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Por Rogelio Hernández López*

Lunes 22 de enero de 2018

Las campañas electorales por la presidencia del poder ejecutivo federal son el desafío sexenal para muchos mexicanos interesados en la política y  también para el periodismo serio. Son circunstancias que presionan para identificar lo real entre la profusión de fingimientos, propaganda y mentiras para descalificar adversarios; presionan para comprobar quienes de los periodistas saben, quieren y pueden cumplir con lo esencial de nuestra labor que es informar profesionalmente.

Pero, ante ello, muchos chafeamos a cada rato. Hay constancias diarias.

Sólo como ejemplos recordemos dos muy notables:

Cuando la irritación abrupta de ojos castigó a Enrique Peña Nieto y acompañantes en el presídium durante un acto público, la mayoría de reporteros tanto locales como viajeros de la fuente presidencial destacaron lo visible pero una que otra nota reflejó si el público asistente también había sido afectado ni se ocuparon en investigar la causa dela conjuntivitis. El veterano Carlos Ferreyra acusó de incapacidad profesional a todas y todos los colegas que optaron por atender lo fenoménico que afectó al “príncipe” (el poder) y no a la gente común.

Antes de esa, hubo otra nota muy destacada en portadas de todo el país. Javier Corral presentó, en conferencia de prensa, un documento de queja y denuncia contra la federación porque no le había entregado partidas financieras “en venganza por actuar contra corruptos del PRI”. Pero de todas las informaciones, muy pocas resaltaron las significancias de que el gobernador de Chihuahua se viese en una foto acompañado de casi cincuenta personajes del más alto nivel de la intelectualidad, de activistas contra la impunidad y la corrupción, así como de dirigentes de alto rango de varios partidos. Es decir la denuncia confrontación política que allí se inició no era sólo de Corral sino de todos esos mexicanos.

Notas incompletas como esas reflejan periodismo chafa. ¿Qué hacer?

Entre esos hechos y otros, un colega de Guerrero, de esos muy activos por la superación profesional de sus colegas, preguntó a este reportero que tema podría ser importante para su actualización profesional en estos tiempos y la respuesta automática fue:

-- Repasar los métodos y técnicas de los periodistas para informar, para que los políticos o cualquier otra fuente no nos avasallen con información de sus conflictos, dolosa, propagandística, mentirosa, actos teatrales y, sobre todo para que nosotros  no perdamos la nota a la hora de redactar la información, como nos ocurre diariamente.

Si nuestra esencia y lo que nos da identidad es informar, es básico saber ¿dónde está la nota?

¿Dónde está la nota?

Así hemos denominado un taller de actualización profesional de periodistas para periodistas, en el que han participado colegas de unas 30 ciudades. Son 6 horas de concentración con nuestros pares y son, esencialmente para recuperar y homologar conceptos y categorías básicas del ejercicio. Ese intercambio en tan poco tiempo, al parecer les ayuda, aunque sea para repasar lo que todos presumimos saber y dominar. Los que quieran recapitular por sí mismos en este tema, pueden pedirme la presentación que guía ese taller.

El Curso-Taller: pertenece al curso más amplio de nombre: El manejo de la información y la redacción en periodismo. Este repaso de la nota tiene nueve partes:

El primero se llama Exordio. Es un ejercicio que encausa a redactar un texto periodístico con lo que se percibe al iniciar el taller: ¿Hay noticia  aquí y ahora? Y en esa parte se reexamina todo aquello que define las significancias de un hecho, es decir sus aspectos concretos, colectivos, sociales y abstractos.

La reflexión colectiva siguiente es sobre la identidad del periodista desde todos sus ángulos: la semántica, la filosofía, las ciencias sociales, la cultura y el trabajo mismo de los periodistas, hasta responder cuáles de todas las personas que realizan funciones de periodistas son las esenciales del periodismo; es decir, la importancia de quienes hacen reporterismo, función que no todos los que se dicen periodistas saben y pueden, aunque quieran o digan serlo.

En las partes siguientes, se repasan los métodos y técnicas para producir noticias y se comparan con las herramientas de la investigación científica, lo que conduce a la conclusión colectiva de que “la nota o sea al enfoque  principal de la información de un segmento  de la  realidad, es el equivalente al enunciado de  una tesis en la ciencia. No la verdad objetiva, pero es lo más cercano, porque en la ciencia y el periodismo no existe la verdad absoluta. Todo producto de estos es sólo una mirada personal y la obligación de los reporteros es la descripción honesta, sincera y completa del segmento de la realidad que convierte en noticia. Sólo asó la nota, es un producto nuevo y aceptable de la información que antes no existía y que solo pueden armar los buenos reporteros.

En las partes finales del Taller, antes de hablar de las técnicas de redacción en periodismo y de los formatos y calidades para las plataformas multimedia, las y los periodistas repasan los criterios básicos para que una información se convierta en nota periodística: novedad, trascendencia, de interés social, de actualidad y de cercanía y proximidad para los públicos a los que nos dirigimos y servimos socialmente.

Con todo eso, discutido colectivamente, se facilitan las conclusiones de que el periodista profesional, es decir, el reportero trabaja con método y técnicas, utiliza herramientas conceptuales para procesar y redactar la  información y se apega a normas éticas. Con ese procedimiento las y los reporteros recapturan un poco de esa esencia, que hoy más indispensable en está era  de la información, y alcanzan el escalón  más alto del  periodismo: ser informador profesional, ser reportero.

Este texto, por supuesto no es nota. Sólo enuncia esa pequeña ayuda que veteranos como este reportero ofrecen a las y los colegas preocupados por hacer bien su trabajo y que no queremos perder la nota a la hora del ácido, como decimos en nuestro argot. / rogeliohl111@gmail.com.

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(*) Reportero desde 1977. Especializado en investigación en Excélsior, El Universal, Milenio y otros. Dos veces Premio Nacional por el Club de Periodistas. Autor de los libros Zócalo Rojo, Zorrilla y Sólo para periodistas. Profesor invitado en varias universidades. En 2013 y 2015 el Colegio de Sinaloa le concedió la Cátedra de Periodismo y Comunicación “Pablo de Villavicencio”. Miembro fundador del Consejo Consultivo del Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de los Derechos Humanos y Periodistas de la Segob (2010-2014). Director fundador de Casa de los Derechos de Periodistas, A.C. Consultor en temas de protección, leyes y políticas públicas sobre el periodismo en la asociación periodistastrespuntocero. Consejero editorial de la revista Zócalo y del Sistema Informativo Vía Libre.  Su columna para periodistas, Miradas de Reportero, se publica en medios impresos y digitales de 14 entidades del país. Es autodidacta. Email: rogeliohl111@gmail.com



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