* Francisco: En la vida existen dos caminos, ¿cuál eliges
tú? El del mundo o el del Evangelio, el de la honestidad o el de la
deshonestidad
Francisco. Foto de L'Osservatore Romano
Redacción | domingo 18 de septiembre de 2016
Vaticano, 18 de septiembre. En una parte del Ángelus de esta
mañana el Papa Francisco explicaba que el Evangelio del día invitaba a
reflexionar sobre dos aspectos contrapuestos: “el mundano y el del Evangelio”
mediante la parábola del administrador infiel y corrupto. Y así, expresó:
“Este administrador no es presentado como un modelo a
seguir, sino como ejemplo de astucia. Este hombre es acusado de una gestión
mala de los negocios de su jefe y antes de ser alejado, busca de manera astuta
de ganarse el favor de los prestatarios, condonando su parte de la deuda para
asegurarse un futuro”.
Por lo que el Papa aclara que “ante tan astucia mundana
nosotros estamos llamado a responder con astucia cristiana, que es don del
Espíritu Santo”, y refiere que “se trata de alejarse del espíritu y de los
valores del mundo, que tanto gustan al demonio, para vivir según el Evangelio”,
por lo que observa que “la mundanidad se manifiesta en actitudes de corrupción,
de engaño, de opresión, y constituye el camino más equivocado, el camino del
pecado, aunque sea el más cómodo de recorrer”.
Al presidir el Ángelus del domingo, publica la Agencia ACI
Prensa, el Papa Francisco aseguró que sólo existen dos caminos: el del mundo o
el del Evangelio, el de la honestidad o el de la deshonestidad, y habló del
peligro de caer en la corrupción.
“El recorrido de la vida lleva una elección entre 2 caminos:
entre honestidad y deshonestidad, entre fidelidad e infidelidad, entre egoísmo
y altruismo, entre bien y mal. No se puede oscilar entre uno y otro, porque se
mueven en lógicas distintas y que contrastan”, afirmó el Pontífice.
La nota refiere que “es importante decidir qué
dirección tomar y después, una vez elegida la justa, caminar con entusiasmo y
determinación, confiando en la gracia del Señor y en la ayuda de su Espíritu”.
Y es cuando el pontífice invita a reflexionar sobre dos
aspectos contrapuestos. “el mundano y el del Evangelio” mediante la parábola
del administrador infiel y corrupto.
“Este administrador no es presentado como un modelo a
seguir, sino como ejemplo de astucia. Este hombre es acusado de una gestión
mala de los negocios de su jefe y antes de ser alejado, busca de manera astuta
de ganarse el favor de los prestatarios, condonando su parte de la deuda para
asegurarse un futuro”.
El Papa explicó que “ante tan astucia mundana nosotros
estamos llamado a responder con astucia cristiana, que es don del Espíritu
Santo”. “Se trata de alejarse del espíritu y de los valores del mundo, que
tanto gustan al demonio, para vivir según el Evangelio”.
“La mundanidad se manifiesta en actitudes de corrupción, de
engaño, de opresión, y constituye el camino más equivocado, el camino del
pecado, aunque sea el más cómodo de recorrer”.
“Por el contrario, el espíritu del Evangelio requiere un
estilo de vida serio e constante, con el sello de la honestidad, la corrección,
el respeto por los otros y su dignidad, el sentido del deber. ¡Esta es la
astucia cristiana!”, exclamó el Papa.
El Santo Padre explicó a los fieles que “Jesús hoy nos
exhorta a hacer una elección clara entre Él y el espíritu del mundo, entre la
lógica de la corrupción y de la ambición y la de la rectitud y el espíritu de
compartir”.
“Alguno se comporta con la corrupción como con las drogas:
piensa poderla usar y dejarla de usar cuando quiera” pero “también la
corrupción produce adicción, y genera pobreza, explotación, sufrimiento”.
Sin embargo, “cuando buscamos seguir la lógica evangélica de
la integridad, de la claridad en las intenciones y en los comportamientos, de
la fraternidad, nos convertimos en artesanos de justicia y abrimos horizontes
de esperanza para la humanidad. En la gratuidad y en la donación de nosotros
mismos a los hermanos servimos al jefe justo: Dios”.
Texto íntegro: http://bit.ly/2cVxnUf
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