SU RIEL, NUESTRA TIERRA
El Tren Maya, el Corredor Transístmico y proyectos
energéticos como el Proyecto Integral Morelos (PIM) forman parte de las
prioridades presidenciales de este sexenio. Los tres proyectos están sobre
zonas indígenas, lo cual no es casual, pues sobre estos territorios se
encuentran montañas, aguas, bosques, vientos y subsuelos del país y, por
supuesto, la mayor riqueza cultural.
De Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco y Chiapas son
los indígenas que se empeñan en defender territorio y cultura. No son los mayas
de museos y de sitios arqueológicos, sino los del presente, con su vínculo con
la naturaleza y una cultura heredada de grandes matemáticos y astrónomos, los
que quieren seguir sembrando, danzando, rezando y pensando en su lengua.
Sienten que el proyecto del Tren Maya los amenaza, y en "Su riel, nuestra
tierra" explican sus motivos.
Este reportaje Su riel, nuestra tierra, está formado
de seis puntos a partir de la introducción, 1) Quintana Roo, 2) Yucatán,
3) Campeche, 4) Tabasco, 5) Chiapas y 6) Impactos
sociales y territoriales.
Red-Accion | sábado
5 de octubre de 2019
YUCATÁN
Servirles a los que vienen y no nos respetan no va conmigo
Tengo 18 años y vivo en la comunidad de Dzitnup.
El Tren Maya es una mala idea que tienen los que viven en
México, el gobernante o el presidente. Pienso que van a estar contaminando más
con eso, va a haber más viaje. Si van a venir por aquí, cerca del pueblo, van a
contaminar el cenote que tenemos, el agua, y van a cortar más árboles.
Servirles a los que vienen y no nos respetan no va conmigo.
Ellos no tienen nada que ver con lo de aquí ni nosotros con lo de allá. Si no
me respetan, por qué los voy a respetar. Sobre los jóvenes que van a trabajar
para ellos no voy a hablar mal, sólo que para qué van a servir a esas personas,
para qué van a cargar su maleta o guiarlos.
El cenote es un lugar hermoso para disfrutar con la familia,
amistades, otras personas cercanas. Pero ha habido momentos en que cuando hay
muchos visitantes casi no nos dejan pasar a nosotros. Yo me molesto, ¿por qué
me van a prohibir si le pertenece a mis ancestros, si mis ancestros lo
descubrieron? Me impiden disfrutar el agua fresca, el paisaje que tiene.
Merezco disfrutarlo. Ellos tienen derecho a venir, pero no a discriminarnos.
Nos gusta mucho venir a este cenote, es lo más maravilloso
que tenemos en el pueblo. Tengo 18 años. Cuando era chica me mandaron a vivir a
Valladolid y no podía venir a Dzitnup.
Con la llegada de los turistas una parte se va a ir echando
a perder, y la gente del pueblo no va a poder entrar aquí, se va a prohibir por
la visita de los turistas. Yo prefiero disfrutar del paisaje que hay en mi
pueblo a servir a los que nos humillan. Me ven menos, como si fuera su
sirviente.
Yo no tomo en cuenta al Tren Maya, para qué me va a servir
si no voy a ir a ningún lado ni voy a estar recibiendo nada de él.
Guadalupe Concepción
Cenotes Dzitnup, Valladolid, Yucatán
Somos los nuevos esclavos pero ahora por cuenta propia
Nací en Xalaú, municipio de Chemax, pero actualmente estoy
viviendo en Valladolid. Estoy con un grupo de jóvenes dedicados al trabajo y a
la enseñanza de la escritura jeroglífica. Enseñamos a niños de las comunidades
que están muy alejadas de la ciudad y difícilmente llega una buena educación.
También participo en la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’
Xíinbal, que significa “Caminemos juntos”. Participo también en un grupo que se
llama Xook K’iin que se dedica al estudio de las cabañuelas, la lectura del
tiempo.
Estudié computación, pero al momento de que ingresé me di
cuenta de que no tenía computadora. Allí me estaban preparando para que pensara
en irme a la Rivera Maya, y entre que decidía si irme o no, me empecé a
inquietar con las cuestiones de la lengua maya, que comenzaban a tener impacto
en Valladolid.
