Domingo 3 de febrero de 2019
En una sociedad sin cultura
de la legalidad, sin Estado de Derecho vigente y ejemplificado por las
autoridades, es difícil la igualdad y equidad de género entre sus integrantes,
sobre todo cuando la simulación de la que somos campeones en el mundo se mantiene
en las relaciones sociales cotidianas, profesionales y políticas en todos los
ámbitos y colores.
El Estado Mexicano
usado por los sucesivos gobiernos para impulsar sus intereses particulares
y no los de la Nación, se empeña en no darle vigencia al Estado de Derecho para
recobrar la paz y la tranquilidad de la que no solo los grupos criminales nos
han quitado, también los grupos de poder que gozan de privilegios inusitados
como los maestros, petroleros, burócratas sindicalizados y demás que perturban
la paz pública y ejercen violencia contra la sociedad en su conjunto con las
acciones que realizan para lograr sus objetivos particulares, por encima de los
de la Nación.
No existe el
Estado de derecho en México y el uso legal de la fuerza que tiene el Estado no
se quiere aplicar para no perder simpatizantes, cuando ese es el camino para
lograr pacificar el país, y con ello, devolver a las comunidades, pueblos,
municipios y estados la tranquilidad que los gobiernos neoliberales les
quitaron y que persiste por una falsa idea del uso del derecho legal.
Además de esta
omisión oficial en los tres niveles de gobierno y los tres poderes, no existe
en ninguna instancia del Estado Mexicano la intención de promover la cultura de
la legalidad en sus distintas áreas de influencia y a la sociedad en general,
porque lo vigente son los usos y costumbres oficiales y sociales.
A estas omisiones
del Estado
se suman la propaganda contra las mujeres en medios de comunicación masiva,
redes sociales y demás, donde no se ve por ningún lado la promoción de la equidad
e igualdad de género que termine con la cosificación femenina.
Los anuncios del
clima son los más vistos en TV, los memes en las redes promueven la
desigualdad de género y en el mundo oficial persiste la simulación con
discursos retóricos en favor de la igualdad de género cuando en el mundo real
cotidiano se ha pasado al extremo del asesinato de mujeres, un promedio de 9
diarios.
Antes del neoliberalismo,
para hablar acorde a los patrones del discurso del sexenio, el acoso
a las mujeres no pasaba de piropos verbales grotescos a la mujer, censurables,
para ahora pasar al secuestro y desaparición de mujeres con fines de placer
sexual o trata de personas para prostituirlas en cualquier región del país, por
lo que miles, sobre todos jóvenes, son víctimas de estas acciones.
La descomposición de
la sociedad es tal que la ausencia de valores en las familias se trasmite
entre sus integrantes y la sociedad en su conjunto, aunado a la falta del
Estado de Derecho en México, que te permite pensar que puedes cometer la peor
infamia que quieras, al fin que no serás castigado, si a los que cierran las
vías del tren, calles y entradas de las ciudades no les pasa nada, no se les
aplica la ley, porque te la habrían de aplicar a ti si secuestras o matas a una
persona, es la lógica del colectivo.
El gobierno da el ejemplo: no
hay castigo a quien viola la ley, roba combustible, cierra carreteras, impide
el desarrollo de las actividades de los sectores de la sociedad y no pasa nada.
Todos están por encima de la ley, aunque se diga lo contrario.
Hasta este día, todos los gobernantes del color que sean que han protestado
cumplir y hacer cumplir la ley, no lo hacen y con ello los derechos de las
mujeres y de todos los grupos de la sociedad seguirán siendo vulnerables.
Además, en Jalisco como ocurrió en el Estado de México, desaparecieron
el Instituto de la Mujer, para subsumir sus necesidades y políticas en una dependencia
multifactorial, donde se dice que además de ellas, otros sectores vulnerables
serán atendidos, aunque en los hechos esto finalmente no ocurra.
