“Después de años de multitudinarias protestas callejeras, ataques constantes desde los medios de comunicación y complicadas divisiones internas, la sociedad griega ha logrado unirse para defender el espacio público de deliberación democrática del autoritarismo financiero impuesto desde Berlín y Bruselas.”
El Ministro de Finanzas griego, Euclid Tsakalotos, conversa con los legisladores durante la sesión parlamentaria sobre la nueva propuesta en Atenas, Grecia. Foto: EFE |
Viernes 10 de julio de 2015
La contundente victoria popular en las urnas ayer en Grecia demuestra que la política de masas sigue viva como una esfera clave para la acción social en el mundo entero. Yerran los fundamentalistas de la izquierda responsable que en lugar de enfrentar al poder y cambiar las reglas del juego aceptan de antemano los términos de negociación impuestos por el poder financiero. También se equivocan quienes creen que la resistencia estrictamente local y ciudadana, sin vinculación alguna a partidos políticos con proyección nacional, es la única forma de combatir los embates de las oligarquías nacionales y la plutocracia global.
El voto en contra de las condiciones de austeridad exigidas por la Unión Europea a Grecia confirma una vez más que la política es, será y ha sido siempre un libro abierto donde el pueblo movilizado tiene la posibilidad de transformar el curso de la historia.
Después de años de multitudinarias protestas callejeras, ataques constantes desde los medios de comunicación y complicadas divisiones internas, la sociedad griega ha logrado unirse para defender el espacio público de deliberación democrática del autoritarismo financiero impuesto desde Berlín y Bruselas.
La ruta trazada por el primer ministro griego, Alex Tsipras, se parece mucho a la estrategia que ha seguido Andrés Manuel López Obrador desde hace más de una década. La digna terquedad y valiente negativa a aceptar la derrota de las causas justas los han convertido en líderes políticos sumamente populares. La sencillez y la radicalidad pragmática de ambos hombres de Estado les han permitido ganar la confianza de sus pueblos respectivos.
Durante los días antes del referendo de este domingo, el pueblo griego fue sometido a una avalancha de espots televisivos, columnas periodísticas y reportajes sesgados que querían inducir el voto en favor de las reformas estructurales que buscan imponer las autoridades de la Unión Europea.
El cierre de campaña del grupo del sí recibió una amplia cobertura en los principales canales de televisión, mientras el acto del no, encabezado por el propio Tsipras, fue desdeñado por los medios. En general, millones de euros y dólares de origen desconocido fluían a Grecia no para salvar a sus bancos o para apoyar a sus ciudadanos, sino para intentar asustar a la población y hacerla creer que Tsipras y Syriza implican un peligro para Grecia.
Una acción internacional similar tuvo lugar cuando López Obrador encabezaba las preferencias unas semanas antes de las elecciones presidenciales de 2006. Y vuelve a ocurrir hoy a partir del histórico desempeño de Morena en las elecciones de 2015.
La economía mexicana es más robusta que la griega. Tenemos una población 11 veces más grande, así como una economía cuatro veces mayor que Grecia. La carga de nuestra deuda pública es mucho menor y si bien el crecimiento económico mexicano ha sido raquítico durante los años recientes, todavía no hemos llegado a los niveles de crisis generalizada en que hoy se encuentra Grecia.
Sin embargo, si seguimos por el camino de la integración neoliberal estadunidense trazado por el Pacto por México muy pronto tendremos el mismo destino que el pueblo helénico. Hoy vivimos dentro de una burbuja financiera artificial generada por el gasto electoral de Miguel Ángel Osorio Chong y el seguro petrolero de Luis Videgaray. El año 2015 podría traer un verdadero desastre económico. Peña Nieto ya se prepara para este escenario proponiendo desde ahora fuertes recortes al presupuesto público de acuerdo con las recetas de Washington y de los principales organismos financieros internacionales.
En Grecia, quienes hicieron ganar el no en contra de la austeridad y en favor de la democracia fueron principalmente los y las jóvenes. Casi siete de cada 10 jóvenes menores de 30 años votaron en favor de la dignidad y la soberanía nacional. Es por ello que el secretario de Hacienda griego, YanisVaroufakis, ayer exclamó que el corazón de Europa hoy late en Grecia.
Los y las jóvenes mexicanos tienen hoy la oportunidad de seguir el ejemplo de sus hermanos y hermanas griegas.
Grecia es para Europa lo que Guerrero es para México y México para las Américas. Los tres son territorios rebeldes cuyas grandes trayectorias históricas les han dado a sus pueblos la fuerza necesaria para levantar la cabeza y dar una lección de dignidad universal. Participemos desde México en la regeneración de la esperanza democrática en el mundo entero.
johnackerman.blogspot.com
Twitter: @JohnMAckerman
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