* Se podía lograr potencializar sus conocimientos y aterrizar
la parte de su formación profesional, es decir, llevar el campo de acción de la
Universidad a la vida real: QFB, Jonathan Paredes
Red-Accion | Ecatepec,
Méx., viernes 22 de febrero de 2019
En México, el 11. 8% de las familias de nuestro país
manifestaron haberse quedado sin comer a causa de la falta de recursos
económicos, tal como lo señaló el INEGI a través de la Encuesta Nacional de
Ingreso de 2016.
De acuerdo con cifras presentadas por El Universal en 2018,
se estima que los países más ricos del mundo producen anualmente casi el doble
de alimentos que los más pobres, esto es un aproximado de 900 kilogramos por
persona, de cuyo total se desperdician 1,300 millones de toneladas,
principalmente frutas y verduras. Lo anterior, de ser evitado, representaría el
combate de una de las más importantes metas de la humanidad hoy día: la erradicación
del hambre.
Actualmente existen programas que buscan subsanar esta
problemática, como los Bancos de Alimentos (BA), que de acuerdo con el Gobierno
de nuestro país son organismos sin fines de lucro que distribuyen la comida
excedente que reciben de distintas estancias.
En este sentido, Claudia Arias Gutiérrez e Ingrid Vianey
Flores Pérez, egresadas de la carrera de Ingeniería en Alimentos de la FES
Cuautitlán, contribuyeron al mejoramiento y funcionalidad de un BA, una labor
que les valió la medalla “Gustavo Baz Prada” del año pasado al lograr que desde
su profesión más gente que lo necesita pueda ser beneficiaria de ese lugar.
La iniciativa social
En 2017, cuando las dos alumnas cursaban los últimos
semestres de su carrera, se acercaron al QFB Jonathan Paredes Juárez, académico
del área de Microbiología de la Facultad, para solicitarle su asesoramiento en
un proyecto que querían emprender por motivo de su servicio social.
Las ingenieras realizaron un control microbiológico de las distintas áreas del Banco de Alimentos. Fotos FES Cuautitlán. |
La iniciativa consistía en realizar una aportación a un BA a
partir de sus conocimientos como especialistas, gracias a lo cual era posible
relacionar su formación profesional como estudiantes y contribuir a la
sociedad. “Se podía lograr potencializar sus conocimientos y, sobre todo,
aterrizar la parte de la formación profesional, es decir, pudieron llevar el
campo de acción de la Universidad a la vida real”, comentó el QFB Paredes.
En entrevista, el académico destacó que dicho complejo
recibe comestibles de diferentes supermercados y mayoristas de la zona, como
frutas, verduras, hortalizas, productos a granel y enlatados, los cuales se
pretende sean distribuidos a personas de bajos recursos económicos.
La intervención, por tanto, era conocer las condiciones de
operación del BA en virtud del cumplimiento de las etapas que comprenden su
funcionamiento. Hasta entonces, en la Facultad no existía un proyecto de
servicio social con dichas características.
El Banco
Con la idea de evitar la contaminación de los alimentos y
así aprovechar al máximo dichos recursos, los involucrados de la FESC
asistieron a una entrevista en el lugar para conocer las instalaciones y las
condiciones en las que se llevaban los procesos arriba mencionados.
Las estudiantes y el QFB Paredes tuvieron como objetivo dos
ejes fundamentales: por un lado, identificar las áreas de oportunidad del sitio
y, por el otro, capacitar al personal que ahí labora sobre la sanidad y las
buenas prácticas para evitar lo más posible la contaminación. “Uno de los
pilares fundamentales de la manipulación de los alimentos es evitar la
contaminación sea física, química y, la más importante, la microbiológica”,
reconoció el académico.
En la inspección, encontraron que no existía un criterio de
selección de los suministros basado en sus propiedades particulares ni una
normativa de limpieza adecuada. Para definirlo, Ingrid y Claudia realizaron un
control microbiológico de las diferentes áreas (almacenamiento y secciones de
refrigeración) y crearon una metodología que asistiera a los trabajadores del
BA en la recepción, almacenamiento y distribución.
La capacitación del personal era de suma importancia dado
que una indebida manipulación de los alimentos traería consigo su ulterior
contaminación y, por ende, una más baja distribución de los mismos. Por eso, se
impartió a los trabajadores pláticas relacionadas con el lavado de manos, la
limpieza de los utensilios empleados y de las superficies, todo lo cual
mejoraría la inocuidad de los comestibles.
Así, el equipo de la FES Cuautitlán estableció una normativa
que mejoró las condiciones del BA y disminuyó los índices de contaminación,
haciendo que los víveres fueran aptos para el consumo humano y mayormente
aprovechados por los beneficiarios.
El trabajo se realizó durante los seis meses (480 horas) que
indica el estatuto del Servicio Social universitario tanto en el Laboratorio
L514 de Campo Uno, donde se efectuaron los estudios experimentales
correspondientes, como en el Banco de Alimentos de Cuautitlán Izcalli A. C.
ubicado en el municipio de Cuautitlán Izcalli, sobre la carretera
México-Querétaro.
Publicar un comentario Blogger Facebook