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* La ex atleta mexicana fue la primera mujer en encender el pebetero olímpico, en 1968; sólo ha habido dos

La mexicana Enriqueta Basilio Sotelo es la mujer que pasó a la historia por ser la primera en encender un pebetero olímpico en la edición de México 1968, y así convertirse en símbolo del olimpismo mundial. GETTY IMAGES.

Red-Accion | Ciudad de México, sábado 26 de octubre de 2019

La ex atleta mexicana Norma Enriqueta Basilio Sotelo falleció este sábado, informó el Comité Olímpico Mexicano. La atleta tenía 71 años.

Es la mujer que pasó a la historia por ser la primera en encender un pebetero olímpico en la edición de México 1968, y así convertirse en símbolo del olimpismo mundial.

“La #FamiliaOlímpica mexicana lamenta el deceso de nuestra querida #EnriquetaBasilio, emblema del olimpismo mundial al ser la primera mujer en prender un pebetero olímpico #JOMexico68. Nuestra solidaridad a sus hijos, familiares y amigos en este difícil momento. QEPD”, tuiteó el COM.


Y el papel de la atleta mexicana en la inauguración no fue sólo deportivo, publicó en agosto de 2016 la BBC de Londres, y ella relató:

"Creo que no solamente encendí el pebetero olímpico… Encendí el corazón de las mujeres, la lucha por la justicia, por la equidad; la lucha por la igualdad".

Una tarea de varios años. La siguiente mujer que encendió sola un fuego olímpico fue Cathy Freeman, en los juegos de Sydney 2000. Y fue hasta las competencias de Londres en 2012 que las atletas participaron en todas las disciplinas olímpicas.



La inspiradora historia de Enriqueta Basilio, la atleta de México que fue la primera mujer en prender la llama olímpica

El siguiente texto, abreviado, es tomado de BBC Mundo, del 5 de agosto de 2016; relata la entrevista que realizó el reportero Alberto Najar a la exatleta olímpica:


"Cerré mi mente, me concentré en llegar al pebetero", recuerda Enriqueta Basilio

Cuando entró al estadio donde se inauguraron las Olimpiadas de México en 1968, Enriqueta Basilio Sotelo sólo quería llegar pronto al pebetero y encender el fuego olímpico para aplacar sus nervios

No fue sencillo, recuerda. Cientos de atletas invadieron la pista para tomar fotografías.

Un grupo de niños scouts formaron una valla que le abrió camino hasta las escaleras para subir al pebetero. Cerré mi mente para únicamente pensar en que tenía que llegar.

"Empecé a escalar sin ver ni escuchar nada, perdí la noción. Me concentré, cerré mi mente para únicamente pensar en que tenía que llegar", le cuenta a BBC Mundo.

Pero cuando la llama se alzó a varios metros y volteó hacia el estadio que le aplaudía y vitoreaba, la joven comprendió.

Por primera vez en la historia una mujer había encendido el fuego de unas olimpiadas, las primeras que se realizaron en América Latina.

Un hecho histórico que trascendió al momento. En 1968 en el mundo occidental había un movimiento creciente por los derechos de las mujeres.

GETTY IMAGES.

A Queta Basilio le costó pasar entre la multitud de atletas presentes en el desfile inaugural.

Y el papel de la atleta mexicana en la inauguración no fue sólo deportivo. "Creo que no solamente encendí el pebetero olímpico", dice Enriqueta.

"Encendí el corazón de las mujeres, la lucha por la justicia, por la equidad; la lucha por la igualdad".

Una tarea de varios años. La siguiente mujer que encendió sola un fuego olímpico fue Cathy Freeman, en los juegos de Sydney 2000.

Y fue hasta las competencias de Londres en 2012 que las atletas participaron en todas las disciplinas olímpicas.

El México de 1968

Desde la nueva era de las Olimpiadas, que empezó en 1896, todos los portadores de la antorcha habían sido atletas hombres. Y todas las competiciones habían sido en Europa, Japón y Estados Unidos.

Aquí, con Felipe El Tibio Muñoz, ex nadador y primer medallista de oro olímpico. INTERNET.

La australiana Cathy Freeman fue la segunda y hasta ahora última mujer encargada de encender el pebetero en unos juegos olímpicos, fue en Sídney 2000.

En 1968 fue la primera vez que se eligió un país latinoamericano, México, que en esa época vivía un importante auge económico, con crecimiento de hasta 8% en su Producto Interno Bruto. El país, además, tenía un activo papel diplomático, sobre todo en América Latina.

De hecho, fue la única nación en el continente que mantuvo relaciones diplomáticas con Cuba, después que fue expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Este rol le permitió mantener relaciones con los dos bloques en que la Guerra Fría había dividido el mundo. Y también sirvió para conseguir la mayor asistencia de países en la historia de los juegos olímpicos.