Se abrió una escuela de lingüística y cultura maya y entré,
a pesar de que mi mamá decía que no, que debía estudiar computación, inglés,
irme a la Rivera para ganar dinero y apoyarlos acá. Es otra la perspectiva que
voy teniendo, en lugar de que me manden a la Rivera me mandan otra vez a mi
comunidad y me hacen ver la realidad que se está viviendo. La lengua me
regresa. Y ahora estoy comprometido con la defensa del territorio.
Estoy viendo que para instalar el Tren Maya están engañando
a la gente. Escucho que muchas personas dicen que sí quieren el proyecto. Vemos
en la tele que es para el turismo, pero no hay entrada para nosotros, y
entonces de qué forma nos va a beneficiar. Más que apoyo o ayuda, es más
despojo. Ya me estoy dando cuenta de que el territorio tiene signo de moneda,
signo de pesos, y ellos van a querer adueñárselo. Nos van a despojar, nos van a
comprar, nos van a malpagar un territorio que hemos estado cuidando desde hace
mucho tiempo.
Muchos compañeros jóvenes que están en la Rivera Maya ya se
fastidiaron de trabajar allá, en los restaurantes, y están diciendo que ya
quieren regresar a su pueblo. “Pues cabrón”, les digo, “regresa y ve cómo está
tu pueblo, fíjate que ya no tienes tierra. Cuando de plano decidas llegar a tu
pueblo, ya no vas a hacer lo que hacías en tu niñez. No lo pienses mucho,
regresa. Nos están despojando, nos están robando la tierra. No tardes mucho,
vénte”.
Al final te das cuenta de que las mismas empresas se hacen
de dinero y tú siempre vas a ser el esclavo. Somos los nuevos esclavos pero
ahora por cuenta propia, nosotros mismos nos vamos a esclavizar allá. ¿Cómo nos
quiere el gobierno? ¿Aquí, con nuestras artesanías en las estaciones? Eso no es
algo viable para un joven que quiere tener ingresos. Hay otras alternativas, y
el Tren Maya no lo es.
Gregorio Hau
Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal
Valladolid, Yucatán
Los mayas se amparan contra proyecto fotovoltaico
La Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal
ha tenido el acierto, la valentía y el coraje de interponer una demanda de
amparo ante un proyecto fotovoltaico que se pretendía imponer en un territorio
comprendido entre el municipio de Valladolid y el de Cuncunul, al oriente de
Yucatán.
Esta lucha es emblemática en la defensa del territorio maya,
por la concreción de nuestros derechos y por que nos tomen en cuenta como
sujetos de derecho, pues las políticas públicas del Estado nos hacen pensar que
no lo somos. Pusimos una demanda de amparo que fue bien acogida por el juez que
consideró que las evidencias que la asamblea presentó eran pertinentes,
adecuadas y suficientes para determinar la suspensión de este megaproyecto.
Esperamos que esta suspensión sea definitiva en el futuro.
Otra de las políticas públicas que observamos depredadoras,
invasivas y golpeadoras de nuestros derechos humanos es el Tren Maya, que de
maya no tiene nada. Es una expresión más de la comercialización del concepto de
nuestra cultura, representa una oportunidad para despojar más a la gente de su
territorio, de sus formas de vida, para incrementar los problemas sociales,
como el alcoholismo, la drogadicción, la desintegración familiar y el consumo
del agua.
El Tren Maya no va a beneficiar a los mayas comunes y
corrientes, pues es un proyecto con fines comerciales y turísticos. Los mayas
sólo están siendo considerados como mano de obra barata al servicio de este
proyecto.
Ojalá que la iniciativa de la defensa de la tierra que ha
ganado esta demanda de amparo con respecto al proyecto fotovoltaico, sirva como
un ejemplo de lo que se puede hacer con la suma de voluntades y el ejercicio de
tus derechos, para que la gente de los estados donde este Tren Maya va a pasar
se organicen y luchen por sus derechos y por su territorio.
María Candelaria May Novelo
Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal
Valladolid, Yucatán
Yo voté que sí
Yo pienso que el Tren Maya nos va a beneficiar. Cuando hubo
una encuesta nosotros acudimos porque pensamos que sí nos va a ayudar.
