Cartens y antecesores deben explicar la salida del país de 322 mmd, 114 mil con Peña: Barzón Nacional
* Tras el fracaso de su modelo, Agustín Carstens renuncia al Banco de México; sus admiradores destacan que mantuvo baja la inflación y no dicen que fue a costa de propiciar que más del 50 por ciento de la población viva en condiciones de pobreza
* Falso que Carstens se vaya por diferencias con el Secretario de Hacienda Meade, con él coincidió ideológica y políticamente en la promoción del atraco con “reformas estructurales” que sólo han debilitado más a México, lo mismo que sus posibles sustitutos
* La llegada de Trump al gobierno de Estados Unidos confirma el grave riesgo, ignorado por el equipo en el gobierno y en el Banco de México, en el sentido de que ningún país puede renunciar a la soberanía sobre sus áreas estratégicas
Redacción | martes 6 de diciembre de 2016
Ciudad de México, 6 de diciembre.- En contra de las necesidades presentes y futuras de los mexicanos, que requerían tener un gobierno y un Banco de México que propiciaran la utilización con responsabilidad y eficiencia de todos los recursos disponibles para invertir, aumentar la capacidad instalada, la productividad y la oferta de bienes en nuestro país, para lograr una estabilidad sostenible, Agustín Carstens renuncia.
“Deja un país con más del 50 por ciento de su población en condiciones de pobreza, de propiciar la concentración del ingreso y requerir la venta de los bienes estratégicos del país, todo ello para mantener la ‘estabilidad’ y el estancamiento interno”, lamentan integrantes de El Barzón Nacional.
El ahora ex gobernador del Banco de México, con los funcionarios de Hacienda -refieren-, fueron importantes actores, determinantes, en la aplicación de las políticas económicas “estabilizadoras” impuestas en las últimas décadas, las cuales “lograron” bajar la inflación porque el mundo vivió un ambiente internacional de tasas de inflación y de interés históricamente bajas y:
1. Los funcionarios gubernamentales dispusieron de miles de millones de dólares que con responsabilidad habrían contribuido a potenciar el desarrollo nacional:
a. Por las exportaciones del petróleo ingresaron 141 mil millones de dólares en el gobierno de Fox, 275 mil millones en el gobierno de Calderón y 115 mil millones hasta agosto de 2016, en el gobierno de Peña. En total, 531 mil millones de dólares.
b. Por remesas ingresaron 102 mil millones de dólares con Fox, 140 mil millones con Calderón y 92 mil millones en lo que va de Peña, 334 mil millones de dólares.
2. Ese equipo se negó a usar esos recursos para invertir y fortalecer a la industria energética y para mejorar el bienestar de los pueblos para que la migración no fuera un castigo social sino una opción de superación.
3. Esos recursos los utilizaron para fortalecer la paridad y bajar la inflación, mediante el subsidio cambiario a las importaciones.
Agotaron la riqueza petrolera disponible
El problema está en que los tecnócratas populistas actuaron como si los altos precios y la extracción del crudo pudieran ser eternas. Agotaron anticipadamente la riqueza petrolera disponible, como sucedió en Cantarell, un yacimiento que fue muy generoso para el “modelo neoliberal”, y los precios se desplomaron después de 2008, afirma el equipo de economía de la organización El Barzón, presidida por Alfonso Ramírez Cuéllar.
Ahora, señalan la caída de los precios del petróleo llevó a los gobiernos “estabilizadores” a incurrir en un creciente déficit para financiar el gasto. Durante los años que Carstens estuvo en el Banco de México, el saldo de los requerimientos financieros del sector público, es decir la deuda del gobierno que se nos carga a todos, pasó de 4.38 billones de pesos en 2009 a 5.89 billones en 2012 y alcanzó la cifra de 9.2 billones en septiembre de 2016. Y eso sucede a pesar de que el gobierno trae ingresos adicionales a los programados por cerca de 500 mil millones de pesos, en buena medida por los remanentes del Banco de México.
