Desde los primeros días de la insurrección zapatista y hasta su último aliento, el escritor uruguayo Eduardo Galeano acompañó y compartió la lucha de los pueblos zapatistas de Chiapas, a donde llegó por primera vez durante el Encuentro Intercontinental por la Humanidad y Contra el Neoliberalismo, celebrado en agosto de 1996 en la comunidad de La Realidad, Chiapas, la misma en la que en mayo de 2014 asesinaron al maestro zapatista José Luis López, alias "Galeano".
A continuación el texto de Eduardo Galeano sobre los zapatistas, escrito en 1995.
El desafío (1995).
En Chiapas, los enmascarados desenmascaran al poder. Y no solamente al poder local, que está en manos de los devastadores de bosques y los exprimidores de gentes. La rebelión zapatista viene desnudando también, desde hace un año y medio, al poder que reina sobre todo México, un poder cuyas peores costumbres enseñan que las urnas y las mujeres están para ser violadas y que hacer política consiste en robar hasta las herraduras de los caballos en pleno galope.
Mensaje para el diálogo de la sociedad civil, junio de 1995. FOTO: Heriberto Rodríguez |
Está el mundo sometido a una vasta dictadura invisible. En ella, la injusticia no existe. La pobreza, pongamos por caso, que a tantos atormenta y que tanto se multiplica, no es un resultado de la injusticia, sino el justo castigo que la ineficiencia merece. Y si la injusticia no existe, la pasión de justicia se condena como terrorismo o se descalifica como mera nostalgia. ¿Y la solidaridad? Lo que no tiene precio, no tiene valor: jamás la solidaridad se ha cotizado tan bajo en el mercado mundial. La caridad está mejor vista, pero hasta ahora, que yo sepa, el supergobierno del mundo no ha ofrecido ningún Ministerio de Economía a la Madre Teresa de Calcuta.
El supergobierno: los gobiernos están gobernados por un puñado de piratas, elegidos en ninguna elección. Ellos deciden la suerte de la humanidad y le dictan el código moral. En vez de un gancho, tienen en el puño una computadora, y al hombro llevan un tecnócrata en lugar de un papagayo. Ellos dominan los siete mares de las altas finanzas y del comercio internacional, donde navegan los que especulan y se ahogan los que producen. Desde allí, distribuyen el hambre y la indigestión en escala mundial, y en escala mundial manejan a los mandones y vigilan a los mandados. La televisión, que trasmite sus órdenes, llama paz mundial o equilibrio internacional a la resignación universal.
Pero la condición humana tiene una porfiada tendencia a la mala conducta. Donde menos se espera, salta la rebelión y ocurre la dignidad. En las montañas de Chiapas, por ejemplo. Largo tiempo callaron los indígenas mayas. La cultura maya es una cultura de la paciencia, que sabe esperar.
Ahora, ¿cuánta gente habla por esas bocas? Los zapatistas están en Chiapas, pero están en todas partes. Son pocos, pero tienen muchos embajadores espontáneos. Como nadie nombra a esos embajadores, nadie puede destituirlos. Como nadie les paga, nadie puede contarlos. Ni comprarlos.
http://goo.gl/Jad1WS
Publicar un comentario Blogger Facebook