* Fuego amigo elimina a Moreira de la sucesión presidencial * México, olvidado de Dios y el mal gobierno * "¿En qué país estamos Agripina? Y ella se alzó de hombros". * Clepto-kakistocracia mexicana
Por Carlos Monroy Hermosillo
Toluca, Méx. a 20 de enero del 2016. Resulta que ante la ausencia de impartición de justicia, transparencia y rendición de cuentas en México, ahora nos la exportan desde Estados Unidos y España, como en el caso de Humberto Moreira, (ex gobernador de Coahuila, ex presidente nacional del PRI, excremento de la clase política nacional adherida al "Pacto Por México", y gran aliado del presidente Enrique Peña Nieto), a quien le aportó una gran cantidad de recursos para su campaña presidencial, y quién, por cierto, también debería ser investigado, junto con sus principales colaboradores, Miguel Ángel Osorio Chong, Luis Videgaray, y Rosario Robles, por abuso de poder, sobornos, chantajes, enriquecimiento inexplicable, tráfico de influencias, desvío de recursos y traición a la Patria, lo que a cada quien y a cada cual corresponda. En el caso particular de Humberto Moreira ya se le acusa hasta de delincuencia organizada y lavado de dinero por cientos de miles de dólares; pero defraudó al erario de Coahuila, entidad de la cual fue gobernador, por un monto superior a los 35 mil millones de pesos, y dejó en el cargo a su hermano, Rubén, como si se tratara de un derecho hereditario. Dentro del currículo del indiciado está la de haber ingresado a la lista de la revista Forbes como uno de los diez más corruptos de México, entre quienes también destacan Raúl Salinas de Gortari, Elba Esther Gordillo, Carlos Romero Deschamps, Genaro García Luna, Arturo Montiel, Fidel Herrera y Tomás Yarrington, entre otros. A petición del gobierno de los Estados Unidos ha sido detenido en España, y con ello se da al traste con un brillante futuro que para él pretendía construir Enrique Peña Nieto para hacerlo secretario de Gobernación y presidenciable para el 2018. ¿Fuego amigo? Por los casos de corrupción en todos los niveles de gobierno (municipal, estatal y federal) y poderes establecidos (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) se explica el nivel de impunidad en México que alcanza hasta el 98%, y nos ubica como uno de los países más corruptos del mundo y el primero en América Latina. En México el gobierno se ha especializado en construir desigualdad e injusticia, mientras que los miembros de la alta burocracia política se hacen expertos en tender puentes, y hasta túneles, que los lleven a conectarse con potentados, (o engendrarlos si es necesario, como en los casos de HIGA y OHL, los Slim, Salinas Pliego, Alberto Bailleres, Germán Larrea, etcétera), para la consecución de grandes negocios, pisoteando los derechos de los más, despojándolos de sus bienes, tierras y riquezas acuíferas. Según el informe "OXFAMDAVOS 2016, una economía al servicio del 1%", publicado en los medios hace algunos días, la riqueza conjunta de cuatro multimillonarios ha pasado del 2% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2002, al 9% en 2014. Se trata de fortunas que se han creado producto de privatizaciones o adjudicación de concesiones otorgados por los gobiernos federales desde Carlos Salinas hasta Peña Nieto, y que han profundizado las desigualdades sociales en México. Así ha funcionado el contubernio entre poder político y poder económico durante los últimos 33 años en este país, erosionando la gobernabilidad democrática, con el consiguiente debilitamiento de las instituciones y el rompimiento del tejido social. Como diría don Alfredo Jalife -Rahme, gran patriota y defensor de los recursos energético de México: vivimos en el reino de la "clepto-kakistocracia"; es decir, clepto: del griego hurtar; y kakistocracia: el gobierno de los peores. Lo que me hace recordar un hermoso pasaje de Juan Rulfo en "El llano en Llamas", en un relato sobre "Luvina", un pueblo olvidado de Dios y el mal gobierno, como ahora ocurre por toda nuestra tan maltratada República: "¿Dices que el gobierno nos ayudará, profesor? ¿Tú no conoces al gobierno? Les dije que sí. También nosotros lo conocemos. Da esa casualidad. De lo que no sabemos nada es de la madre del gobierno. Yo les dije que era la Patria. Ellos movieron la cabeza diciendo que no. Y se rieron. Fue la única vez que he visto reír a la gente de Luvina. Pelaron sus dientes molenques y me dijeron que no, que el gobierno no tenía madre. Y tienen razón...", "¿En qué país estamos, Agripina? Y ella se alzó de hombros."
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