Hasta antes de que el PRIAN lograra la presidencia y la mayoría del congreso en 2012 y en 2015, cuando impusieron las reformas estructurales regresivas, Carstens no se preocupó por el déficit.
Fue entonces que impulsaron el “pacto por México”, sobornando y corrompiendo todo a su alcance, con esquemas como el de los moches, para que el Congreso “aprobara” sus traiciones. Y así han transcurrido estos años. Así sucede con las “rondas” y la decisión de impedir que Pemex –empresa de todos los mexicanos- explote lo que incluso ya tenía identificado como yacimientos productivos; todo eso son parte de ese robo propiciado por el equipo del que Carstens ocupa un lugar relevante.
Fue después de todo eso, cuando, en 2016, Agustín Carstens, el gobernador el Banco de México, comenzó a llamar a la prudencia en el gasto. Como ya inició la normalización de la política monetaria de alza de tasas de interés internacionales, se va a encarecer la deuda del país, le preocupa que debido a las reformas, lejos de generar ingresos, se van a reducir y será más difícil pagar las deudas.
Por eso, Agustín Carstens -sostiene Ramírez Cuéllar-, debería explicar el costo-beneficio que ha tenido para el país el esquema de “estabilización” impulsado por el equipo de tecnócratas del que forma parte, mediante la desincorporación del patrimonio nacional y la administración de las políticas de finanzas públicas, monetaria y cambiaria.
“Debe justificar la bondad de una política que ha mantenido a más de 60% de la Población Económicamente Activa en la informalidad y que provoca que más de 50% de la población viva en condiciones de pobreza, lo que ha mantenido elevados niveles de violencia a lo largo del siglo XXI; debe explicar esa política que ha significado la pérdida de recursos estratégicos nacionales y puesto en riesgo las perspectivas de los jóvenes y de las siguientes generaciones.
“Debe explicar, también, en el ámbito de sus responsabilidades, por qué ha puesto en grave riesgo el ahorro de los trabajadores en los fondos de pensiones, eso que tanto “preocupa” a los neoliberales, fondos que se han devaluado de una paridad para cubrir obligaciones de 12.91 pesos por dólar el 1 de diciembre de 2009 a 20.51 pesos por dólar el 2 de diciembre de 2016, una devaluación de 58% en términos cambiarios –que en una economía dependiente como la ha provocado este equipo de tecnócratas representa un gran devaluación en términos reales.
El legado de Carstens y sus condiscípulos es una inflación de ficción de 3%, que tiende a aumentar aceleradamente, pero se ha utilizado para contener los salarios.
Por lo pronto, agrega el presidente barzonista, él y sus antecesores deben explicar la salida del país de 50 mil millones de dólares en tiempos de Fox, 158 mil millones con Calderón y 114 mil millones con Peña. Eso, además del destino de los depósitos y las inversiones de mexicanos en el exterior, de los recursos por más de 100 mil millones de dólares acumulados en los últimos tres sexenios en el renglón de errores y omisiones de la balanza de pagos y del crecimiento de la deuda de la banca privada.
Esto es, sostiene, que Carstens se va sin responder a las demandas de información acerca de los envíos de capitales al exterior; acerca de los miles de millones de dólares registrados como errores y omisiones en la balanza de pagos; acerca del impacto de las filiales en México de bancos extranjeros por las disposiciones de capitalización a sus matrices, impuestas precisamente por el Banco de Pagos Internacionales.
Los “logros” de Carstens y en general de los últimos gobiernos no son para vanagloriarse y menos ahora que con la “normalización” de la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos se ha iniciado un proceso de alza de tasas en el principal mercado. Y menos cuando el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha demostrado que ningún país, ninguna estrategia económica, puede ser viable a partir de la dependencia.
Carstens y todos los populistas de derecha, los “neoporfiristas” tienen mucho que explicar.
Publicar un comentario Blogger Facebook