“Chihuahua vive una época oscura donde campean los abusos de poder, las violaciones sistemáticas a los derechos humanos y una persecución inusitada a organizaciones sociales; la censura en los medios y el control que ejerce sobre la mayoría de ellos, vuelve a ser la gran regresión en Chihuahua, pero a la vez el mejor aliciente a la nueva insurgencia cívica, porque nada irrita más que el intento de silenciar. (…).”
Senador, Javier Corral Jurado |
El momento político que vive Chihuahua es de gran intensidad y anticipa el resurgimiento de una insurgencia cívica popular que en la entidad ha tenido épocas decisivas para la democracia en todo México. Titular de memorables gestas en la lucha por la libertad y la democracia, ni más ni menos que el verano caliente de 1986, Chihuahua marcó derroteros indiscutibles en la batalla contra el fraude electoral y las multiplicadas formas de simulación política. Fue larga la empresa cívica y frente a toda adversidad. El sistema se descaró en cinismo y censura, fue cerrando todos los canales de expresión y cometía error tras error, a lo cual el valor chihuahuense opuso formas creativas y desarrolló acciones inéditas de lucha política, como la resistencia y la desobediencia civil.
Fue el momento en el que el periodista Francisco Ortíz Pinchetti, reportero entonces de la revista Proceso, recogió en numerosas crónicas como decisivo de la democratización del país: "En Chihuahua lo insólito se volvió lo cotidiano. Muchas cosas ocurrieron aquí por primera vez, y por primera vez también algo quedó plenamente demostrado: la incapacidad del gobierno de Miguel de la Madrid para entender un reclamo tan simple y tan trascendente, como lo es la exigencia de democracia".
La dura ostra terminó por abrirse, contra todo pronóstico, contra toda voluntad real en ese que era, el sistema de Partido Único.
Ahora los chihuahuenses estamos inmersos en otra batalla que resultará tan larga y compleja como aquella, pero tan trascendente e inevitable como entonces: la lucha contra la corrupción y la impunidad política. También es un esfuerzo cívico que ha logrado reunir a la diversidad social y la pluralidad política del Estado agrupada en el "Movimiento Chihuahuense Unión Ciudadana" que ha decidido enfrentar la escandalosa corrupción del Gobernador de Chihuahua César Duarte. Porque vivimos una paradoja grotesca y a la vez muy triste, cuando parece que nos llegó la democracia electoral, por lo menos la que cuenta los votos el día de la jornada electoral, es precisamente cuando más se ha disparado la corrupción en todos los niveles de gobierno, en los tres poderes de la Unión. No sólo la que le mete la mano al cajón, sino la de los grandes negocios de particulares y gobernantes, la del soborno que se quiere reducir a conflicto de intereses, el cohecho en los más altos niveles del poder en México y no sólo en el agente de tránsito o el policía, la del tráfico de influencias, el lavado de dinero, el enriquecimiento inexplicable de muchos funcionarios públicos.
El gobernador de Chihuahua César Duarte encarna varias de estas formas de corrupción política y ha logrado unir a la sociedad chihuahuense en su contra. Nunca en la historia de nuestro estado se habían escuchado expresiones tan duras y con tanto desprecio por un gobernante. Ha envilecido el ejercicio del poder como no lo hizo ni González Herrera; el General Praxedis Giner Durán le quedó chico en los métodos atrabiliarios. Lo de Patricio Martínez es de niños.
Chihuahua vive una época oscura donde campean los abusos de poder, las violaciones sistemáticas a los derechos humanos y una persecución inusitada a organizaciones sociales; la censura en los medios y el control que ejerce sobre la mayoría de ellos, vuelve a ser la gran regresión en Chihuahua, pero a la vez el mejor aliciente a la nueva insurgencia cívica, porque nada irrita más que el intento de silenciar. La gente sabe que el gobierno del estado ha sido su instrumento de beneficio personal y para sus amigos. Llegó con menos del 50% del electorado y hoy lo repudia más del 80% de la población según las encuestas publicadas recientemente. No sólo no se legitimó, sino que ha concitado un malestar generalizado que abarca a una buena parte de simpatizantes de su mismo Partido. De hecho, de los intramuros de su propio gobierno y desde las filas correligionarias es de donde se nutre de información a varias líneas de investigación sobre otros asuntos aún más escandalosos.
