“¿Qué pasa en el Estado de México? Un día asesinan a un alcalde, al otro a un funcionario municipal o a un líder social; asimismo, hay atentados sin resolver, como el de Ramón Montalvo Hernández, alcalde de Valle de Chalco, pero para el gobierno de Eruviel Ávila Villegas, 'no pasa nada', todos sus funcionarios callan y no se capturan a un solo asesino.”
En este vehículo fue asesinado Cristian Ramos Melchor, una camioneta de su propiedad, en la carretera a San Pedro de los Baños, municipio de Ixtlahuaca. Foto Especial |
JUAN LÁZARO SANTIAGO
Estado de México, martes 10 de mayo de 2016
¿Qué pasa en el Estado de México? Un día asesinan a un alcalde, al otro a un funcionario municipal o a un líder social; asimismo, hay atentados sin resolver, como el de Ramón Montalvo Hernández, alcalde de Valle de Chalco, pero para el gobierno de Eruviel Ávila Villegas, “no pasa nada”, todos sus funcionarios callan y no se capturan a un solo asesino.
Apenas ayer 9 de mayo, un dirigente de Antorcha Campesina en la región de Atlacomulco -por cierto, tierra del presidente de la Republica, Enrique Peña Nieto-, fue asesinado de un tiro en la cabeza.
Es obvio que este crimen lleva un mensaje al Movimiento Antorchista Nacional, una de las organizaciones políticas que más ha crecido en el Estado de México y representa un riesgo para los grupos de poder o caciques de cada región.
Y el mensaje pudo haber salido de alguna oficina del gobierno de Eruviel Ávila o de algún alcalde que se haya resentido por el activismo del antorchismo en la región de Atlacomulco.
Ayer mismo, el pleno de la dirigencia antorchista en el Estado de México, fijó su postura y no descarta la posibilidad de que haya sido un crimen político.
Y esa posibilidad se fortalece más cuando la misma Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) decidió callar y no proceder como en todos los recientes asesinatos de funcionarios municipales en Nezahualcóyotl, Valle de Chalco y Jilotzingo.
Para empezar la PGJEM no envió ningún comunicado a la opinión pública, como lo hizo con el asesinato del alcalde de Jilotzingo, el director de Desarrollo Económico de Valle de Chalco y de la subdirectora de Egresos del municipio de Nezahualcóyotl.
Los funcionarios de la procuraduría estatal se comprometieron a resolver “pronto” los crímenes en esos municipios, pero en el caso del líder de Antorcha Campesina en la región de Atlacomulco, ni media palabra, ni un solo comunicado de prensa.
¿Qué pasa con este asesinato? ¿Es político? ¿Es para amedrentar a los activistas antorchistas? ¿Es para frenar su crecimiento en el Estado de México?
En la ciudad de Toluca se ha desplegado toda una campaña de desprestigio en contra de esa organización política, diciendo “antorcha es muerte”, para meterle miedo a la gente.
Pero ¿era necesario asesinar a un líder antorchista para intimidar a los antorchistas?
Creo que no es el camino para frenar o meterles miedo a los integrantes de esta organización; al contrario, Antorcha, por cada golpe que recibe, crece.
Y ahora, ya tienen otro motivo para movilizarse, para exigirle a la PGJEM y al gobernador Eruviel Ávila Villegas, justicia.
El secuestro y asesinato de don Manuel Serrano Vallejo, padre de Maricela Serrano Hernández, motivó a todos los antorchistas del país a movilizarse para exigir justicia; además, de que, con ello, nacieron “las cadenas humanas” que hoy se realizan en diversos municipios, como Los Reyes La Paz y Ecatepec, para protestar contra la inseguridad y la falta de obra.
A don Manuel Serrano Vallejo lo consideran un mártir al interior del Movimiento Antorchista y bandera de lucha.
Cristian Ramos Melchor es ya otro mártir de los antorchistas que no pararan hasta conseguir justicia y la captura de los asesinos.
PARA EL ARCHIVO…
De acuerdo al informe de la policía estatal, a las 8:35 horas del 9 de mayo, en la carretera a San Pedro de los Baños, municipio de Ixtlahuaca y a unos 50 metros de la autopista Atlacomulco-Toluca, se encontró a Cristian Ramos Melchor, al volante de su camioneta con un tiro en la cabeza.
Hasta ese momento, la policía estatal no sabía que era un líder de Antorcha Campesina, y notificaron a Raquel Michel Rodríguez, agente del segundo turno del ministerio público de Ixtlahuaca, para que llegara a levantar el cuerpo.
Cristian Ramos se dirigía a una reunión con sus compañeros al municipio de Chimalhuacán, pero en el camino pasó algo que hizo que se detuviera. Ahí lo asesinaron.
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