Beneficia en que va a traer el turismo y nos pueden comprar nuestra venta,
nuestras artesanías.
Vinieron unos de México y nos dieron unas hojas para que opinemos
del Tren Maya, si es a beneficio de nosotros o no. Nos dieron las hojas de uno
en uno. Fue hace dos o tres meses. Todos fuimos a votar. No, no nos dieron
información previa, sólo nos dijeron que había una mesa puesta que venía
mandada por el presidente para saber qué opinión teníamos del Tren Maya, que
pasáramos a votar. Yo voté que sí.
Niria, vendedora de artesanía maya
Izamal, Yucatán
La devastación es algo que no debe ser, pero si es un
beneficio, adelante
Soy mesero en el restaurante La Conquista.
El Tren Maya nos traerá mucha ayuda para el turismo, el
comercio, los restaurantes, las artesanías. Se podrá conocer más nuestro pueblo
mágico, el convento franciscano y las pirámides que son muy bonitas.
Yo no le veo ninguna inconveniencia a que el Tren Maya pase
por aquí, al contrario, todos serían muy buenos beneficios para todos los
ciudadanos de Izamal.
Para el medio ambiente sí veo un riesgo porque se va a
demoler un poquito de la selva, de los montes, pero tenemos que ver las partes
buenas que tiene. La devastación es algo que no debe ser, pero si es un
beneficio, adelante.
Eric Escamilla Estrella, mesero
Izamal, Yucatán
La zona arqueológica no va a aguantar
Estudié la carrera de Antropología e hice la maestría en
Historia. Ahora soy investigador independiente, activista y acompañante de
algunos procesos de las comunidades.
En muchas ocasiones los jóvenes que logran tener una
educación superior tienen que salir de su pueblo para irse a Mérida. Las
poblaciones en el noroeste yucateco están con personas mayores o niños. La
dinámica es muy tranquila. Cada vez se dedican menos al campo, se vuelven
trabajadores de algún dueño de ranchos, cuidando ganados, alimentando a los
caballos, ya sin siembra o con mínima para autoconsumo.
La rutina diaria de los pueblos, sobre todo de los hombres
de mediana edad para arriba, es trabajar, ir al campo un ratito, regresar,
comer, salir al parque a platicar. Muchos se van a Mérida o a Cancún a estudiar
o de plano a vivir. Aquí en Izamal están abriendo tiendas departamentales, y
ahí también se van a trabajar.
Aquí todavía no es un punto turístico muy explotado, todos
los turistas son de paso. El atractivo turístico es el convento y Kinich Kakmó,
la zona arqueológica.
El Tren Maya representa para ellos una oportunidad, no sólo
por el imaginario que ya tienen, sino también porque lo están valorando desde
la nostalgia, desde la memoria. Tren ha habido en Yucatán, fue de uso público,
generalizado entre los pobladores. Los abuelos y los papás utilizaron ese tren
para salir a visitar a familiares, para vender las hortalizas que cosechaban.
Había esta pequeña dinámica económica gracias al tren, que era de bajo costo,
más barato que andar en autobús. Y mucha gente piensa que el nuevo tren será lo
mismo pero moderno.
El panorama puede cambiar cuando la gente tenga acceso a la
información y entienda que más que un transporte público, será turístico y de
carga. A mí no me gustaría que cambiara la dinámica rural a una urbana caótica.
La zona arqueológica no resiste siquiera la afluencia actual
de visitantes, con la llegada del Tren Maya no se sabe si va a aguantar.
Ezer Roboam May May
Izamal, Yucatán
El gran negocio del Tren Maya no es el Tren Maya, sino los
polos de desarrollo
I
Desde hace unas décadas se ha desatado una ofensiva en
contra de las comunidades indígenas. Primero fue el turismo verde o el turismo
rural o de campo, después vinieron los transgénicos, con los que todavía estamos
en lucha. Ahora viene el capitalismo verde, el neoliberalismo con algo que
podemos llamarle neocolonización, porque no es otra cosa que la consumación del
despojo a las comunidades indígenas.
Soy de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal.
