* Le brinda ayuda humanitaria para regresar a su país; antes
viajó por cuatro ciudades y trabajó un par de meses en San Luis Potosí, pero
primero evadió la Guardia Nacional y luego se montó en La Bestia
El joven de 22 años partió de su país hasta Palenque, Chiapas, libró a la recién creada Guardia Nacional y logró montarse en La Bestia. Foto Archivo. |
Red-Accion | Ecatepec, Méx., miércoles 10 de julio de
2019
El tránsito y estadía del hondureño Marlon Antonio Romero
Rivera por México no fue fácil. Como él mismo lo comenta, “en la vida nada es
fácil”. Y es que desde su arribo a la frontera sur del país vivió el maltrato
que día con día aqueja a los migrantes centroamericanos que pasan por la nación
en busca del sueño norteamericano.
Marlon salió de Honduras el pasado 14 de marzo dejando a sus
dos hijos, Marlon Isaías y Joseph Antonio, de 3 y un años de edad,
respectivamente, así como a la mujer que lo crió, su abuela, y a la mujer que
lo engendró, su madre, quien lo dejó bajo resguardo de doña María Elizabeth a
los seis meses de edad.
Su objetivo fue llegar al estado mexicano de San Luis Potosí
para entregar a su hermano su partida de nacimiento y de ese modo sus sobrinos
puedan ser registrados. Sin embargo, esta labor que pudo simplificar con un
envío por correo lo llevó a vivir y sufrir hambre, sed y las inclemencias del
clima, pero sobre todo y lo peor que experimentó fue el desprecio de sus
connacionales y la discriminación de los mexicanos.
“En el camino te encuentras a gente buena, hay quienes te
ayudan y otros que abusan de ti; por ejemplo, vas a la tienda y un agua que
vale 7 u 8 pesos te la venden hasta en 12 pesos porque saben que tienes sed y
que la necesitas, eso es un abuso”, reiteró mientras inclinaba la cabeza y
frotaba sus manos.
El tránsito y estadía del hondureño Marlon Antonio Romero Rivera por México no fue fácil, como él mismo lo comenta. |
El joven de 22 años partió de su país hasta Palenque,
Chiapas, libró a la recién creada Guardia Nacional y logró montarse en el tren
llamado La Bestia. La masa de frío acero lo transportó por Tierra Blanca
y Coatzacoalcos, Veracruz; Querétaro hasta llegar a El Naranjo en San Luis
Potosí, donde su hermano menor lo esperaba.
“De Chiapas y Veracruz viajé con algunos migrantes más,
éramos 14 y en el camino se fueron quedando. A San Luis Potosí, luego de 16
días de viaje, llegamos cuatro y de ahí ellos siguieron”, recordó.
Con el afortunado encuentro con su hermano menor concluía su
viaje, pero comenzaría a cosechar experiencias desagradables que lo hicieron buscar
su regreso a Honduras.
“Cuando encontré a mi hermano me dio mucho gusto, hacia
cinco años que no lo veía y me sentí muy bien, conocí a sus hijos y su esposa.
Pero lamentablemente fue aquí cuando me di cuenta cómo era, pues una vez que le
entregué sus documentos no quiso darme el dinero que gasté para llegar hasta
donde él estaba, me dejó en la calle y tuve que trabajar o de lo contrario no
sabía cómo regresarme”, expresó.
“Durante más de dos meses trabajé horneando bolillo, renté
un cuarto muy chiquito que tenía un techo con goteras y al que le hice algunos
trabajos de albañilería que el dueño nunca me pagó. Con las lluvias mis cosas
se me mojaron por lo que le dije a quien me lo rentó que no seguiría ahí”,
confesó. Sin embargó nunca recibió el pago del mantenimiento que le dio al
inmueble ni le reembolsaron el depósito que realizó cuando alquiló lo que era
un simple dormitorio.
El pasado lunes la Coordinación de Asuntos Migratorios le ofreció al joven hondureño atención y orientación; además de traslado a las instalaciones del Instituto Nacional de Migración. Fotos CS/EM. |
Ante el abuso del jefe de la panadería en que trabajaba y la
discriminación de sus compañeros, en días pasados decidió regresar a su patria.
Fue así que nuevamente montó los lomos de La Bestia. Pese a
que su intención era hacer algunas escalas para tomar la ruta hacia la frontera
sur, en un descuido debido a que se quedó dormido notó que estaba en Tultitlán.
El domingo y gracias a la orientación de otros viajeros supo
que Ecatepec cuenta con la Coordinación de Asuntos Migratorios. Fue gracias al
auxilio de una oficial de Tránsito de ese municipio que Marlon llegó a la
cabecera municipal, donde al exterior pasó la noche.
El pasado lunes el titular de la Coordinación de Asuntos
Migratorios, Arturo López García, le ofreció al joven hondureño atención y
orientación; además de traslado a las instalaciones del Instituto Nacional de
Migración, ubicado en la colonia El Vergel, en la alcaldía de Iztapalapa, donde
ingresó de manera voluntaria y donde quedó en espera para regresar de manera
segura a su país.
Ecatepec cuenta con una oficina de atención a migrantes y
actualmente se impulsa la creación de una casa para brindar apoyo a extranjeros
que se encuentran en situación vulnerable.
“Sé que ya no pueden hacer más y hasta aquí queda su labor”,
reconoció el joven hondureño, a la vez que agradeció la ayuda humanitaria que
recibió.
Con un esbozo de sonrisa, Marlon confesó que no todo fue
malo. De recuerdo conserva las llaves del departamento que arrendaba con un
compañero de trabajo en San Luis Potosí, quien se las dejo por si algún día
decide regresar. “Sí regresaría a ver a mi amistad,” concluyó.
Publicar un comentario Blogger Facebook