MOISÉS SÁNCHEZ RAMÍREZ*
Miércoles 15 de octubre de 2014
Moisés Sánchez Ramírez, profesionista |
Hoy me sumo con mayor firmeza a los reclamos, a la preocupación y hartazgo de las madres de familia, a muchas familias del país en contra de los crímenes de odio contra mujeres que han sido violadas, incomunicadas, amenazadas, mutiladas, torturadas y vejadas, además de ser privadas de la vida; me sumo a los habitantes de los 2,457 municipios, a las 31 entidades federativas, al Distrito Federal y sus 16 delegaciones, incluido el municipio de Ecatepec de Morelos que en el contexto actual padece la mayor violencia, secuestro, desaparición y feminicidios. Hoy los mexicanos expresamos preocupación por la creciente inseguridad pública a la que nos enfrentamos en la vida cotidiana, diario se cometen actos violentos, ejecuciones sumarias, fosas clandestinas, feminicidios, homicidios, secuestros, robo en todas sus modalidades, hoy el crimen organizado y el narcotráfico han invadido el país entero con la complacencia y complicidad de las autoridades de los tres niveles de gobierno, todos estos hechos de horror perturban la paz y la tranquilidad sociales, afectan el bienestar, la seguridad y el patrimonio de las familias y, en no pocas ocasiones, lesionan irreparablemente la integridad e incluso la vida de muchos mexicanos, más de 150 mil muertes de los gobiernos panistas al actual.
Mientras el país se desangra por la violencia existe el silencio y la inoperancia del Estado mexicano. Cuando estos delitos no se previenen, persiguen y castigan conforme a la ley, se quebranta seriamente el estado de Derecho. Como se ha establecido, la inseguridad es una de las mayores problemáticas que aquejan a la ciudadanía y que no vemos la preocupación del gobierno actual. El incremento de una delincuencia organizada cada vez más violenta, ha creado un clima de incertidumbre y desconfianza entre la población, y ha dado lugar a un proceso de descomposición de las instituciones públicas y de la convivencia social, es decir, estamos ante un Estado fallido y un gobierno fallido.
En la presente administración priista existe no sólo la impunidad y el silencio sino una creciente degradación de la política en materia de seguridad pública. Factores tan relevantes como: el alto índice de corrupción que presentan las instituciones públicas, debido a la penetración de actores de la delincuencia organizada; una constante inobservancia de la Ley, sin pasar por alto un obsoleto marco legal, que consecuentemente produjo una inequidad en la procuración y administración de justicia; y la falta de coordinación de diversas corporaciones policiacas que dieron como resultado un número de elementos con escasa capacitación y que se encontraban, incluso, por debajo de los estándares internacionales. Por lo antes expuesto, me sumo a todas y todos quienes vivimos ya un estado de ¡terror!.
Saludos de manera fraterna al diputado Octavio Martínez Vargas y a David Mancera Figueroa por dar voz a las mujeres jóvenes desaparecidas y asesinadas y sobre todo por esa labor incansable.
* Moisés Sánchez Ramírez, actualmente estudia Maestría en Administración Pública, en la Escuela Superior de Comercio y Administración, Unidad Santo Tomás
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