos aquí podemos ver editados nuestras obras y difundido nuestras ideas y creaciones literarias.
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