“(…) casi no hay información que nos permita vincular los terribles acontecimientos con sucesos que los expliquen o den indicios sobre su origen; no hay antecedentes. Los responsables están prófugos o están siendo investigados mientras continúa la búsqueda, pero las esperanzas de encontrarlos con vida parecen esfumarse.”
Por CIBER V. V.
Miércoles 8 de octubre de 2014
Un padre de familia de Ayotzinapa micrófono en mano, lamenta por todos lo ocurrido en Iguala. Foto: José Antonio Guerrero Morales |
Desde el 26 de septiembre del año en curso, día en que fueron asesinados tres estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero y en el que desaparecieron 43 más de ellos, se ha documentado acerca de actores, lugares y tiempos, del número de víctimas y la identificación de los presuntos responsables, así como de la forma y los medios empleados para su traslado, pero prácticamente nada sobre las razones o motivos que provocaron esa descarga excesiva de violencia contra los jóvenes. En tanto los telenoticieros siguen emitiendo pronunciamientos, llamados y discursos oficiales del gobierno, al igual que comparecencias y quejas de los familiares y de los compañeros que están sufriendo este infame hecho, casi no hay información que nos permita vincular los terribles acontecimientos con sucesos que los expliquen o den indicios sobre su origen; no hay antecedentes. Los responsables están prófugos o están siendo investigados mientras continúa la búsqueda, pero las esperanzas de encontrarlos con vida parecen esfumarse.
El estado de derecho al que aludió Peña Nieto en su vano discurso sobre los normalistas, no existe, si así fuera no hubiera tenido a qué salir, otra vez, a dar la cara a los medios. Es muy factible que la ruda incursión y la ilimitada violencia acaecidas, provengan precisamente del crimen organizado que se ha incrustado en los cuerpos armados y en los mandos de gobierno local, fungiendo como policías y algo más, pero ello significa que hay una pérdida total del control sobre éste, o bien, que al lado de las autoridades trabajan para satisfacer intereses propios. Dinámica añeja que no nos asombra, aunque siendo el Partido de la Revolución Democrática, PRD, el que está al frente del poder local de Iguala y del estado de Guerrero, no queda sino reiterar que los representantes del partido que sea, caen sin cesar en la ignominia. Las disculpas que dio el perredista Carlos Navarrete a los guerrerenses, ahora como dirigente nacional de su partido, sólo demuestran que antes de saber a quienes postulan de candidatos, lo que quieren es ganar las elecciones como sea.
Otro aspecto que causa inseguridad, es la escasa y lenta compilación de la información disponible para proceder en contra de los culpables. Según esto, aún no saben si los cadáveres de las fosas encontradas en los alrededores de Iguala, pertenecen a los jóvenes desaparecidos, pero hasta los televidentes sabemos que tienen que haber, además de las pruebas de ADN, rastros o pistas como: huellas de movimiento en el lugar, tierra floja que mostrara de su reciente remoción, datos mínimos sobre edad, sexo, vestimenta, zapatos, etcétera. ¿Son tan ineficaces que no pueden aportar nueva información o más bien la ocultan porque saben que si la revelan queda clara su implicación o negligencia? Es cierto que no hay que brindar información falsa o precaria, pero no darla es también un acto criminal.
Lo que creemos es que funcionarios y gobernantes, tienen miedo y están alargando el tiempo lo más posible, para amortiguar el golpe y aminorar la protesta u otras consecuencias, pero la incertidumbre y el dolor de las madres y los padres de familia, no tiene con que mitigarse; no saben si sus hijos están vivos, ni tampoco por qué no están con ellos. En todo caso, el mundo sabrá que aunque el presidente difunda su discurso, como lo pidió a sus cónsules y embajadores en el extranjero, México no es un país convincente, porque sus instituciones de seguridad están cooptadas por la corrupción y la incompetencia. En este sentido, en el extranjero se tendrá que pensar con detenimiento, si conviene invertir en una nación donde la materia prima de su presente y futuro, es decir, sus jóvenes, tiene que sortear la muerte por algo que, a pesar de continuar velado, tuvo que ser absurdo o descomunal, para generar el ejercicio de tal violencia de las fuerzas policíacas hacia los jóvenes. Acto que de todas formas es ilegal, como lo es cada uno de los que se han reportado sobre el accionar de las autoridades locales.
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