En el momento en que nos despojan del territorio nos despojan de la identidad,
de la cultura, de los saberes ancestrales, sin poder meter nosotros las manos,
porque cuando alguien levanta la voz para protestar, en seguida vienen las
amenazas, las intimidaciones.
¿Qué podemos esperar del Tren Maya, además de la
destrucción, la pérdida de nuestra identidad cultural y el despojo de nuestros
territorios? El Convenio 169 de la OIT dice que el gobierno federal debe
garantizar una consulta previa, libre e informada. Ya no queremos la consulta,
lo que queremos es que se respete la autonomía que el mismo convenio enmarca,
para que nosotros podamos decidir cuáles son los proyectos que son viables para
nuestras comunidades, para que nosotros podamos decidir libremente si queremos
o no queremos tal o cual cosa.
No podemos darle el beneficio de la duda a un proyecto que a
todas luces viene para saquear a nuestras comunidades indígenas.
Eliseo Ek
II
Me llamo Diana Castillo, estudiante del doctorado en
Ciencias Sociales.
No tenemos información clara del tren, pero como los medios
lo están pintando se trata de un proyecto de turismo masivo al estilo de la
Riviera Maya. ¿Pero qué pasa en la Riviera Maya, qué hacen los mayas, qué
hacemos incluso las personas de la ciudad en la Riviera Maya? Nos convertimos
en obreros del turismo.
El Tren Maya plantea un pico de ese turismo. Su emblema es
el desarrollo de las comunidades, pero en realidad está dejando a las
comunidades como un ente pasivo, en lugar de dejar que tengan la autonomía de
su territorio, su organización, y que ellos mismos sean los gestores de los
proyectos que se van a desarrollar.
Ya inició la especulación, ya empezamos a ver en las redes
sociales la venta de terrenos en donde se piensa que van a pasar las rutas del
Tren Maya. En Google aparecen los anuncios, te empiezan a bombardear con la
venta de terrenos en Campeche, Quintana Roo y Yucatán.
Diana Castillo
III
Soy psicóloga.
Se habla mucho del impacto ambiental, del impacto histórico,
del impacto cultural y de otros, pero hasta ahorita no he visto ningún estudio
sobre el impacto psicosocial en la población; y en la península ya se está
viviendo una situación de vulnerabilidad en cuestión de salud mental y
psicológica en general.
Tan sólo aquí en Yucatán, donde trabajo con diferentes
grupos sociales, hay un incremento de la depresión, el suicidio, la violencia,
el feminicidio, el alcoholismo, y no hay una respuesta que resuelva la
situación, ni social ni políticamente.
Megaproyectos como el Tren Maya afectan a la población,
especialmente a la indígena, porque generan un desplazamiento en las
comunidades, un impacto, y esto repercute en la salud mental de diferentes
maneras.
No hay ningún programa social directo que trate estos temas
en las comunidades. Lo que han hecho los gobiernos es folklorizar a los mayas,
venderlos como un atractivo turístico, pero no hay un programa que atienda la
identidad maya. Lo que hay son programas asistencialistas y paternalistas, que
no dan un fruto.
Elena Martínez
IV
¿Qué nos trae el famoso Tren Maya? Hace muchos años
necesitábamos el tren porque no había transporte público como ahora. El tren de
ahora no nos beneficia en nada, tenemos todo el transporte, incluso el turismo
que viene tiene muchos medios de transporte.
Nosotros como comunidad maya jamás vamos a tener acceso, ni
siquiera para verlo por fuera. Va a alterar nuestra vida, incluso antes de que
se haga ya está alterando la vida de las comunidades, las está dividiendo y
está destruyendo su tejido comunitario.
Nos tachan de ignorantes, nos tachan de indios. Nos vulneran
todos nuestros derechos, y eso no lo hace solamente el extranjero que viene,
sino también la autoridad que está arriba. En este caso, desgraciadamente, a la
autoridad que quedó arriba la eligió la mayoría de la gente porque según ellos
no tenían acceso a muchas cosas, pero ahorita se están dando cuenta, o no
quieren darse cuenta porque les están regalando mil 600 pesos bimestrales con
las becas para los jóvenes. Eso es comprar la conciencia.
