“(…) La polémica se centra entre el capo y la actriz, pero nada sobre la investigación en torno de la red de funcionarios que ayudaron a la segunda fuga.”
Senador Javier Corral Jurado
Martes 19 de enero de 2016
Sumido en el desprestigio, el gobierno ha volcado su capacidad propagandística y de control mediático para magnificar la recaptura del Chapo Guzmán, como no lo hizo cuando tras 14 años de mantenerse prófugo de su primera escapatoria fue aprehendido. Aquel fue el logro importante, ahora sólo la enmienda de un craso error, una fuga que fue escarnio y burla mundial por el componente de complicidad oficial y debilidad institucional que facilitó la evasión del capo, además de sus destrezas reconocidas en la construcción de túneles y el navegar por las cloacas del drenaje pluvial.
Despilfarradas las reformas legislativas, fracasado en sus objetivos económicos y en la “nueva” estrategia de seguridad, sin éxito relevante en las manos, el gobierno de Peña Nieto no cesa en echarse porras; la aprehensión del Chapo le rinde para alivianar preocupaciones sociales y seguir atajando escándalos de corrupción. El gobierno ha extendido la celebración más de la cuenta administrando las filtraciones telefónicas y las fotografías. Hay una campal entre los principales medios para destacar los dos ejes de la estrategia comunicacional: humillar al que los humilló y continuar por la vía de la comunicación oficial, el rodaje de esa película que la doble y temeraria fascinación – entre la actriz y el narcotraficante – planeaban para volver a exhibir al gobierno.
Pero más allá de las fotos que muestran al Chapo en el suelo, bajo el acecho de un perro, así como de los chats filtrados que dan cuenta de la manera en que una actriz puede quedar impregnada de uno de sus mejores papeles cinematográficos, el fondo está irresuelto, aunque pretendan sepultarlo: la debilidad institucional, la crisis de derechos humanos, el nivel de incompetencia y la corrupción que ahogan a este gobierno. La polémica se centra entre el capo y la actriz, pero nada sobre la investigación en torno de la red de funcionarios que ayudaron a la segunda fuga.
La magnificación busca distraer dolencias mayores: La devaluación sin tregua del peso como ribete de una política económica que ha aumentado el empobrecimiento; y la detención de Humberto Moreira en España, sin colaboración, pesquisa o exhorto del gobierno mexicano. Lo primero es la confirmación del fracaso y la mala administración de las reformas que el Congreso les puso en charola de plata, y lo segundo – silencio e inactividad en torno del moreirazo -, es la muestra de la impunidad que el cinismo político del grupo gobernante instaló ya para el resto del sexenio.
Porque es vergonzoso que sólo en Estados Unidos o en Europa, particularmente en España, sean detenidos los responsables de saqueos multimillonarios al erario de los mexicanos; políticos corruptos sobre los que pesan desde hace varios años acusaciones bien documentadas y aquí nada se hace, como son los casos, paradigmáticos del saqueo público, de los gobernadores Duartes, tanto el César de Chihuahua como el Javier de Veracruz.
Sin embargo el caso de Moreira, es aleccionador para la acción corrupta y corruptora de los nacionales, ahí donde creen disfrutar el retiro, el exilio, la beca o la embajada pueden encontrar la cárcel. No importa la jurisdicción para el castigo, lo importante es el antecedente.
En paralelismo grotesco, pues marca la diferencia entre las justicias que se buscan, la Policía Nacional de España, puso en su cuenta de Twitter el pasado 15 de enero: “Detenido en Barajas Humberto Moreira por Orden Fiscalía Anticorrupción. Esta tarde pasa a disposición de Audiencia Nacional. #misióncumplida”. Así, exactamente como remató el anuncio Peña Nieto en su cuenta de twitter sobre la detención de “El Chapo”.
De acuerdo al diario El Español que ha dado puntual seguimiento al asunto, Moreira ha sido imputado por varios delitos entre los que se encuentran: blanqueo de capitales, malversación de caudales públicos, organización criminal y cohecho. Su detención se hizo en el marco de una investigación de la Fiscalía Anticorrupción, misma que fue alertada por autoridades de los Estados Unidos de que un dirigente mexicano podría estar blanqueando dinero en España. Por ahora se tienen detectadas transferencias de alrededor de unos 200.000 euros en 2013 aunque la investigación sigue abierta.
Para nada sorprenden los cargos en contra de Moreira, menos aún después de que endeudara a Coahuila de manera ilegal (mediante la falsificación de decretos del Congreso para obtener créditos bancarios) por más de 34 mil millones de pesos.
Decía Julio Scherer García, el fundador de Proceso, que no hay abrigo para la mentira, tarde o temprano manos hábiles la desnudan. Que mejor que no haya refugio alguno para los ladrones, que tarde o temprano, en España o en cualquier otro país del mundo, haya jueces que los hagan atrapar.
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