Foto Margarito Pérez Retana, corresponsal/Morelos/Cuartoscuro. |
Lunes 13 de mayo de 2019
Cada vez será más difícil ver fenómenos así:
La fotografía del instante en que un sicario amaga con una
pistola a varias personas en la plaza de Cuernavaca trepó a las primeras planas
de 12 de los 16 diarios de información general capitalinos y seguramente a la
mayoría de impresos del país este 9 de mayo, además marcó todos los sitios web
de noticias de México.
Esa y otras imágenes las tomó, con cámara, Margarito Pérez
Retana, corresponsal de cuartoscuro
en Morelos, un reportero gráfico, no un aficionado con teléfono digital.
Luego preguntaremos a Pedro Valtierra, director de la mayor
agencia mexicana de fotografías de prensa ¿cuánto dinero ganó la empresa? ¿En
qué mejorará su reportero por ese trabajo excepcional? Esas placas tomadas en
el momento y sitio justos del hecho con calidad visual e intencionalidad
periodística, ¿ayudarán a revitalizar a esta especialidad que parece
extinguirse?
Se pueden augurar las respuestas:
La placa principal obtendrá uno o varios premios por la
fotografía de noticias más oportuna (algunos reconocimientos de esos son
acompañados con dinero)…
El fotógrafo de prensa recordará gratamente esa épica, por
mucho tiempo y le estimulará su currículo.
Empero, salvo un pago adicional, probablemente no mejorará
su nivel de vida porque, si es profesional convencido, continuará con las
angustias cotidianas del resto de los fotorreporteros de México.
Especialidad avasallada
Sobran los diagnósticos probatorios de que las y los
reporteros mexicanos son la parte más vulnerable del periodismo. Lo común es el
trato laboral como oficiantes, carentes de prestaciones sociales, despidos
periódicos injustos e ilegales, riesgos, amenazas, agravios cotidianos y
asesinatos.
Y, paradójicamente, a quienes todo lo negativo se les
multiplica es los que tienen que andar siempre en la calle en busca del momento
justo: las y los fotógrafos y camarógrafos. Es doloroso pero la mayoría
trabajan desde el inframundo profesional. Ejemplos sobran.
Hace unos pocos meses, dos directivos editoriales de una
empresa corporativa presionaron para que se contratara más reporteros gráficos
para sus doce diarios impresos, dos canales de televisión y 20 plataformas
digitales; machacaron para que les subieran el salario a los 4 fotógrafos y 4
camarógrafos que ya estaban (varios de ellos no obtenían ni el mínimo
profesional que era de casi 7 mil pesos mensuales); gestionaron para que les
inscribieran en el seguro social por los riesgos cotidianos, también para que
les dieran cámaras porque usan las de su propiedad y cuando se averían no les
pagan las composturas.
Resultado: la empresa decidió quedarse sin fotógrafos y
contratar como free lance bajo la modalidad
outsourcing sólo dos camarógrafos.
Castigada
Poca gente sabe que las y los reporteros gráficos de la
ciudad de México tienen 3 o más asignaciones al día, que comienzan a las 8 de
la mañana, que normalmente van de un extremo a otro de la ciudad el mismo día,
que deben entregar sus imágenes casi en tiempo real. No les queda tiempo para
investigar asuntos o hacer reportajes visuales. Sus ingresos son siempre por
debajo de sus colegas redactores, algunos logran que sus productos les compre
una segunda empresa. En los estados, es peor.
Y encima de todo, en las estadísticas de agresiones verbales
o físicas ellas y ellos acapararían la mayor parte porque siempre llegan a
donde se dan los hechos para toparse con los guardaespaldas y otros que no
entienden su labor. Generalmente no lo denuncian. Una joven fotorreportera me
confío que le asombra el día que no sufre un empujón, una mentada de madre o
una riña altisonante y pocos se enteran.
Y rebasada
Desde hace años ellas y ellos comparten el diagnóstico de cómo
su especialidad tiende a desaparecer: maltrato laboral, menosprecio editorial,
poca defensa de sus derechos como autores por ignorancia (derechos morales, de
explotación, de reproducción, de distribución, de publicidad, y de
transformación). La loza mayor es la irrupción de las cámaras en teléfonos que
hacen suponer a todo propietario que es foto periodista, al igual que todo
comentarista alharaquiento en redes sociales se siente periodista.
La Revista Zócalo publicó en 2014 un ensayo del
fotorreportero Ulises Castellanos donde enlista los avatares que los empujaron
más al inframundo.