Wilma del Socorro Ventura
V
Me dedico a las bienes raíces, tengo una inmobiliaria. A
Mérida ahora la voltean a ver todos. Con el anuncio del tren ya se sintió un
cambio. Vemos un desarrollo en la esquina y otro en otro lado. Están haciendo
un mundo de casas sin pensar en la deforestación. Los desarrollos inmobiliarios
están viniendo con una fuerza tremenda.
El incremento que ha habido es exponencial. El dinero es el
que está mandando y los inversionistas están viendo un tesoro.
Said Salgado
VI
Yo soy Russell Peba, vengo de la Asamblea de Defensores del
Territorio Maya Múuch’ Xíinbal.
El gran negocio del Tren Maya no es el Tren Maya, sino los
polos de desarrollo, como lo ha dicho Jiménez Pons. Entendemos, según la
información de algunos medios a nivel nacional, que cada estación será una
ciudad-estación para 50 mil personas, aunque no tenemos la información completa
porque el gobierno no nos la da. Estamos hablando de polos turísticos
grandísimos, lo que tendrá una afectación a nivel social y ambiental.
Yo soy de Ticul. Venía de allá para la ciudad de Mérida, en
la ruta de la carretera Muna a Umán, y justo en el entronque de Yaxcopoil vi un
retén. Me paré y se acercó una muchacha a preguntarme si podía hacerme una
encuesta sobre medios de transporte. Se me hizo muy raro, me empezó a preguntar
cuánto me cuesta el transporte, cuánto de combustible, cuánto de tiempo, y al
final me preguntó si estaba de acuerdo con un medio de transporte con el que
ahorrara 30 por ciento del combustible y que fuera más rápido. Yo le pregunté
si era un tren y dijo que sí, que era por el Tren Maya, y le dije que no estaba
de acuerdo.
Este tren que le llaman maya es el tren del despojo maya. Es
una continuación y ampliación de aquel tren que se anunció y que llamaron Tren
Bala, que era sólo para la península. Este proyecto no es nuevo, hace diez años
que lo estamos escuchando. No importa el partido que esté, el proyecto del
capitalismo es el mismo, y eso trasciende a partidos políticos.
Si hay un proceso de consulta, la ley dice que debe ser
previa, libre, informada y culturalmente adecuada. ¿Cómo puede haber un proceso
de consulta si al interior de las comunidades que serán afectadas no existe la
información correcta? Hasta el día de hoy yo no conozco un proyecto ejecutivo
de este tren, no conozco la manifestación de impacto ambiental, no conozco la
evaluación del impacto social ni la evaluación de factibilidad.
Russell Peba
VII
Yo soy estudiante de lengua maya. Estamos celebrando el Año
Internacional de las Lenguas Indígenas, nuestro gobierno en Yucatán está
prometiendo impulsar la lengua y elevarla a segundo idioma a nivel estatal.
¿Dónde están todas esas promesas? ¿Cómo se van a aterrizar si me están diciendo
que el Tren Maya está orientado al desarrollo económico del turismo en la
península?
La lengua está amenazada. A la lengua la vemos como una
cosa, pero es la raíz de los saberes milenarios del pueblo. Lo han dicho los
abuelos, cuando un pueblo deja de practicar su lengua, el pueblo desaparece.
Nuestra lengua es rica, complicada, compleja, lleva mucha información y
sabiduría.
Erika Vázquez
VIII
Me preocupa la ausencia de una prospectiva futura de la
sostenibilidad ambiental de estos proyectos. No hay un análisis a largo plazo
de las cargas ambientales que va a traer este tren. Es una acción irresponsable
del gobierno porque da la espalda a las generaciones futuras y a su derecho al
medio ambiente sano. Va contra el artículo 13 de la ley general de derechos de
niños y niñas, donde dice que tienen derecho a la superviviencia y el
desarrollo. Está en contra de la sexta, la onceava y la treceava meta del
milenio, que tienen que ver con el medio ambiente sano.
Tampoco se cumplen los principios de conservación,
protección y restauración que están en el plan de ordenamiento costero y
territorial del estado que el mismo gobierno puso.
