* ¿De qué color es la piel del mexicano tan discriminado allá como olvidado acá?
Lubezki, DiCaprio e Iñárritu, triunfadores. Foto Internet |
Por Carlos Monroy Hermosillo
Miércoles 2 de marzo del 2016
TOLUCA, Méx. El llamado que hizo Alejandro González Iñárritu durante la entrega del "Oscar" de la Academia al mejor director por "El Renacido", de que debemos separarnos de todo prejuicio, de ese pensamiento tribal y asegurarnos de una vez por todas, de que el color de nuestra piel se vuelva tan irrelevante como el largo del cabello, es un mensaje directo al candidato presidencial por el partido republicano, Donald Trump, por sus declaraciones con un alto contenido racista y en contra de los migrantes mexicanos: "Hay una frase en la película en la que Glass –personaje interpretado por DiCaprio– le dice a su hijo mestizo: ‘Ellos no te escuchan, solo ven el color de tu piel’.
De manera similar, el Papa Francisco se expresó en días pasados en contra de las declaraciones de Trump (personaje de mentalidad demencial), de construir un muro fronterizo en los límites de México con los Estados Unidos, a cargo y costo de los mexicanos, cuando mencionó que un muro no es digno de una conducta cristiana. Y por su parte, el ex presidente de México, Felipe Calderón, el responsable de declararle la guerra al narco cuyo costo ha significado la pérdida de más de cien mil vidas de mexicanos (ya no estoy tan seguro de si el mismo gobierno y los organismos no gubernamentales tiene siquiera una cifra aproximada de muertos y desaparecidos, cuando todo el territorio nacional está convertido en una gran fosa clandestina y común), definió el discurso de Trump como igual al de Hitler.
Y es que el tal Trump, que ya tiene preocupada a la propia clase política norteamericana, incluyendo a los dirigentes de su partido, el republicano, por su avance en las preferencias del electorado rumbo a las elecciones presidenciales, se siente hecho a mano, de otra estirpe y linaje, de sangre pura que hasta la raza aria le envidiaría. O como el propio Hitler afirmara en su momento, y hoy parece ser muy actual por el discurso del gringo: "fomentar la preponderancia del más fuerte y a exigir la supeditación del débil, de acuerdo con la voluntad inexorable que domina el universo". No olvidemos que el propio Hitler alguna vez reconoció el hecho de que en los Estados Unidos "reconocen en parte el principio que fundamenta la concepción racial del Estado nacionalsocialista" ... "y donde se nota el empeño de buscar en este orden el consejo de la razón ... al prohibir terminantemente la entrada en su territorio de inmigrantes afectados de enfermedades infecto-contagiosas y excluir de la naturalización, sin reparo alguno, a los elementos de determinadas razas".
Pero, en un gran contraste, uno de los más grandes pensadores mexicanos del siglo pasado, el ilustre José Vasconcelos, autor del "Ulises Criollo" y la frase y lema de la UNAM, "Por Mi Raza Hablará el Espíritu", afirmaba "que nuestra mayor esperanza de salvación se encuentra en el hecho de que no somos una raza pura, sino un mestizaje, un puente de razas futuras, un agregado de razas en formación: agregado que puede crear una estirpe más poderosa que las que proceden de un solo tronco".
Dicen que el miedo no anda en burro, y a Iñarritu pretendieron censurarle su discurso, por el temor que desde Los Pinos se le tenía a sus palabras, como ocurrió el año pasado. ¿A qué nivel se llegó para llevar a cabo esta intentona? De todas formas, lo dicho, dicho está. Así como los mexicanos merecemos un buen gobierno, la cuestión también está en saber: ¿de qué color es la piel del mexicano, tan discriminado allá como olvidado acá?
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