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* Mientras, la inflación pulveriza al salario mínimo y la compra de la canasta básica es inalcanzable para más de 55 millones de mexicanos

Alfonso Ramírez Cuéllar, dirigente de El Barzón Nacional, y del área Precios, María Rosario Castro. Foto: Especial.

Por Redacción | domingo 12 de noviembre de 2017

Ciudad de México, 12 de noviembre.- En la primera semana del mes de noviembre se observó un  alza en el precio de la tarifa eléctrica con un aumento para el sector industrial de 2.6% a 3.5% y 1.5% en la tarifa residencial.

También aumentó el precio del gas para uso doméstico: el cilindro de 10 kilogramos (kg.) pasó de $175 a $185 y el de 20 kg., de $375 a $370. Mientras a lo largo de este año, la inflación siguió sin control y los precios de los alimentos básicos igual. El jitomate, de $15 kg. llegó hasta $26.50 kg., la cebolla con un precio de $20 kg., el huevo a $29 kg., la carne de res $169 kg.; el frijol negro $30 kg., el arroz $22 el kg., el limón a $23.00 kg. y el aguacate $ 50.00 kg. (Precios tomados de la Procuraduría Federal del Consumidor -Profeco).

Los aumentos constantes en bienes y servicios así como el aumento en los precios de los alimentos que componen la canasta básica, en 10 meses desde que inició el 2017 impiden que más de la mitad de la población mexicana alcance una mayor calidad de vida social y alimentaria, de acuerdo con las anteriores evaluaciones contenidas en un informe de la organización El Barzón Nacional, en el área Precios, a cargo de María Rosario Castro.

Foto: El Barzón Nacional.

CARSTENS Y LA INFLACIÓN

La información apunta que cuando Carstens asumió el cargo de gobernador del Banco de México en diciembre de 2009, se comprometió a mantener la inflación anual entre 2 y 4%, con una tasa objetivo de 3%.

En esa fecha la inflación anual era de 3.57%, la tasa de interés 4.5% y el tipo de cambio de 13.07 pesos por dólar. A su vez, la deuda externa total, incluyendo la deuda interna en manos de extranjeros, era de sólo 192 mil millones de dólares. A ese total, la deuda pública, incluyendo la inversión de extranjeros en deuda interna, aportó 120 mil 300 millones de dólares, específica el líder nacional de El Barzón, Alfonso Ramírez Cuéllar.

Ahora que Carstens se retira, ocho años después -señala-, la inflación anual en México es de 6.37%, la tasa de interés de referencia está en 7.0% y el tipo de cambio en 19.00 pesos por dólar, y por lo que respecta a la deuda externa total, las cifras del propio Banco de México apuntan que en 2016 ya fue de 412 mil millones de dólares, de los cuales la deuda pública externa contribuyó con 283 mil millones de dólares, incluyendo la deuda interna en manos de extranjeros. Un verdadero fracaso, ataja el barzonista.

Lo más grave del acelerado crecimiento de la deuda externa con Carstens, incluyendo la pública, es que no se reflejó en una mayor inversión productiva, sino que sirvió en parte para financiar los activos de mexicanos en el exterior que entre 2010 y junio de 2017 sumaron 126 mil millones de dólares, además de una cuenta de errores y omisiones que Carstens no ha querido explicar que suman casi 100 mil millones de dólares, explicó Ramírez Cuéllar.

 Al inicio de su responsabilidad, México disponía de dos empresas, Pemex y CFE; ahora que deja el cargo, esas empresas están en proceso de ser desmanteladas o malvendidas a unos cuantos.

Cuando tomó el cargo de gobernador del Banco de México, agregó, se aceleró la inversión extranjera en la industria automotriz, la cual permitió, junto con las remesas, mantener bajo el déficit de la balanza de cuenta corriente. No fue gracias a Carstens el ingreso de esa inversión; se debió fundamentalmente a la posición geoestratégica de nuestro país, aclaró Alejandro Castillo Morales, integrante de El Barzón Nacional.

Desafortunadamente, indica, la llegada de Trump al gobierno de Estados Unidos demostró que no podemos asumir que los demás países van a dar prioridad a nuestras necesidades. Por cierto, la llegada de esas inversiones permitió recuperar el empleo manufacturero e incrementarlo en poco más de 300,000 respecto al nivel que alcanzaron los asegurados permanentes en ese sector en el año 2000, hace 17 años, y ahora el riesgo es que se pierda ese beneficio.

Por otra parte, prosigue Alfonso Ramírez, esa decisión de imponer, de no respetar los procesos verdaderamente democráticos, incluso desde el Banco de México, son los que han propiciado en este 2017 una corrupción desbocada, el tráfico de influencias, una mayor violencia, gran vulnerabilidad frente al exterior y una más grave concentración del patrimonio y del ingreso, lo que, por cierto, al limitar la demanda frena los efectos inflacionarios y lleva al funcionario renunciante a la autocomplacencia por su pasajera “estabilidad”.

CARSTENS ¿OTRO FRACASO EN EL BANCO DE PAGOS?

Auguran, según el documento, que en su cargo en el Banco de Pagos Internacionales Carstens volverá a fracasar, porque la estrategia que impulsa ha demostrado su ineficacia para alcanzar la estabilidad y menos el bienestar general; por eso cada vez son menos aceptadas por las diferentes naciones.

Habrá quien argumente que la presión sobre el tipo de cambio y su efecto inflacionario, contrario a sus objetivos, no es responsabilidad de Carstens, sino de factores externos. Ese argumento debe reconocer que la inflación menor a 3% que se logró entre mayo de 2015 y septiembre de 2016, también se benefició de factores externos, además del efecto de la concentración del ingreso.

Se afirma que la política aplicada por Carstens es la única posible para bajar la inflación, que es un fenómeno que afecta a la población de menores ingresos. Cierto, pero reducir la demanda, combinada con un aumento de las importaciones, no es la única forma de bajar los precios.

¿Por qué no poner en marcha políticas que propicien un aumento eficiente de la oferta interna? ¿Por qué no, en lugar de promover los negocios privados se impulsan políticas públicas que proporcionen con eficiencia servicios públicos y de calidad en salud, educación, infraestructura social, transporte y seguridad?, ¿Por qué, no en lugar de pedir prudencia salarial, presiona al Ejecutivo para que vigile que el gasto y la inversión pública contribuya a reducir los costos de los asalariados en el uso de servicios públicos?

Finalmente sostuvieron que mientras no exista la intención de cambiar la política económica nacional, millones de familias mexicanas seguirán si poder completar los gastos básicos para el bienestar como son: salud, vivienda, alimentación, educación, transporte, todo lo anterior con un ingreso de dos o más salarios mínimos al mes.



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