Lo del banco progreso y el fideicomiso de 65 millones de pesos que formó con su esposa para hacerse accionista es la punta del iceberg de su fortuna inmensa, lo suyo son los ranchos, está colmado de grandes extensiones de tierra a nombre propio, de familiares y presta nombres que fue adquiriendo con malas artes, a unos se los quitó, a otros los obligó y a otros tantos se los compró en condiciones ventajosas. Este es el verdadero asunto de la corrupción que lo enloda, si alguien lo sabe exactamente, es el propio César Duarte.
Por eso la manera tan ruin como ha reaccionado, y la torpeza de sus respuestas. En la absoluta desesperación comete error tras error, busca intimidarnos y sembrar el miedo entre la población, pero ya no lo está consiguiendo porque en realidad el que está mostrando su temor profundo es él mismo. Ayer, con enorme irresponsabilidad estuvo a punto de provocar la violencia en la concentración que nuestro movimiento convocó en la Plaza Hidalgo de la Ciudad de Chihuahua. En la línea de provocación y hostigamiento que ha mantenido hacia los diversos actos y asambleas constitutivas del Movimiento UNION CIUDADANA sobrepasó todos los límites, pues buscó confrontar a la ciudadanía con provocadores que mandó a nuestro acto. Se pintó Duarte de cuerpo entero.
Primero decidió un día antes llenar los espacios públicos del Centro Histórico con eventos gubernamentales; programó en la misma plaza Hidalgo, a la misma hora, un "festival cultural para la familia" y tomó desde la madrugada la calle colocando un megaescenario de estructura metálica. El operativo de boicot inició días antes con la difusión en redes sociales de una imagen en donde se anunciaba la cancelación de la manifestación "por no existir condiciones adecuadas" tratando además de simular este falso aviso como parte del movimiento al colocar los logos de Unión Ciudadana, empleando para ello información mentirosa. Cuando nos percatamos del intento de sabotaje -porque no lo logró-, los dirigentes del movimiento nos trasladamos a la Plaza y tomamos desde temprano el escenario y ahí nos quedamos hasta la hora de inicio del acto que habíamos anunciado con un mes de anticipación. Mandó un grupo de choque para tratar de desalojarnos, pero la gente resistió muy organizada y firme. Puso en riesgo a niños y personas de la tercera edad.
De qué nivel de primitivismo político no será el gobernador de Chihuahua que dispuso de enormes aparatos de sonido que colocó a los lados de nuestro acto para tratar de sofocar las voces que esta tarde histórica tomaron la palabra para exigir la renuncia del tirano. A pesar de que cerró decenas de calles alrededor del Palacio para que la gente no llegara, miles de chihuahuenses se hicieron presentes y pese al ruido aturdidor de las bocinas del Gobierno Estatal se escuchó el Bando Solemne por el que anunciamos el inicio de un movimiento de resistencia y desobediencia civil:
"Nosotros ciudadanos y ciudadanas de Chihuahua y México:
Considerando que la declaración universal de los derechos humanos tiene en el más altísimo lugar la existencia del estado de derecho al que estima esencial para toda la sociedad, que a la vez reconoce la dignidad de la persona y el progreso social como valores básicos para todos; considerando que la constitución de los estados unidos mexicanos proscribe la corrupción política al disponer que las instituciones del poder estatal sólo tienen sentido cuando benefician al pueblo y encuentran en él su única fuente.
Considerando que sólo el pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno; considerando que César Horacio Duarte Jáquez ha pisoteado y traicionado estos principios en su calidad de gobernador del estado por sus abusos para someter al pueblo a una tiranía corrupta, intolerable y ya insoportable; declaramos que asumimos desde ahora el resguardo de todos nuestros derechos y prerrogativas que correspondan a la dignidad de todas las personas, los ciudadanos y ciudadanas de Chihuahua; que desconocemos a César Horacio Duarte Jáquez como gobernador del estado de Chihuahua, porque ha perdido toda condición de legitimidad, calidad moral y política, y le exigimos que renuncie.
Solemnemente declaramos que hoy iniciamos el ejercicio directo de nuestra soberanía política y convocamos a todo el pueblo de Chihuahua a sumarse a la causa de UNION CIUDADANA en contra de la corrupción y la impunidad que azota a Chihuahua. Para lo cual emprenderemos las acciones necesarias tanto de resistencia como de desobediencia civil que manifiesten nuestro repudio al tirano y nuestra inquebrantable decisión de no obedecer en modo alguno al que atropella la dignidad del Pueblo de Chihuahua".
La nueva insurgencia ciudadana ha iniciado y nada la detendrá. El tirano sabe que está próxima su caída.
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