“El cinismo de los poderosos ha llegado a un extremo
francamente insostenible. Tarde o temprano hará agua la actual espiral de
mentiras sobre hipocresías utilizadas para recubrir las falsedades y fraudes en
que se sostiene el régimen actual.”
Todos se parecen al proverbial burro que hace mofa de las orejas de su compañero. Foto Redes
Lunes 9 de mayo de 2016
Joaquín López-Dóriga reclama las mentiras propagadas por los
medios de comunicación, Manlio Fabio Beltrones denuncia la infiltración del
narcotráfico en los partidos políticos, Aurelio Nuño lamenta la falta diálogo
en el camino de la reforma educativa y Salvador Cienfuegos cuestiona la
violación de los derechos humanos por las fuerzas armadas. Todos se parecen al
proverbial burro que hace mofa de las orejas de su compañero.
El jueves pasado, el Wall Street Journal dio
a conocer una carta que denuncia la supuesta existencia de un operativo masivo
de lavado de dinero y de compraventa de informerciales en
Televisa por el gobierno federal, gobiernos estatales y partidos políticos.
Aparentemente, durante los últimos años Televisa habría recibido mil millones
de dólares en efectivo con el fin de favorecer a políticos y gobiernos con
cobertura favorable.
Esta denuncia es perfectamente creíble para la población
mexicana, acostumbrada a atestiguar las mentiras y manipulación constantes
protagonizadas por esa televisora monopólica. Hace meses una de las locutoras
estrellas de Televisa, Andrea Legarreta, confesó públicamente que en un
programa de televisión los contenidos, menciones y secciones no los escribimos
los conductores y que frecuentemente sólo somos el medio para hacerle
llegar al público lo que esos anunciantes quieren compartir. También habría que
recordar el esquema de triangulación financiera descubierto por Jenaro
Villamil, de Proceso, y Jo Tuckman, de The Guardian, por
medio del cual el PRI habría comprado ilegalmente el apoyo de Televisa a la
campaña presidencial de Peña Nieto en 2012.
Uno no sabe si reír o llorar después de leer el artículo de
López-Dóriga en Milenio en respuesta al artículo del Wall
Street Journal. El locutor denuncia la ruindad humana y la
bajeza de los autores de la carta y señala que la amplia difusión del caso desnuda
la fragilidad de un sistema en el que, insisto, vale más lo verosímil que lo
verídico, la percepción que la realidad, lo falso que lo cierto, lo anónimo que
lo que se firma, la mentira que la verdad.
La hipocresía del poder ha llegado a un nivel tan extremo,
que el principal vocero del mismo sistema de mentiras tiene la desfachatez de
denunciar la fragilidad informativa y la ruindad humana que
él se ha dedicado a fomentar desde hace décadas. Son patadas de ahogado de una
red de poder putrefacta que cada día se hunde más en el pantano de su cinismo.
Para rematar el espectáculo, el día después de la carta del
locutor televisivo, el presidente del Partido Revolucionario Institucional
(PRI) denunció la infiltración de su partido por el narcotráfico y ha
suspendido los derechos de tres candidatos a presidencias municipales en el
estado de Tamaulipas. Así como pocos creen en la honestidad de López-Dóriga,
aún menos se dejarán engañar por las manipulaciones de Beltrones, quien busca
dar la impresión de que la narcopolítica sería algo nuevo y que se
limitaría exclusivamente al ámbito municipal.
Por ejemplo, a Beltrones se le olvidó mencionar que los dos
ex gobernadores de su partido en Tamaulipas, Tomás Yarrington y Eugenio
Hernández, hoy se encuentran prófugos de la justicia e investigados
precisamente por sus posibles vínculos con el crimen organizado. El presidente
del PRI tampoco comentó sobre el apoyo irrestricto que su partido ha dado a
Humberto Moreira, acusado de lavado de dinero por las autoridades de Estados
Unidos y todavía sujeto a investigación en España.
Beltrones también ha mantenido un silencio sepulcral sobre
las revelaciones recientes de Aristegui Noticias sobre el probable
financiamiento del cártel de Juárez a la campaña de Peña Nieto
en 2012. También es importante recordar cómo hace años el New York
Times señaló a Beltrones por sus posibles vínculos con redes de lavado
de dinero y narcotráfico cuando fungía como gobernador del estado de Sonora.
El secretario de Educación Pública no se ha quedado atrás.
El mismo señor que ha buscado imponer su reforma educativa neoliberal
a sangre y fuego ahora acusa a maestros y estudiantes del Instituto Politécnico
Nacional (IPN) por su supuesta falta de interés en el diálogo. Habría que
recordar al sargento Nuño que él fue quien actuó de manera
unilateral e irresponsable con el cambio de adscripción de esta institución y
es él quien se ha negado a acudir a las instalaciones universitarias para
sostener un diálogo con los dignos estudiantes y profesores del Poli.
El secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos,
también se ha sumado a la feria de cinismos y mentiras del poder. Sus disculpas
públicas por un caso de tortura difundido por las redes sociales solamente
buscan tender una cortina de humo frente al encubrimiento del Ejército en el
caso de Ayotzinapa y los abusos sistemáticos de parte de las fuerzas armadas a
los derechos humanos en todo el país.
El cinismo de los poderosos ha llegado a un extremo
francamente insostenible. Tarde o temprano hará agua la actual espiral de
mentiras sobre hipocresías utilizadas para recubrir las falsedades y fraudes en
que se sostiene el régimen actual.
Twitter: @JohnMAckerman
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