“Decidí ser fotoperiodista cuando nos amanecimos con el
terremoto de la ciudad de México en 1985… era un mundo sin internet, sin
celulares… la fotografía era un trabajo químico y visual que nos convertía en
una especie de ‘chamanes’ entre la realidad, los hechos y la sociedad. … Éramos
especiales pues.
“Antes del 2000 irrumpió la cámara digital… Un nuevo mundo
tecnológico se hacía presente, la fotografía digital en su cenit y el fin del
negativo. Para 2007, Steve Jobs nos presenta el iPhone y ya nada sería igual.
“Hoy ser fotoperiodista es casi irrelevante, ya no somos
únicos, ni tenemos el monopolio de la imagen, y mucho menos de la distribución,
hoy en definitiva ‘cualquiera hace foto’, ‘cualquiera la distribuye’ (…) Los
medios invierten más en fotógrafos de sociales y deportes, que en fotógrafos
para cubrir el narco. Ahí mejor se esperan a las agencias, y las agencias se
esperan a que un FreeLancer local les
mande.
“En los medios nacionales, se libra otra ‘guerra’, la de los
diseñadores que se creen editores visuales y que frente a la ignorancia visual
de muchos directivos, abusan de su ingenuidad. Por lo que son ellos quienes
determinan cual foto y a qué tamaño se irá en las páginas de su diario o
revista...
“¿Cuánta fotografía basura circula diariamente en internet?
Cálculos conservadores refieren que diariamente se suben más de 300 millones
foto en las redes. Unas buenas sin duda, pero la gran mayoría ‘basura visual’ o
simples mentiras (…).Lo que produce la gente en redes es gratis, entonces ¿para
qué pagarle a un profesional, si el taxista lo va a mandar? Los salarios en los
diarios que aún conservan staff de fotógrafos (2014) están arrancando
contrataciones de a 5 mil pesos por mes…
“El fotoperiodismo en
México atraviesa hoy la peor de sus crisis mediáticas derivado de tanto
manoseo. Apenas hace unos meses golpearon casi hasta la muerte a un colega por
retratar una marcha ‘ciudadana’, ¿quién lo golpeó? ¿Los Granaderos?
¿Judiciales? ¿Policía Federal? No. ¡¡¡Los manifestantes¡¡¡ Así como lo lee. Los
llamados anarquistas casi matan a Marco Ugarte, fotógrafo de la AP, ¿por qué?
Por hacer su chamba, hacer fotos. Así nada más. ¿Y qué pasó? Nada. Nadie hizo
nada”.
Hasta aquí el recuento de Ulises Castellanos.
Por todo eso y más, algunos periodistas también fuimos
sacudidos por las imágenes muy periodísticas que logró el 8 de mayo el
reportero gráfico de cuartoscuro, de
la revista Proceso y otros medios locales en Morelos, Margarito Pérez Retana.
Hacía tiempo que no se veía algo así de un fotorreportero mexicano.
La reivindicación del reporterismo es una necesidad social
porque conlleva también la credibilidad del periodismo y, como dicen los
teóricos, abonar a la salud de la democracia. Para esta recuperación son
indispensables los otros reporteros: mujeres y hombres que hacen esfuerzos por
rescatar la especialidad del periodismo gráfico. Es deseable que haya decenas de
Margaritos y les reconozcamos sus aportaciones. (rogeliohl111@gmail.com).
***
(*) Reportero desde 1977. Especializado en investigación en
Excélsior, El Universal, Milenio y otros. Dos veces Premio Nacional por el Club
de Periodistas. Autor de los libros Zócalo Rojo, Zorrilla y Sólo para periodistas.
Profesor invitado en varias universidades. En 2013 y 2015 el Colegio de Sinaloa
le concedió la Cátedra de Periodismo y Comunicación “Pablo de Villavicencio”.
Miembro fundador del Consejo Consultivo del Mecanismo de Protección a Personas
Defensoras de los Derechos Humanos y Periodistas de la Segob (2010-2014).
Director fundador de Casa de los Derechos de Periodistas, A.C. Consultor en
temas de protección, leyes y políticas públicas sobre el periodismo en la
asociación periodistastrespuntocero. Consejero editorial de la revista Zócalo y
del Sistema Informativo Vía Libre. Su
columna para periodistas, Miradas de Reportero, se publica en medios impresos y
digitales de 14 entidades del país. Es autodidacta. Email:
rogeliohl111@gmail.com
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