"No se aprecia el valor del agua hasta que se seca el pozo."
Proverbio inglés
Doctor, Oscar Monroy Hermosillo, catedrático e investigador del departamento de biotecnología de la UAM Iztapalapa. Foto: Cortesía |
¿Qué documento lees Monroe?
Como en el caso de los energéticos (petróleo, gas y electricidad) a los mexicanos se nos vienen tiempos difíciles, ahora en torno al asunto del agua. El pueblo inicia su movilización y se organiza para evitar ser despojado del vital líquido por la codicia de la clase gobernante empeñada en privatizarlo todo. Y ahora la disyuntiva se da entre megaproyectos autoritarios impuestos desde arriba, o una planificación participativa en torno a la utilización de nuestros recursos hidráulicos.
¿De eso trata el escrito?
Así es. Se trata de una investigación que me envía mi hermano, Dr. Oscar Monroy Hermosillo, catedrático e investigador del departamento de biotecnología de la UAM Iztapalapa, y presidente de la Comisión de Cuenca Ríos Amecameca y La Compañia, que contempla una tabla comparativa entre una iniciativa ciudadana de ley general de aguas y la iniciativa de la Conagua por parte del gobierno federal.
"Agua para todos, Agua para la Vida", es el lema del movimiento que incorpora a alrededor de 450 investigadores en torno al asunto, y va en referencia al artículo 4o constitucional que mandata: “Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines".
¿Hasta ahí todo bien, o no?
¡Sí! Hasta que se encuentran con la trampa de la CONAGUA que pretende en su iniciativa, tener más facultades y sin mecanismos de participación o vigilancia comunitaria; todo se le va en megaproyectos concesionados a la iniciativa privada (trasvases, desalinizadoras, pozos ultraprofundos, inmensas plantas de tratamiento) y hacer uso de la fuerza pública en contra de las comunidades que se opongan, puesto que contemplan también proyectos energéticos intensivos en agua, entre ellos la temida fracturación hidráulica.
Por ello la preocupación de los investigadores que plantean se abra un debate a nivel nacional sobre el tema para garantizar el buen manejo y gobierno del vital líquido así como para ofrecer agua de calidad para las generaciones presentes y futuras.
¿Y que plantean en concreto?
Pues a la cuestión de dónde vendría el agua, la iniciativa ciudadana propone la restauración y gestión integral de cuencas; monitoreo ciudadano con financiamiento público del acceso equitativo y calidad del agua con un fondo nacional que financiaría sistemas autogestionados en zonas sin acceso.
Actualmente la única responsabilidad del gobierno es el acceso a 50 litros/habitante/día, a cambio de un pago, sin exigir que el agua sea de calidad.
Y así, la iniciativa ciudadana propone el respeto a los sistemas de agua indígenas y comunitarios a fuentes históricas; la prohibición de sustancias tóxicas y radioactivas, así como la utilización de aguas nacionales para la fracturación hidráulica; el aprovechamiento al máximo de las aguas pluviales y residuales en cada cuenca, y lo que me parece de mucha trascendencia, una contraloría social del agua ciudadana y autogestionaria, con la facultad de recomendar la revocación del mandato a las autoridades de los tres niveles de gobierno que incumplan sus obligaciones en la materia poniendo en riesgo este vital recurso. La moneda está en el aire.
fhffh
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