Pero al mismo tiempo al interior México enfrentaba fuertes problemas sociales, con protestas estudiantiles concentradas en la capital.

El punto más grave del conflicto ocurrió el 2 de octubre de 1968, cuando el Ejército disolvió violentamente una protesta de jóvenes en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.

La noche del miércoles 2 de octubre de 1968. AFP.

La matanza de Tlatelolco puso en vilo la celebración de los primeros juegos en América Latina.
Oficialmente, el gobierno del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz reconoció la muerte de 26 personas en lo que llamó "un enfrentamiento".

Según el Consejo Nacional de Huelga, que agrupaba a los estudiantes, los fallecidos eran más de 200. Hasta ahora el número real de víctimas se desconoce.

La masacre ocurrió diez días antes de la inauguración de las competencias. Muchos, en esos días, se preguntaron si realmente podrán llevarse a cabo.

"Nunca me dijeron nada"

Éste era el país de Enriqueta Basilio, una joven de 20 años campeona nacional en la categoría de 80 metros con vallas. Nació en Mexicali, Baja California, en la frontera con Estados Unidos. Es una zona desértica donde en verano la temperatura puede superar 48 grados centígrados.

En esos días su mayor sueño era competir en las olimpiadas, algo difícil porque realmente no tenía mucha experiencia.

Querían a una mujer, pero no sabían a cuál.

De hecho sólo había participado en dos torneos internacionales: los Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá, en 1967, y una competencia en Cuba al año siguiente.

Por eso no esperaba correr en la olimpiada. Ni mucho menos encender el pebetero.

Queta Basilio cuenta que el comité organizador decidió romper con la costumbre de asignar a un hombre la tarea de encender el fuego olímpico.

A Queta Basilio no le explicaron cómo tenía que hacer una vez alcanzar el último de los 92 escalones.

"Ellos lo que querían era cambiar la tradición. Querían a una mujer, pero no sabían a cuál".

¿Cómo la eligieron? "Nunca me dijeron nada directo. Hubo una competencia en Cuba e hice un buen papel, entonces me preguntaron qué pensaba de portar el fuego".

"Les dije que como siempre habían sido hombres había elementos muy buenos para hacerlo, como Felipe Muñoz", el primer y único mexicano en ganar una medalla de oro en natación.

Días después un periódico publicó la noticia de su designación como la portadora de la antorcha olímpica.

"Me preguntaron qué piensas y dije pues no sé, hasta que en una conferencia de prensa dieron el aviso de que iba a ser una mujer y que era yo".

“Se les olvidó mi uniforme”

La designación de Queta Basilio causó polémica. Algunos protestaron por la elección de una atleta con poca experiencia y originaria de una ciudad lejana a la capital del país.

Pero otros decían que portar la antorcha olímpica y encender el pebetero no era tarea de una mujer.

“Fueron las dos cosas”, recuerda Basilio Sotelo. "Era de provincia y estaba muy novata, del juvenil me fui directo a la olimpiada".

La atleta con su familia, 48 años después de la hazaña. ENRIQUETA BASILIO.

Al final el comité organizador mantuvo su decisión, en parte por el apoyo de muchos competidores, pero también por el entorno social de las olimpíadas.

El siguiente paso fue prepararse para la inauguración. "Entrené dos veces la ruta y las escaleras fueron hechas a mi paso", recuerda.

"Nadie me dijo que tenía que saludar a los puntos cardinales (como es la tradición en estas ceremonias), hasta se les olvidó mi uniforme, no me dieron uno para ese día".

No era únicamente yo, eran las mujeres de México y de todo el mundo

"Salí con mi ropa de entrenamiento, me puse una blanca porque era la primera mujer y vivíamos momentos complejos en el país al realizarse los juegos olímpicos".

Con ese uniforme improvisado entró al Estadio Olímpico Universitario, al atardecer del 12 de octubre de 1968. La pista estaba abarrotada.

"Quería llegar ya a la escalera, era lo que más miedo me daba", recuerda Enriqueta.

"Salí a la pista y en la curva de los 200 metros había deportistas para tomar fotos, me entró nerviosismo, me cerraron el paso, debía agarrar velocidad y sentí que no iba a llegar a las escaleras".

La participación de mujeres atletas aumentó después de 1968.

Entonces aparecieron los chicos scout que le abrieron paso. La atleta subió 92 escalones hasta el pebetero, se volvió hacia el estadio, levantó la antorcha y encendió el fuego.

Los organizadores soltaron miles de palomas, el símbolo que México eligió para las olimpíadas. Queta Basilio sonreía. "Dije: ya cumplimos las mujeres, porque iba representando a las mujeres.

"No era únicamente yo, eran las mujeres de México y de todo el mundo".

Ra.

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