David Herrera
Mesa redonda convocada por la Asamblea de Defensores del
Territorio Maya Múuch’ Xíinbal
Mérida, Yucatán
La península bajo ataque
Tenemos cuatro o cinco proyectos desarrollistas que tienen
algo en común: la invasión de nuestro territorio. Están las megagranjas
porcícolas, que están en todo el estado de Yucatán. Otro de los proyectos es el
monocultivo de la soya transgénica, que es un proyecto peninsular que vemos en
Quintana Roo, Campeche y Yucatán. Nos ha arrebatado miles de hectáreas de
tierra que eran propiedad comunal y que hoy están bajo el régimen de usufructo
de las grandes empresas desarrollistas.
Un proyecto invasor es el de energías renovables, que se
divide en dos partes: las energías eólicas y las energías fotovoltaicas. A
partir de una subasta que se hizo en el sexenio pasado se aprobaron 19
proyectos desarrollistas en este territorio peninsular, proyectos que según
generan un beneficio para el mundo, toda vez que son consideradas no
contaminantes. Nosotros no entendemos por qué dicen eso, pues el transporte de
sus piezas se hace con vehículos y las baterías que necesitan para acumular la
corriente también es contaminante y, sobre todo, en el lugar donde se instalan
se desmontan grandes extensiones de selva, que acaba con la posibilidad de
generar miel, maíz y bejucos para las artesanías, además de una serie de daños
que le ocasionan al agua, a los pájaros y a la flora y fauna en general.
Otro proyecto que nos preocupa es el llamado turismo verde,
que es un turismo industrial que ocupa grandes extensiones de tierra. Están
expropiando lagunas, como el caso de Chichankanab en Dziuché, donde, a través
del gobierno del estado, se hizo un decreto para expropiar 14 mil hectáreas que
ocupa toda una laguna. Esta acción fue fomentada por grandes empresas como las
farmacias Simi y otras que promueven el turismo verde.
También tenemos el problema del agua. Hay una cervecera en
el poniente de la ciudad de Mérida que se lleva el agua que tiene la comunidad,
por lo que los pozos se están secando. La empresa cervecera está apropiándose
de toda el agua, y esto preocupa a las comunidades que se quedan sin el
líquido.
Por todos estos atropellos hemos salido a levantar la voz, a
decir que esto no puede ser, porque si nos arrebatan el territorio nos
arrebatan la cultura, la lengua, y finalmente la vida.
El proyecto reciente es el llamado Tren Maya, que es
sumamente extraño para nosotros. Lo hemos escuchado en la televisión, lo hemos
leído en los medios, pero el gobierno del estado no ha buscado ningún contacto
con los pueblos indígenas para informar de qué se trata. El Fondo Nacional de
Turismo (Fonatur), que es el encargado de implementar todos los preparativos
para este tren, ha expresado palabras que nos duelen mucho, como por ejemplo
que, al que no quiera subirse al tren, le pasará el tren, y también ha dicho
que los disculpemos, que no han venido a consultar sino a avisar que viene un
proyecto. Incluso dijo que el tren nos va a beneficiar tanto que habrá
oportunidad hasta para los limosneros.
Subrayo que ninguna comunidad en la Península de Yucatán
mandó una carta al ejecutivo para decirle que necesitábamos un tren. Y ahora
nos dicen que el tren va porque va, independientemente de lo que nosotros
pensemos o creamos, o el daño que sintamos. El tren es una decisión que se ha
tomado desde arriba, igual que las decisiones que se han tomado en sexenios
anteriores.
¿Por qué nunca ha habido una consulta sobre los proyectos
que plantean las propias comunidades?
Las consultas, de acuerdo al Convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) y al artículo 2 constitucional, son un derecho,
pero en el sexenio pasado se hicieron como un circo, una faramalla, una
justificación. Las empresas, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales (Semarnat), la Secretaría de Energía (Sener) han hecho actividades
que parecen ser consultas pero en realidad no lo son, pues las comunidades no
están involucradas.
Ellos vienen a organizar un evento al que le llaman
consulta, traen a gente que no conocemos, que no son de la comunidad, y hacen
una actividad en un parque totalmente ajeno al pueblo. Esta acción la presentan
en fotografías y videos para los noticiarios, que también están a modo, para
decir que sí consultaron en la comunidad.
