Caricatura de José Hernández. Revista Proceso. |
Lunes 9 de octubre de 2017
Es absurdo utilizar la palabra independiente para
referirse a las eventuales candidaturas de Margarita Zavala, Jaime Rodríguez,
Pedro Ferriz o Armando Ríos Piter. Sus profundos vínculos con la mafia política
y la oligarquía económica son conocidos por todos. El hecho de que no se
postulen por medio de algún partido político no implica que tengan fuertes
bases de apoyo ciudadanas, sino todo lo contrario. Su enorme soberbia surge de
que cuentan con poderosos patrocinadores y aliados que respaldarán sus campañas
respectivas, con el fin de confundir los votantes en 2018.
El caso de Zavala es particularmente escandaloso. La ex
primera dama no cuenta con una trayectoria política propia. En 2003, llegó a la
Cámara de Diputados por la vía plurinominal sin haber hecho campaña alguna,
cargo que renunció en 2006 para acompañar a su esposo, Felipe Calderón, en su
campaña presidencial. Posteriormente, fungiría de presidenta del DIF, pero sin
encabezar ninguna iniciativa política relevante.
Referirse a Zavala como la esposa de Calderón es
efectivamente un insulto, pero no es necesariamente un epíteto machista. Si el
cónyuge del ex presidente fuera hombre, sería igualmente deleznable ser el
esposo de Calderón.
El problema con Zavala no es que sea mujer, desde luego,
sino que se haya sometida de manera tan indigna a uno de los hombres políticos
más retrógrados, fracasados y violentos de la historia reciente. La mayoría de
los otros precandidatos presidenciales también están casados, pero su evidente
liderazgo propio junto con la buena reputación de sus parejas correspondientes
evita que su relación conyugal sea un estigma o motivo de vergüenza.
La renuncia de Zavala al PAN no responde solamente a un
capricho personal. Esta decisión fue consensuada con su esposo y probablemente
también con Enrique Peña Nieto, con quien el matrimonio Calderón-Zavala ha
mantenido un firme pacto político desde 2006.
Tal como lo ha documentado el periodista Álvaro Delgado en
su libro El amasiato, el apoyo de Peña Nieto, como gobernador
del estado de México, fue esencial para lograr la imposición de Calderón en
2006. Igualmente, en 2012, Peña Nieto recibió todo el apoyo del gobierno de
Calderón para lograr su triunfo, tal y como un servidor documentó en estas
mismas páginas (véase).
Zavala no tendrá problema alguno en conseguir las casi 865
mil firmas ciudadanas necesarias para registrar su candidatura. Con la venia de
Peña Nieto, la esposa de Calderón podrá minar el Registro Federal de Electores
y las listas de beneficiarios de programas sociales para inflar artificialmente
sus apoyos. También contará con la complicidad del INE y el TEPJF para hacer
una revisión laxa de estas listas fabricadas. Un procedimiento similar ya fue
ensayado para lograr el registro de algunos
candidatos independientes en la elección para la Asamblea
Constituyente de la Ciudad de México.
Existe un consenso generalizado con respecto a
la dependencia que hoy nos sofoca a todos los mexicanos. Nos
encontramos atrapados dentro de un brutal sistema de complicidad, corrupción,
violencia e impunidad que ahorca las instituciones públicas, aplasta el
dinamismo social y sofoca la libertad de empresa. Urge independizarnos, o
más bien liberarnos, de la telaraña de complicidades particulares que hoy
controlan los sectores privados y públicos, con el fin de recuperar la vocación
social de la economía y el sentido público del gobierno.
Para lograr esta liberación hay que apoyar un candidato realmente
independiente del podrido sistema que hoy nos malgobierna.
María de Jesús Patricio Martínez, vocera del Congreso
Nacional Indígena (CNI), aparentemente no cuenta con el mismo patrocinio que
los otros candidatos sin partido. Sin embargo, el CNI y el Ejército Zapatista
de Liberación Nacional han sido muy claros en que su participación será
meramente simbólica, que no buscan votos, sino solamente visibilizar la digna
lucha de los pueblos indígenas. Tarde o temprano, sus bases de apoyo tendrán
que encontrar la manera de respaldar simultáneamente la lucha social del CNI y
la lucha electoral de Andrés Manuel López Obrador, dos formas de hacer política
igualmente dignos.
El que López Obrador encabece un partido político no implica
que sea menos independiente que los otros aspirantes presidenciales.
Al contrario, su trayectoria personal y sus propuestas específicas indician que
él es precisamente quien mejor enarbola la digna lucha del pueblo mexicano por
su verdadera liberación.
Daniel Esqueda Castro, justicia ya, no se mata la verdad
matando periodistas.
Twitter: @JohnMAckerman
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