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“Las comparecencias de los secretarios del gabinete ante el pleno de la LIX Legislatura del estado de México con motivo del 4º informe del gobernador Eruviel Ávila Villegas, se han convertido en una verdadera pantomima tal y como ocurrió con la teatralización de su propio informe. (…).”


“La grande y verdadera gloria supone estas tres condiciones: que nos ame la ciudadanía, que confíe en nosotros y que, con cierta admiración, nos considere dignos de honor”. Cicerón 

Carlos Monroy Hermosillo. Foto: CMH
Martes 13 de octubre de 2015

Las comparecencias de los secretarios del gabinete ante el pleno de la LIX Legislatura del estado de México con motivo del 4º informe del gobernador Eruviel Ávila Villegas, se han convertido en una verdadera pantomima tal y como ocurrió con la teatralización de su propio informe. No existe un verdadero debate; simples sesiones de preguntas y respuestas donde a los diputados no se les concede el derecho de réplica en su propia casa, donde se supone representan al verdadero poder popular. Son controlados desde Lerdo 300, por la “Junta de Coordinación Política”, que funge como mediatizadora del trabajo legislativo, y tal vez por ello se felicite tanto al secretario general de Gobierno, José Manzur Quiroga, de quien ahora se presumen sus dotes de gran operador político del titular del Ejecutivo estatal y posible candidato por el PRI a la gubernatura del estado para el 2017. Que alguien recuerde a los legisladores que ya pasaron los tiempos de pretender “dar atole con el dedo” a los ciudadanos, hartos de tanta simulación. Mejor métanse en la mente aquella sentencia del gran Cicerón quien decía: “La grande y verdadera gloria supone estas tres condiciones: que nos ame la ciudadanía, que confíe en nosotros y que, con cierta admiración, nos considere dignos de honor”. Su compromiso debiera ser con la transparencia y una verdadera rendición de cuentas, y en tal sentido, denunciar las manipulaciones que se han hecho durante el desfile de funcionarios que comparecen en el salón Benito Juárez de la Cámara de Diputados local, convertido en circo mediático y no en lo que debiera ser: foro de debate, discusión y análisis del cuarto año de gestión gubernamental. El primero que está obligado a comparecer es el propio titular del Ejecutivo, Eruviel Ávila, para que explique, por ejemplo, el por qué ha crecido el número de pobres en el estado de México que pasó del 45.3%, a 49.6%; o el de personas en pobreza extrema que se elevó del 5.8% a 7.2% de la población; o por qué el rezago educativo se disparó a 58 mil personas. Sobre todo, los ciudadanos merecen una explicación sobre la subestimación de los montos de los ingresos del gobierno estatal durante el 2014 y 2015 que revelaron montos superiores en 32.4% a lo inicialmente estimado, como lo denunció valientemente el diputado perredista Javier Salinas Narváez, presidente de la Comisión de Finanzas Públicas de la Legislatura mexiquense. Pero si los diputados desean lograr una real independencia respecto del poder ejecutivo y respeto institucional y entre ambos poderes, lo primero que deberían hacer es que se revise y transparente el PAC que fue desviado de sus objetivos originales de apoyo a las comunidades, para convertirse en una perversa maquinaria de control político y cooptación de voluntades legislativas.

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