Al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida. Sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres. Albert Einstein
Una de las especies más vulnerables de nuestro tiempo es la abeja, la cual lucha por su existencia ante un gran número de amenazas. Fotos Fes Cuautitlán. |
Sandra Y. Sánchez Olvera / Red-Accion | Cuautitlán Izcalli,
Méx., domingo 9 de junio de 2019
La preservación de la biodiversidad se ha convertido en uno
de los retos más importantes del mundo de hoy, ya que los efectos causados por
el cambio climático han llevado al borde de la extinción a una enorme cantidad
de flores y animales, que han visto modificadas las condiciones de sus hábitats
naturales.
Una de las especies más vulnerables de nuestro tiempo es la
abeja, la cual lucha por su existencia ante un gran número de amenazas:
depredadores naturales, el uso indiscriminado de pesticidas, la destrucción de
su hábitat y la alta demanda de productos de la colmena como la apitoxina.
Su principal función es como polinizadores, un proceso que
hace posible que de una planta retoñen semillas o frutos, los cuales son
primordiales para la alimentación de los seres vivos. De hecho, Greenpeace, una
organización que promueve acciones en beneficio del medio ambiente, reporta que
el 75% de los alimentos que consumimos dependen de ello.
Protegerlas en todos los aspectos, por tanto, se ha
convertido en un tema prioritario para el ser humano, una idea que el alumno de
Ingeniería en Telecomunicaciones, Sistemas y Electrónica (ITSE) de la FES
Cuautitlán Felipe Romano Rodríguez tuvo en mente al diseñar un dispositivo que
funciona a base de energía solar y sirve para extraer el veneno de las abejas
sin que éstas mueran en el proceso.
El extractor
La Organización para la Agricultura y la Alimentación de las
Naciones Unidas (FAO) estima que de 100 especies de cultivos, dentro de los
cuales se encuentra casi el 90% de lo que consumimos, crecen por efecto de la
polinización de las abejas. De desaparecer, los modelos de desarrollo y
crecimiento económicos actuales se verían radicalmente modificados y se
desataría una crisis alimentaria.
Así que con la intención de preservar a estos insectos, a
petición del doctor Tonatiuh Alejandro Cruz Sánchez, responsable del
Laboratorio de Bioprospección Microbiológica de Propóleos de la UIM, el grupo
liderado por el doctor Víctor Hugo Hernández Gómez, encargado del Laboratorio
de Energías Renovables (LER) de la misma Unidad, creó un extractor de veneno de
abeja siguiendo las características antes mencionadas.
Tradicionalmente, el veneno o apitoxina era extraído
directamente de las glándulas de la abeja o haciéndola picar una determinada
superficie para que el agujón se desprendiera de su cuerpo. En ambos casos se
provocaba su muerte.
Sin embargo, hoy en día las estimulaciones eléctricas a las
que son sometidas no la sacrifican, pues una pequeña, pero suficiente corriente
eléctrica, basta para que la abeja deposite el veneno en un cristal. El
desarrollo del Laboratorio de la FES Cuautitlán se distingue por extraer la
sustancia a través de este método y por usar la energía del sol como principal
fuente de funcionamiento.
Lo que queremos es no afectar a la abeja debido a que el
método tradicional de extracción de apitoxina es mediante una cirugía o
haciendo que pique una tela”, señaló Romano Rodríguez en entrevista.
Para conocer más al respecto del tema, el estudiante de la
carrera de ITSE fue asesorado por el doctor Cruz Sánchez, quien lo informó
acerca de las técnicas de recolección del veneno y las aplicaciones que éste
tiene en las medicinas humana y veterinaria, áreas del conocimiento en las que
este grupo de trabajo desarrolla investigación.
Se sabe, así lo publicó Milenio, que son más de cien las
enfermedades que pueden ser tratadas con esta sustancia (artritis, estrés o
afecciones de la piel), ya que posee propiedades antiinflamatorias y
analgésicas, entre otros más. Incluso, recientemente se realizan estudios para
comprobar su efectividad en el tratamiento del VIH y SIDA.
El uso de la energía solar
El LER ha aprovechado diferentes fuentes de energía
inagotables, como la solar o la eólica, para desarrollar tecnología que ha
resuelto necesidades concretas con un objetivo específico: cuidar el medio
ambiente.
Con este propósito fundamental, el dispositivo elaborado por
Romano Rodríguez está diseñado para utilizar la energía emitida por el sol
mediante un sistema de alimentación que funciona a base de celdas (que
transforman la luz en electricidad), las cuales abastecen de manera regulada a
una batería.
Lo anterior fue primordial para el proyecto debido a las
dificultades que hay para proveer de electricidad a ciertos lugares del país,
lo que limita en cierto modo el uso de artefactos que funcionen con este
recurso.
Además, el diseño del instrumento funciona y es controlado
por un Arduino, cuya ventaja es su plataforma de código libre y su simplificación
al usar microcontroladores. El estudiante de la Facultad declaró que dicho
sistema permite regular diferentes niveles de voltaje, un aspecto importante si
se toma en cuenta el tipo de abeja a la que se le va extraer el veneno y la
cantidad de electricidad requerida para tal fin. Así, el usuario podrá
controlar la calibración del extractor.
“Consiste en dos alambres que estarán pasando corriente y en
el momento en que la abeja se ubique entre éstos se cerrará el circuito
recibiendo una pequeña descarga, es decir, el estímulo eléctrico”, comentó
Romano Rodríguez. En todo momento se ha buscado no lastimarla ni matarla y
mantener los parámetros de producción del insecto. “Se hizo así principalmente
por el impacto que tiene la abeja en el medio ambiente y porque queremos
recolectar el veneno de abeja para usos médicos”, apuntó.
En este último caso, la abeja interactuará con el
instrumento para recibir las descargas y depositar el veneno sobre una
superficie de vidrio. Éste será llevado posteriormente a un proceso de raspado
a fin de recopilar la sustancia. Se requiere de un aproximado de setenta
colmenas para obtener tan sólo un gramo de apitoxina.
De momento, se busca implementar este extractor en los
apiarios de la Facultad una vez se concluya completamente el diseño del
prototipo para beneficio de la investigación y la docencia que ahí se realiza.
Sin embargo, en algún momento podría acercarse a los productores para
modernizar sus procedimientos de extracción de apitoxina, llevando así la
tecnología universitaria a varios rincones del país.
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