Nada compensa tu no estar. No hay forma de recuperarte de la noche irremediable, pero se puede imaginar y construir una nación en la que ninguna mujer vuelva a ser arrojada a la muerte y territorios en los que todo mundo pueda caminar, respirar, amar, discutir, trabajar y relacionarse sin temor. Pedro Miguel 1
LA COLUMNA ROTA
FRIDAGUERRERA
El pasado 23 de julio de 2017, Joselyn Rodríguez López habría cumplido veinte años; los 19 años se viven con plenitud, acercarse a los años esplendidos de la juventud, te hace querer devorar el mundo, y lo devoras, Joselyn tenía diecinueve años, era la hermana mayor de tres del matrimonio compuesto por Verónica López y Armando Rodríguez, desde que Joselyn era pequeña fue admirada por su belleza, Verónica en medio de lágrimas recuerda, “La gente me decía que era muy bonita, que la cuidara mucho cuando creciera, ahora sé porque me lo decían”.
Las vidas arrancadas en el estado de Coahuila se han incrementado del 1 de enero al 30 de julio de 2017, he documentado veinticinco feminicidios de los cuales solo dos reconocen las autoridades como tales, las cuales se mantienen impávidas y una vez más alejadas de la realidad, del terror, de la crudeza de lo que ya implica ser mujer en México.
“Jazminzín” como cariñosamente la llamaba su mamá, nació el 23 de julio de 1997 en Palaú Coahuila, su familia vivía en Nava; el 25 de febrero de 2017, Joselyn salió a divertirse con cuatro amigas más, sus padres sin temor le dieron el permiso para hacerlo, Joselyn era una chica responsable por lo cual no tenían desconfianza de que fuera a pasar algo, además sabía defenderse, “no se dejaba que nadie la humillará o pretendiera lastimarla, en la escuela siempre me decían que si alguien la molestaba se defendía, hasta ocasionaba que le llamarán la atención”, recuerda Verónica.
Cómo a las 5:00 a.m. del 26 de febrero, al despertar Verónica se percató de que Joselyn no estaba en su cama, era muy raro en ella que no llegará a la hora que le indicaban sus padres, el permiso a más tardar era a las dos treinta de la mañana, lo que le causo mayor sobresalto fue que su hija mayor no se haya comunicado, aunque ya rebasaba la mayoría de edad siempre fue muy obediente, respetuosa, responsable con nosotros sus padres y muy comprometida, jamás la habría inmerso en un torrente de angustia al no reportarse con ella.
La madre preocupada le hace saber a su esposo la inquietud por la ausencia de Jazminzín, en ese momento ambos salen a buscarla;” Es cuando comenzó la interminable pesadilla, que hasta el día de hoy se mantiene”; Las amigas de Jazmín le hicieron saber que ella se había ido del lugar con César Daniel Ibarra Rodríguez, un sujeto al que Jazmín había conocido en diciembre y que además no le causaba agrado, sin embargo, Los padres de Jazmín sabían que César era de Zaragoza, Coahuila, que tenía 22 años y que era amigo de su hija.
La última noche de Joselyn Jazmín
Una amiga que estuvo con ella esa noche en " La Carreta Disco”, lugar donde habían estado divirtiéndose le hizo saber a la madre de Jazmín lo que ella observó.
“No le hacía caso a César Daniel de hecho a ella no le caía ni bien porque le hablaba muy feo y esa noche no quiso bailar con él, Joselyn anduvo muy contenta bailando y se ganó unas flores en un concurso, otro chico que también la pretendía le mando a la mesa un oso de peluche, Cesar Daniel se quedó en la mesa observándola de lejos como se divertía y molesto me dijo, -Tú amiga -refiriéndose a Joselyn- se cree muy verga. No dejaba de verla todo el tiempo con ojos de enojado”
Hasta el momento sus amigas y amigos de Jazmín no se explican cómo fue que la convenció de salirse con él, aún recuerdan que cuando se fue, ella llevaba su ramo de flores en la mano y olvido su peluche en la mesa.
Otro de los amigos de Jazmín le comentó la preocupación que le generó cuando la vio subir a la camioneta de César Daniel, marca Cherokee color verde obscuro modelo 98, por lo que le mando un mensaje preguntándole donde estaba y si estaba bien, ella contesto a las 2:25 a.m. que estaba en el “monte”, esa fue su última conexión.
Sus padres antes de indagar en algún otro lugar se desplazaron de inmediato a buscar a César Daniel en Zaragoza, no fue difícil dar con su casa; “nadie sabía darnos razón ni de él, menos de mi hija, la anduvimos buscando por todos lados, todo ese día sin tener resultados, así que fuimos con la policía a reportar los hechos ese mismo 26 de febrero, el corazón lo tenía congelado, las manos frías, no podía ingerir ningún alimento, mucho menos dormir, no podía, no sin mi hija en casa”.
“El 26 de febrero más tarde regresamos a casa de César Daniel para saber si tenían noticias de ellos y el hermano de él iba manejando otra camioneta y le gritamos pero él no detenía su marcha, me tuve que atravesar para que nos atendiera y nos dijo que no sabía nada; más tarde la policía lo detuvo porque él era el dueño de la camioneta en la que César Daniel se llevó a mi hija, no sé cómo encontraron la camioneta y la llevaron al corralón, toda la parte de adelante estaba destruida incluso sin defensa, fue entonces que el hermano confesó que cuando me le atravesé César estaba en la camioneta y se escondió en la parte de atrás para que no lo viéramos pero que César Daniel ya se había cruzado al otro lado para San Antonio, Texas. Como nosotros estábamos desesperados por encontrar a nuestra hija anduvimos buscando y preguntando”.