Como terminar con los feminicidios si en las familias se sigue
educando de manera tradicional los asuntos que competen a cada género; ahí se incuban
a los futuros feminicidas que, en un país sin cultura de la legalidad ni Estado
de Derecho vigente, encuentran el caldo de cultivo para sus fechorías con
jueces y familiares en todos los puestos que administran la impunidad, porque
justicia no hay.
LA BATALLA DE PUEBLA
Ser culto no es sinónimo de no ser pendejo, porque hay pendejos
que son muy cultos como lo vimos en el comunicado de la Secretaría del ramo que
cambia al 5 de febrero el festejo de la Batalla de Puebla y el de la
Constitución para el 5 de mayo, aunque ahora digan que hubo mano negra, pero lo
que si es cierto es que en Puebla está la batalla por la gubernatura a su máximo
nivel.
Mientras la presidenta de Morena sigue diciendo que será nuevamente el ex
abogado del PRI en Puebla, Miguel Ángel Barbosa su abanderado, desde El Senado
de la República, alzan la mano dos integrantes de la coalición gobernante que
tienen méritos y derechos para serlo: Alejandro Armenta y Nancy de la Sierra.
“Tenemos que hacer que el gobierno
procure la felicidad, que atienda a todos los sectores y abra oportunidades
para todos, debemos ser la esperanza de vinculación con la sociedad y los
gobiernos para atacar la incertidumbre que se vive y se reconcilie a Puebla”,
afirmó Alejandro Armenta, quien ha recibido el apoyo de diversos grupos
sociales para que sea el abanderado de Morena.
Nancy de la Sierra nos comentó que nada está dicho aún, que es
necesario realizar encuestas entre los poblanos para definir quién será el
candidato de la Coalición Juntos Haremos Historia y que es tiempo de que las
mujeres accedan a puestos de elección popular de tal envergadura, crítica como
ha sido del gobierno panista.
Mientras el cacicazgo del extinto Moreno Valle se fractura con la salida
de su espía político consentido, Eukid Castañón, que también vigilaba a los
periodistas, el rechazo del panismo a ese grupo crece y la caballada está flaca
en ese partido.
Pero los integrantes de su coalición están pendientes y Maiella Gómez
de MC, exdiputada local y ahora diputada federal no se descarta considerando
que quien gobernaba era una mujer y debe seguirse por ese camino de allanar
espacios a este sector, por lo que en los próximos días definirán sus posturas.
El PRD fue el otro integrante de esa coalición y a través de
una exdiputada federal moverá sus piezas para ver que saca en este barullo político
en que se ha metido a la heroica Puebla.
SOMOCISTAS
Con 500 nicaragüenses asesinados,
700 presos políticos, entre
ellos periodistas, miles de exiliados en Costa Rica y Panamá, el gobierno
somocista de Daniel Ortega, después de 10 meses pudo incrementar el costo de la
seguridad social y una reforma fiscal con mayores impuestos que la sociedad
pagará en su conjunto al trasladar esos costos a los productos de consumo
básico.
El delito de disolución social
que conocimos en México hace 50 años, está vigente en Nicaragua porque el
gobierno para evitar protesta reprime toda reunión, manifestación y ejercicio
de la libertad de expresión en ese país, donde su capital está tomada por
paramilitares sandinistas, peor que los somocistas, para restringir las
libertades a los ciudadanos. Nadie puede platicar en la calle.
Miguel Mora y Lucía Pinedo editores
de 100% Noticias, donde todas las manifestaciones de la sociedad encontraban
eco ante la cerrazón del régimen sandinista, fueron recluidos en el Lecumberri
de Nicaragua conocido como “El Chipote” y después enviados a cárceles distintas,
acusados de “terroristas”; aquí nos acusaban de comunistas. Los peores vicios
de México lo copian en Nicaragua y Venezuela, países que reclaman libertad y
democracia ahora.
Comentarios a uliseshj@hotmail.com
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