* Podrían perderse los derechos a Salud Sexual y
Reproductiva y también los políticos
Sara Lovera. |
El próximo gobierno irá para atrás si no asaltamos el
Congreso
Sara
Lovera | Red-Accion | Ciudad de México, lunes 28 de mayo de 2018
SemMéxico, 28 de mayo.- Hoy como nunca en los años
recientes los derechos de las mujeres están en peligro. Eso sucederá si no
asaltamos el Congreso; si no armamos alguna acción de impacto que explique a la
gente que significan las acciones venideras. Si no decimos con simpleza como se
viola el estado laico, o recortar recursos para los programas de género y pasar
sistemáticamente por alto la tragedia de la muerte materna, el aborto
clandestino, el embarazo en adolescentes y toda la gama de violencias contra
las mujeres.
No hemos conseguido lo deseado en 50 años de lucha, pero
avanzamos como nunca en términos normativos, en reconocimiento a problemas tan
serios como el abuso a niñas y por ello el embarazo adolescente y si no
reconocemos falta de anticonceptivos que eviten el embarazo no deseado;
avanzamos en la construcción de instituciones y en la intención de resolver
otros temas, desde políticas públicas hasta un intenso discurso contra los
hombres violentos y machistas.
Hace once años logramos el aborto legal en la Ciudad de
México y hemos nombrado de mil maneras la violencia insultante contra las
mujeres cuya fuente es la discriminación; hemos desplegando campañas en todo
México, donde las feministas y algunas autoridades han mostrado preocupación
real por las zonas más peligrosas. Nadie duda de ello.
Por primera vez autoridades encabezadas por Enrique Peña
Nieto, discursivamente han reconocido el derecho a participar políticamente sin
violencia y se reformó la Constitución para ir a la paridad en las listas
electorales. No hay deuda que en estos días miles de mujeres están en campaña.
No obstante, el peligro de pérdida es real.
No puedo imaginar una mayoría en el Congreso dando para
atrás los presupuestos de género; juzgando y tratando de controlar nuestro
cuerpo; discursos familistas al por mayor avalando la idea de
que hay que corregir, torturar y secuestrar a una chica por salir de un bar a
la una de la mañana, como los casos de servicios de taxis particulares, sin
solución hasta ahora.
Entre marzo y abril distintas agrupaciones y frentes de
mujeres presentaron en público lo que globalmente llamaremos la agenda de las
mujeres. En el subtexto de cada presentación se muestra una clara advertencia:
hoy todo lo avanzado, está en peligro, pero especialmente el Estado Laico y los
derechos sexuales y reproductivos. Los documentos y las expresiones de las
mujeres advierten cómo obstáculos judiciales, impunidad e incomprensión del
problema de la desigualdad tiene malos augurios para detener, paliar, evitar o
prevenir la violencia contra las mujeres.
Los presidenciables y sus agrupaciones políticas han pasado
de largo. Hemos presenciado, por el contrario, una movilización contra el
aborto y los matrimonios igualitarios, especialmente, en la Ciudad de México,
tristemente, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Mikel
Arriola, el más a la derecha de todas las voces en contienda, llamó a la
movilización contra el aborto, y de sus labios han salido palabras tan
ridículas como “gobiernos comunistas”, bueno, este señor. Tristemente, según
las encuestas. Este hombre atrasado, que no conoce la historia de las mujeres
de su partido, crece en intención del voto.
Las agendas conocidas y publicitadas están en manos de todas
las candidaturas. Hasta el INE ha promovido que se incluyan los grandes
problemas de más de la mitad de la población en las agendas de campaña. Y nada.
A cambio una reyerta de machitos que difunden acusaciones, palabras insultantes
y violentas. Machitos en un ring, a punto del espectáculo de la violencia.
Las voces de las feministas que se han levantado, incluso
pagando desplegados y ganando espacios de difusión públicos, se han quedado
opacadas. Y si se trata de mujeres, también hemos presenciado cómo sus casos,
hechos y situaciones son presentados con misoginia y despropósito, desde cómo
llamar a Margarita Zavala, la única presidenciable que renunció, como la
“esposa de”, el primero fue Andrés Manuel López Obrador y luego casi todos así
la consideraron, como si ella no tuviera su propio camino político.
Las primeras planas de estos días se distinguen por la
revictimización de dos mujeres colocadas en situaciones difíciles: la ex
presidenta del DIF en Veracruz y esposa de uno de los ocho gobernadores
perseguidos por corrupción; y el caso de Néstora Salgado, tremendo. El tono, la
forma, las palabras que también se repiten y exageran en los medios de
comunicación.
Aquí algunas de las demandas y propuestas de una agenda que
habrá que defenderse, con inteligencia y capacidad plural, pero, como se dice,
también, con toda la energía y coraje necesarios.
Mujeres en Plural propuso cambios profundos en el sistema
electoral, paridad en todos los espacios y, sobre todo, políticas públicas que
garanticen el respeto a los derechos y las libertades de las mujeres.
