Ingeniero, científico, político y catedrático, Heberto
Castillo Martínez, durante una visita a Ecatepec, en 1988. Foto de Jorge Villa/Archivo.
Ecatepec, Méx., miércoles 3 de abril de 2019
Como militantes de Izquierda, muchas veces, al ver que,
entre otras cosas, tu Partido no se mueve y no reconoce el esfuerzo de los
grandes personajes, que abrieron los espacios de participación e hicieron
posible el arribo de la Democracia, se hace necesario proponer, activar, hacer
cosas que incidan, no sólo en la vida
partidaria, sino además. En el ánimo de las personas.
Fue así como, en
noviembre de 2003, el Movimiento de Acción Política de Ecatepec, grupo afín al
PRD, lanzó la convocatoria para la realización del Encuentro de las Comunidades
y, al mismo tiempo, hacer un reconocimiento a la trayectoria de uno de los
grandes hombres, que ofrendaron su vida por defender el decoro y la dignidad de
los que de todo carecen: Heberto Castillo, ingeniero de profesión, veracruzano
de origen y Revolucionario por convicción.
Entonces,
decidimos solicitar, al Ayuntamiento, su permiso para instalar una Placa
Conmemorativa en el jardín municipal, en honor de tan ilustre personaje.
No fue fácil.
Apenas unos meses antes, nuestro Partido, el PRD, nos había cerrado la
posibilidad de proponer al candidato para contener las elecciones y había
designado a una señora que venía del PRI y que, según el CEN, ya se había
convertido.
Todo pasa, ellos
designan a la candidata, con todo y equipo; nosotros hacemos a la campaña y, al
final, todos perdemos, menos el PRI, con su candidato Eruviel y la señora que,
a la postre, se hace diputada pluri y, después, se regresa a su Partido. Pero
ésa es otra historia.
El caso es que, en
mi caso, me tocó elaborar y entregar, la solicitud para colocar la placa y lo
hice, a través de Bety Ochoa, en ese entonces, regidora del PRD, quién plateó
la propuesta en una sesión, sin imaginar que, el Cabildo en pleno, apoyaría la
iniciativa.
No sólo eso,
Eruviel Ávila Villegas, flamante presidente municipal, hizo suya la propuesta y
no sólo nos otorgó el permiso, sino que, también, el gobierno donó un espacio
del jardín, para instalar la placa que, al final, no fue sólo placa, sino un
pequeño monumento y una placa metálica, con el rostro y nombre y de nuestro
querido ingeniero.
Toda una
experiencia. Alternar y acordar con los directores y subdirectores de ese
gobierno, que intervinieron en la construcción de ese monumento. Un triunfo de
la Izquierda. Mantener viva la historia y reconocer el trabajo y esfuerzo de
quienes nos enseñaron a pelear.
El día de la
inauguración de nuestro monumento, el presidente municipal y parte de su
Cabildo estuvieron presentes y Laura Itzel Castillo, hija del ingeniero, quedó
en llegar al evento.
Me tocó ser el
maestro de ceremonias y, momentos después, ya no sabía qué decir, pues Laura
Itzel no llegaba. Nosotros, Cureño, Faustino, Cirilo y los demás compañeros,
como quiera, ya estábamos acostumbrados a esperar y veníamos preparados para lo
peor, pero nos afligía tener esperando, nada menos y nada más, que al
presidente municipal.
Dos veces
presenté a Eruviel y le concedí el uso de la palabra, pero aguantó y, son todo respeto, argumentó:
-Yo, puedo esperar, no hay problema. Prefiero esperar a que
llege la arquitecto.
-Toda una historia.
Sin embargo, uno
de los gobiernos posteriores, al hacer la remodelación del jardín, retiró la
placa y, a la fecha, no la han reinstalado, a pesar de que, en más de una
ocasión, se los hemos solicitado, como lo haremos este próximo viernes 5 de
abril, en el que le rendiremos un modesto, pero muy sentido Homenaje a nuestro querido ingeniero
y entregaremos otra solicitud, para que el monumento en su honor, sea
restituido.
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