* Sustituirá a la búlgara Irina Gueorguieva Bokova, que terminó su segundo mandato
Audrey Azoulay, en la gráfica. Que una mujer dirija inmediatamente después de otra no tiene precedente. Foto de Sem México. |
Redacción/SemMéxico | miércoles 22 de noviembre de 2017
SemMéxico/AmecoPress, Madrid, España, 22 noviembre 2017.- Audrey Azoulay, exministra de Cultura de Francia, fue propuesta por los 58 miembros del Consejo Ejecutivo de la UNESCO a los 195 estados miembros de la organización el 10 de noviembre de 2017. Azoulay se enfrentaba a otros nueve competidores.
Su elección no se produjo hasta la quinta ronda de votaciones, con 30 votos a su favor contra 28 a favor de Hamad bin Abdulaziz Al Kawari, representante de Qatar. Su elección debía ser aprobada por la conferencia general de los 195 estados miembros.
Que una mujer suceda a otra en la jefatura de una de las mayores agencias de Naciones Unidas no tiene precedente en esta organización. Audrey Azoulay sustituirá a la búlgara Irina Gueorguieva Bokova, que terminó su segundo mandato como directora general. Este simple hecho merece ya ser señalado.
De los ocho candidatos, la exministra francesa de Cultura era la más joven, y lógicamente, la que tenía menos experiencia a la hora de trabajar en organizaciones internacionales o en la diplomacia de su país. Además, como su predecesora era también mujer, su elección no era probable.
Amina Benlhasen repasó su trayectoria académica y profesional para el sitio web de noticias marroquí MAP:
A su favor, Audrey Azoulay puede presumir de un linaje con “diversidad” de oro. No todo el mundo tiene la suerte de tener una abuela marroquí sefardita, un padre consejero del rey de Marruecos y una madre escritora, que, al vivir entre París y Rabat, supieron crear un puente entre las dos orillas del Mediterráneo, dice también de ella el Journal du Dimanche.
Por su diversidad, la riqueza de sus vivencias y su fe en los valores del diálogo y la multiculturalidad en los que se educó desde su infancia, sin duda Audrey Azoulay reúne todas las cualidades que le permitirán, tal como prometió, devolver a la UNESCO el lugar que le corresponde, restaurar la confianza en esta institución y colocar la educación y la cultura en el centro de los gobiernos de todo el mundo.
Para llegar hasta allí, Audrey Azoulay tuvo que superar numerosos obstáculos. El primero, como Anissa Hégly recordó en oumma.com, que el apoyo a la candidatura de Azoulay es un error diplomático que el anterior presidente francés, François Hollande, dejó en herencia a su sucesor, que quebrantaba la regla tácita por la que el nombramiento de altos funcionarios de organizaciones internacionales que tienen la sede en un determinado país no debe recaer sobre nacionales de ese país. También revela que:
El anuncio de la candidatura de Audrey Azoulay tuvo el efecto de una pequeña bomba en los mullidos medios de la diplomacia y la cultura. Una incómoda situación para la diplomacia francesa, porque hace años se oye en las cancillerías que el próximo secretario general de la organización debería proceder de un país árabe.
Ciertamente, en sus 72 años de existencia, la UNESCO ha tenido diez presidentes, de los que siete eran europeos y norteamericanos. Hay que tener en cuenta que los países miembros de la UNESCO están divididos en seis grupos, donde cada uno representa una determinada zona cultural y geográfica. El primer grupo, al que pertenece Francia, ha obtenido seis veces el puesto de director general, y cada uno de los otros una vez, a excepción (…) de los países árabes (…)
Una torpeza diplomática que se agrava aún más porque al querer conseguir un retiro de oro para su antigua ministra, François Hollande también infringió una regla tácita de las organizaciones internacionales: un país o sede de una institución no propone candidato a dirigirla. Una forma de cortesía para asegurar la máxima neutralidad y para evitar que un suizo dirija la OMC, un italiano la FAO… o un francés la UNESCO. Los problemas se amontonan en el Quai d’Orsay [sede del ministerio francés de Exteriores], cuyos funcionarios se ven obligados a defender una candidatura que horroriza a la mayoría de nuestros socios.
Esta victoria, inesperada según numerosos observadores, ha sido posible gracias a la discordia reinante en el seno del grupo de estados árabes, por las difíciles relaciones diplomáticas de Qatar con sus vecinos. Entre los 58 miembros del Consejo Ejecutivo de la organización hay siete representantes árabes: Argelia, Egipto, Líbano, Marruecos, Catar, Omán y Sudán. Khaled Elraz lo explica en afrik.com:
En la última vuelta de un escrutinio muy reñido realizado el lunes (…), Audrey Azoulay recibió el apoyo de Egipto, cuya candidata había sido eliminada en la recta final contra el candidato de Qatar, a la cabeza desde el principio. Pero Qatar estaba lejos de conseguir la unanimidad del mundo árabe, sobre todo desde que Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Egipto rompieran relaciones con ese país el pasado mes de junio. La candidata francesa, de origen marroquí, nacida en Essaouira, fue una designación ideal para vencer al candidato qatarí, estigmatizado en el mundo árabe.
No obstante, hubo una ardua batalla por el liderazgo de una organización ya debilitada por las discrepancias y las dificultades económicas, a la que Estados Unidos e Israel habían asestado “un duro golpe” el jueves (12 de octubre) con el anuncio de su partida, según la directora general saliente de la organización, la búlgara Irina Bokova (…)
Un problema al que, sin duda, Audrey Azoulay sabrá responder, ya que proviene de una familia marroquí, de una tierra en la que el soberano musulmán es el comendador de los creyentes tanto musulmanes como judíos.
Por otra parte, el embajador qatarí, Hamad bin Abdulaziz Al-Kawari, tuvo actitudes anteriores que el Centro Simon Wiesenthal denunció la víspera de la elección. Pierre-Alain Lévy, en el sitio web WUKALI sobre arte y cultura, se pregunta:
Entonces, ¿cuál es la estrategia de Qatar, y qué mosca le ha picado a sus dirigentes para designar como candidato al puesto de director general de la UNESCO al señor Al-Kawari? Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, lo dice todo, entonces ¿a qué viene semejante candidato? El Centro Simon Wiesenthal ya había advertido varias veces sobre los inquietantes propósitos del embajador Al-Kawari, sobre todo de las intenciones rabiosamente antisemitas que mostró durante el Salón del Libro de Doha y en sus escritos. Se podría desear un mayor criterio por parte de Doha a la hora de elegir al responsable de este eminente puesto (…) Además, en las semanas que precedieron a la votación, Qatar multiplicó las presiones y las invitaciones generosas entre los delegados, lo que no dejó de suscitar al menos la irritación de algunos. En otras palabras, la estrategia diplomática de Qatar carece (en términos diplomáticos) de legibilidad.
A pesar de esta polémica sobre su candidatura y su elección, solamente podemos desear buena suerte a la directora Audrey Azoulay, que sucede a otra mujer en la jefatura de una de las principales instituciones especializadas de Naciones Unidas, y esperar que pueda devolver el prestigio a esta importante institución, cuya utilidad está fuera de toda duda.
SEM/lr
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