* Un traslado titánico por carreteras: SCT; la movilización
de los cilindros ha exigido la remoción de posibles obstáculos como puentes
peatonales y semáforos
Para su movilización por el exceso de dimensiones ha exigido a expertos y autoridades la remoción de posibles obstáculos, como puentes peatonales y semáforos. Foto de Reforma/Archivo. |
Redacción | martes 28 de marzo de 2017
Valle de México, 28 de marzo. Un convoy de tanques que
transportan cuatro calderas gigantes ha provocado retrasos vehiculares y el
desmonte de puentes en carreteras de Querétaro últimamente, y deberán llegar
este martes a la refinería de Tula, Hidalgo.
Los primeros 15 días de marzo Pemex realizó una maniobra
terrestre con seis tanques y dos torres fraccionadoras que, en conjunto, movieron
5 mil 118 toneladas, de acuerdo con la Secretaría de Comunicaciones y
Transportes (SCT), informó el día 2 el periódico Reforma.
Las cuatro calderas gigantes, de 700 toneladas cada una, llegaron
el año pasado procedentes de España y serán ensambladas en la refinería de
Tula, Hidalgo, como parte del proyecto "Aprovechamiento de residuales en
la refinería Miguel Hidalgo".
De acuerdo con la SCT, la maniobra también requeriría
desmontar 10 puentes peatonales, los cuales volverán a ser ensamblados tras el
paso de las calderas.
Desde hace más de un año, un equipo de 100 personas de la
empresa Pesado Transport ha circulado por las carreteras de Tamaulipas, San
Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro y estado de México con cuatro gigantescos
tanques de coque, los cuales deberán llegar este martes a la refinería de Tula,
Hidalgo, informa hoy el mismo medio.
Se trata de tambores de coquización fabricados en Avilés,
España, para la producción de gasolina, diésel, turbosina y coque -un producto
residual usado en la industria cementera, y son los más grandes que ha comprado
Pemex en su historia.
Su traslado, dice Leonardo Cornejo, subdirector de Proyectos
Industriales de Pemex, ha representado uno de los mayores desafíos de
transporte a nivel internacional.
El equipo de traslado tuvo que mover mil 506 obstáculos,
desde cables de baja tensión, letreros de señalización y barreras de
contención, hasta pasos peatonales y puentes vehiculares levantados por grúas.
Obstáculos
burocráticos
Los tanques llegaron al Puerto de Altamira el 27 de febrero
de 2016 y su traslado a Tula, aunque complicado, tendría que haber sido más
rápido, pero los frenó la obtención de los permisos de distintas autoridades,
tanto locales como federales.
Alma Acuña, responsable del traslado en campo por parte de
la empresa Pesado Transport, explicó que la mayor parte de los trayectos se
hizo en horarios nocturnos para evitar afectaciones al tránsito local.
Así como van desmontando estructuras como puentes, semáforos
o señalizaciones, las cuadrillas de trabajadores las van recolocando, porque el
compromiso fue no afectar la infraestructura vial, explicó.
La logística del traslado, agregó, no solo fue planeada para
la seguridad de los tanques, sino también para no dañar la infraestructura
urbana y carretera. Por ejemplo, el peso de cada tanque se distribuyó en 352
puntos de apoyo.
"Las 565 toneladas vienen repartidas en los 22 ejes,
cada uno de 16 llantas, entonces, la descarga por llanta es de 1.98 a 2
toneladas, menos que lo que un tráiler o un full puede ejercer en un punto
fijo".
Factor humano
Debajo de los mega tanques viajan los moduleros, que son los
operadores de las plataformas y quienes, además de atender el nivel de burbuja,
van siendo alertados por un técnico suizo que en una motocicleta y con un nivel
digital va calculando las inclinaciones del terreno.
"Él ha estado en Rusia, China, India y en varios países
de Europa, transportando estructuras con exceso de dimensiones", indica
Francisco Pérez, empleado de mantenimiento.
El grupo de trabajadores que partió hace un año desde
Altamira es el mismo que está a punto de completar el trayecto y que sólo se ha
sobresaltado por la ponchadura de unas 30 llantas.
"De repente estallan como bombas, se les mete un clavo
un fierro o algo que esté el camino y hasta brincas", cuenta.
Después de los más de 900 kilómetros recorridos, han dejado
de tenerle miedo a las estructuras, pero el respeto por sus 10.5 metros de
diámetro, 41.4 metros de longitud y 565 toneladas de peso lo siguen teniendo, y
eso los hace extremar sus precauciones. (Fuente: Reforma).
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