* El poderoso cártel que domina el mercado agroalimentario ha sustituido el azúcar por el jarabe de maíz de alta fructuosa para bajar costos de producción y aumentar sus utilidades, sostiene
Presidente Nacional de El Barzón, Alfonso Ramírez Cuéllar. Foto Archivo. |
Redacción | jueves 8 de junio de 2017
Ciudad de México, 7 de junio.- El punto más grave de un acuerdo azucarero México-Estados Unidos radica en un hecho contundente: ante la amenaza del gobierno americano de poner aranceles a un producto, en este caso el azúcar, el gobierno mexicano aceptó una política de reducción de exportaciones y un acuerdo de precios mínimos.
Además, la reducción de la cuota de exportaciones se dará cuando el producto en cuestión tiene un valor agregado y se exporta como azúcar refinada. La gran pregunta es si éste será el esquema de negociación del TLC, cuestiona el presidente nacional de El Barzón, Alfonso Ramírez Cuéllar.
El gobierno de Trump tiene como objetivo reducir importaciones y salvar sus industrias chantajeando con poner aranceles. En realidad, señala, lo que busca es obligar a nuestro país a reducir exportaciones y establecer precios mínimos que también pueden aplicarse a hortalizas, frutas, autopartes, vehículos, calzado y toda la rama electromecánica.
Ramírez Cuéllar refiere que con el acuerdo azucarero el gobierno mexicano entró a un esquema de negociación del TLC sumamente peligroso, ya que no acepta el establecimiento de aranceles, pero a cambio se somete a la política de Trump para que la economía norteamericana reduzca el déficit y proteja sus industrias y además proteja a los consumidores norteamericanos mediante la imposición de precios mínimos.
Especifica que con el acuerdo azucarero las industrias de refinación mexicana, es decir los ingenios, pueden entrar en bancarrota tras sufrir una reducción del 50% al 30% de las exportaciones de azúcar refinada.
Resulta cuestionable que el gobierno mexicano no haya echado mano de medidas para cuestionar la entrada de la fructuosa de maíz al territorio nacional con precios subsidiados de hasta el 40%, destaca.
“El hecho de que no se haya aplicado una sanción a las importaciones de fructuosa de maíz se debe a la enorme presión que impuso la industria refresquera mexicana y a la del ramo de panadería y de confitería, es decir los poderosos monopolios como Pepsico, Coca-Cola, Nestlé, Femsa y Bimbo.
“Para todos es conocido que este poderoso cártel que domina el mercado agroalimentario ha sustituido el azúcar por el jarabe de maíz de alta fructuosa para bajar costos de producción y aumentar sus utilidades, aunque se esté ocasionando un mayor daño a la salud de los mexicanos.
“El acuerdo azucarero representa la imposición de un esquema de negociaciones del TLC que será dañino para la economía e industria mexicana”, considera Alfonso Ramírez Cuéllar.
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