Abatidos ambos padres la buscaron en el monte, en brechas, en caminos, en todas partes, la imaginaban herida, sola entre los matorrales, en medio de gritos desgarradores, la llamaban por su nombre:
¡¡¡ Joselyn Jazmín, Jazmín, Jazmínzin, hija!!!
Solo el silencio, el ruido del auto, ni una señal, el amanecer del 27 de febrero los encontró así, roncos de gritar, con los ojos hinchados de llorar, con la esperanza de volver a verla la ilusión ya estaba agonizante, las horas trascurrían lentamente como si cada minuto fuera una hora, los segundos se hacían minutos, sin novedades.
La familia completa y amigas de Joselyn Jazmín en redes sociales solicitaban informes, la policía buscaba por su lado, otra parte de la familia y vecinos se unieron a la búsqueda buscaron en otros lugares.
La noche galopante ya cubría el lunes 27 de febrero, cerca de las nueve de la noche, en una yerma brecha la encontraron a 15 minutos de Zaragoza, en un ejido llamado Pío Pío.
Verónica con la voz llena de desconsuelo me detalla:
“La encontraron allá por la cruz, ella estaba ahí metida entre unos matorrales ya sin vida, muy golpeada con las marcas de las llantas de la troca que le pasó por encima de las piernas y el abdomen para finalmente romperle el cráneo. Su falda hasta arriba. La violó, la asesinó con tal saña, y hasta el momento me pregunto, por qué ese hombre fue tan cruel con mi niña, no me lo explico”.
Joselyn Jazmín era una chica como tú, como tú amiga, tú hermana, tú hija, su madre la recuerda como una buena hija, dejó a sus dos hermanos menores que hoy a cada momento extrañan sus juegos, sus peleas, que los regañe, “Ella era muy empeñosa, tenía muchos sueños, era buena hija, buena hermana, quería ser alguien en la vida apenas había terminado la preparatoria con técnica en programación ahora en diciembre pasado; Joselyn trabajó desde los 14 años para costearse sus estudios y darse sus gustos. Mi niña soñaba con entrar a trabajar a la Corona para eso se estaba preparando porque ella decía que ahí tendría un puesto importante.”
“Frida, el dolor que nos dejó su asesinato no te lo puedo explicar, ahora vivimos tristes, su papá se hace el fuerte, pero cuando menos escucho ya está en su cuarto llorando, los recuerdos se mantienen intactos en su recamara, sus cosas y su ropa tal como ella los dejo, hace ya cinco meses vivimos con las remembranzas en el corazón que nos desgarran el alma, y con el temor que el asesino vuelva para cumplir sus amenazas por levantar la voz y exigir a las autoridades su captura debes saber Frida, que César Daniel, aparte de todo el daño que nos causó, nos ha amenazado por teléfono advirtiéndonos que ya le paremos, que ya no hagamos pedo dice muchas groserías para intimidarnos y nos exige quitemos sus fotos de las redes sociales, que ya nos callemos este asunto o que si queremos que nos pase lo mismo que le hizo a mi hija y se burla. Siento tanto dolor e impotencia que las autoridades no hagan nada por detenerlo y que pague lo que le hizo a mi Joselyn porque fue injusto.”
César Daniel Ibarra Rodríguez, se encuentra prófugo, las autoridades no han hecho nada por detenerlo, al encontrarse viviendo en Estados Unidos, Verónica y Armando les han exigido a las autoridades coahuilenses hagan su trabajo, la insensibilidad de dichas autoridades, les deja la claridad de que, si ellos no investigan, quienes deberían de hacerlo no lo harán.
“En mi desesperante búsqueda por hacerle justicia a mija he tenido que ser detective porque la pasividad de la autoridad me estresa, así fui a dar con una persona que le cortó el cabello al asesino antes de que me la matara y fue que me entere que en esa platica, César Daniel, le confesó al barbero en palabras textuales que la fantasía que él tenía era golpear a una morra en el monte y matarla, pero que él pensó que era una ocurrencia momentánea de la plática, ¡No que lo haría de verdad!
“También aparecieron dos chicas cada una por su lado dándome las condolencias y relatándome que conocían a César Daniel, también fueron víctimas de él en similares circunstancias como lo que le hizo a mi hija, solo que ellas corrieron con mejor suerte y lograron escapar, pero que las tenía amenazadas de matar a alguien de su familia y por eso no interpusieron denuncias y preferían mantener el anonimato”.
La familia Rodríguez López, lleva una pesada loza desde el feminicidio de Joselyn, las preguntas se acumulan en la mente de Verónica.
“Nunca voy a entender la maldad de César Daniel, por su obsesión tomo a mi hija como un objeto para complacer sus más bajos deseos y fantasías a su voluntad, ni comprenderé por qué le quito el derecho de vivir, tan salvajemente y habérmela dejado tirada como un trapo que se desecha por ahí escondida entre los matorrales, El anda muy campante, libre, cruzando el puente de allá para acá como si nada, comprando zapatos en las tiendas en compañía de su mamá. ¡Y mi niña muerta, que impotencia!; la misma gente nos dice que lo ven y cuando le dicen algo de Joselyn se burla. Al hermano de César Daniel lo soltó la policía después de unos días de su detención pues argumentó que el sólo le prestó la troca, pero no sabía que haría eso”.
Fuente: Pedro Miguel
Julio 2017
Quieres contar una historia de feminicidio, búscame, ayúdame a visualizarlas.
@FridaGuerrera #NoLasDejesInvisibles
fridaguerrera@gmail.com
Publicar un comentario Blogger Facebook