Exigió, el 18 de abril, a la próxima Administración Pública Federal
garantizar los logros y avances de las mujeres, fortalecer funciones y recursos
del Instituto Nacional de las Mujeres e incluir como prioritaria la igualdad
sustantiva en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024.
Recordaron a quienes aspiran a gobernar los estados y
municipios y a quienes integrarán los Congreso Federal y estatales, que el
logro de la igualdad sustantiva exige compromiso del Estado, en su conjunto,
una firme voluntad política y recursos suficientes tanto humanos como
financieros.
Urgen a resolver alguna de las 30 iniciativas para tipificar
en la legislación federal y local la violencia política contra las mujeres en
razón de género, incluyendo facultades claras para las autoridades, órdenes de
protección, acciones de prevención, sanciones y reparación integral del daño.
Congelada y sin posibilidades de ser aplicada en estas elecciones.
El sustento: abonar a la democracia, la igualdad y la
libertad, que en México hoy deben fortalecerse. Eso implica reconocer el
pluralismo social y la tolerancia ante la diversidad de opiniones y formas de
vida. José Antonio Mead, dijo en entrevista televisiva que él “está por la
vida” y ya. Nada más.
Como resultado del Foro Feminista en Defensa del Estado
Laico, las mujeres demandaron que se garantice el derecho a la salud, incluida
la interrupción legal del embarazo. Agregaron que los candidatos a la
Presidencia de la República se aprovechan de la pobreza de las mujeres, las
llaman a los mítines para llenar plazas, pero no les hablan de sus derechos, su
agenda es conservadora, sentenciaron.
Estas mujeres muchas integrantes del Frente Nacional
Feminista están convencidas de que la inseguridad pública, la violencia de
género, los feminicidios, el embarazo adolescente, la pobreza y la desconfianza
ciudadana, son problemáticas que preocupan a la ciudadanía y demandan
soluciones urgentes y efectivas. Naturalmente ningún candidato o candidata
ha respondido.
Plantearon su convicción de que se han ganado derechos y no pueden existir retrocesos. Firmaron el pronunciamiento más de 110 organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres y activistas de diferentes estados de la República. Se considera que ellas no llevan votos a ninguna parte.
Y de cara a la evidente religiosidad de los candidatos a la
presidencia, que respeten como un principio de laicidad, la libertad de
conciencia y de pensamiento en su práctica individual y colectiva para que
cualquier persona pueda ejercer libremente el culto o la creencia religiosa que
considere.
Como ellas, intelectuales comprometidos/as han manifestado
que en esta campaña existen “intentos fundamentalistas para imponer modelos
únicos de familia y del ser mujer, que niegan sus derechos y libertades a tomar
sus propias decisiones”.
En marzo, resultado de un foro múltiple, llamado Foro Agenda
de Mujeres 2018 invitaron a las mujeres que pretenden ocupar cargos de elección
popular a hacer público su compromiso con la Agenda de las Mujeres. Se quedaron
sin respuesta. A excepción de dos: Patricia Mercado quien aspira al Senado y Martha
Tagle a una diputación; y la intensa campaña de Guadalupe Almaguer en San Luis
Potosí, no he oído, encontrado o visto nada más. Y es verdad que las mujeres
votaremos en mayoría el próximo 1 de julio según el listado nominal y el padrón
electoral.
A pesar de los llamados, ocultos en la agenda de las
candidaturas, no vistos ni oídos por la comentocracia más ocupada en discutir
quién ganará, no logró este grupo la firma de un compromiso. Tampoco las
Mujeres en Plural, ni las promotoras del Estado Laico, hay una sordera
insultante en esta campaña, como no había sucedido antes. También una
excepción, la de Marcos Rascón, el Súper Barrio, quien busca la jefatura de
gobierno de la Ciudad de México, por el partido Humanista.
Todos los demás, cuando llaman a las mujeres a votar, se las
llama desde un pensamiento retrógrada, desde el principio que ha derribado la
realidad, de ser “el centro de la familia”; se las llama y define como
víctimas, no se sabe de qué, pero víctimas a cuyo rescate irán estos prohombres
que pretenden dirigir al país.
La masiva e intensa campaña de los próximos días, muy pocos,
probablemente nos haga escuchar a las candidatas, un pequeño grupo de
feministas, algunas de larga trayectoria, que tal vez puedan recoger estas
demandas el movimiento feminista y amplio de mujeres. Claro que es un deseo.
Lamentablemente respetables defensoras de los derechos
humanos y militantes férreas de partidos y simpatizantes de algunos candidatos,
como si estuviéramos en los años 60, hablan y salen a la palestra para defender
a los hombres y sus programas, ¿cuál es el que va a resolver los grandes
problemas del país”, ¿Cuáles me pregunto? ¿Qué irán a resolver? En un país
bañado en sangre, reyerta y despropósitos, hundido por su economía y sin
prácticas democráticas, donde el poder del padre es la sombra cotidiana y
permanente. En plazas y auditorios, en discusiones y mesas redondas, con
locutores y locutoras sin conciencia y con una corriente de mujeres sin
altavoces. Veremos.
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