Esta situación se dio en los sexenios pasados, pero en este
sexenio ha sido un poco más grotesco. Hemos escuchado que en algunos lados las
consultas las hacen levantando la mano frente al presidente de la República.
Nos parece que esto sigue siendo una falta de respeto a los pueblos indígenas
que estamos sin la información necesaria, y así no podemos tomar una buena
decisión.
A ver, ¿por qué nunca ha habido una consulta sobre los
proyectos que plantean las propias comunidades? Nosotros hemos sufrido durante
muchos años, las comunidades se han organizado, han mandado solicitudes por
escrito a las dependencias, pero no las han respondido nunca. Estoy seguro de
que ninguna comunidad ha pedido un tren, ninguna comunidad ha solicitado una
granja porcícola, ninguna comunidad ha solicitado un monocultivo de mil
hectáreas de soya transgénica, pero ahí están.
Alternativas desde nosotros
Nosotros hemos solicitado que la lengua maya sea materia
oficial en todas las escuelas, hemos solicitado que la filosofía y el
pensamiento maya sean materias en la educación básica, desde el jardín de niños
hasta la preparatoria, que se empiece a enseñar la historia de los pueblos
mayas y que los pueblos mayas sean los que tomen las decisiones sobre el modo
en el que se tienen que desarrollar.
También, como Asamblea de Defensores del Territorio Maya
Múuch’ Xíinbal, hemos solicitado que si de generación de energía limpia se
trata, se nos permita a las comunidades generar nuestra propia energía. Le
hemos dicho al gobierno que si bien se necesita generar la energía a modo
industrial, también se necesita generar a modo comunitario. Nosotros como
comunidades queremos producir esta energía y que nos sirva a nosotros y no como
lo hacen los generadores industriales, que se la venden a Cinépolis o a otras
grandes empresas.
El ASPY es un instrumento para apagar nuestra voz maya
El Acuerdo para la Sustentabilidad de la Península de
Yucatán (ASPY) es un acuerdo que los gobiernos de la península: Yucatán,
Campeche y Quintana Roo, firmaron el 10 de diciembre de 2016 en el marco de la
Conferencia de las Partes (COP 13) en Cancún. Este ASPY es un paquete, como el
envoltorio de los grandes proyectos que se estaban pensando para la Península
de Yucatán, como la soya, las energías renovables, las granjas porcícolas, el
agua, el turismo verde.
Nosotros leímos y discutimos en las comunidades, platicamos
con la gente y nos dijeron que nunca habían solicitado ese tipo de cosas, lo
que nos llevó a preguntarles qué querían hacer y las comunidades del poniente
de Bacalar, en Quintana Roo, decidieron hacer algo para que esto no pasara,
porque lejos de beneficiarlas, el ASPY es un instrumento para apagar nuestra
voz maya, cortar nuestras manos y cambiar nuestro corazón.
Buscamos el consejo de un abogado y nos recomendaron
discutir muy bien como comunidades qué es lo que queremos. El abogado nos dijo
que el amparo no es el instrumento de un abogado, sino de los pueblos. Que si
nosotros queremos como pueblos ampararnos, somos nosotros los que tenemos que
construir el amparo y decir qué es lo que debe llevar, y eso fue lo que
hicimos.
Nos reunimos en muchos talleres hasta que logramos construir
un amparo contra el ASPY. Afortunadamente los jueces, principalmente en Cancún,
tomaron la decisión de suspender definitivamente el caminar del ASPY como
estaba planeado, y hoy ese acuerdo está moribundo, no tiene el permiso de
seguir.
Nos extraña mucho que este gobierno lo haga suyo
Este Tren Maya no es proyecto del actual gobierno, nos
extraña que lo haya asumido y que hoy ya sea su proyecto. El Tren Maya comienza
a aparecer en el gobierno de Ivonne Ortega en Yucatán, que lanzó el proyecto
del Tren Bala, aunque no logró concretarse porque los empresarios dijeron que
no les resultaba sólo como un tren de carga o de pasajeros, que era necesario
encontrar el negocio. Por eso no se hizo.
Pero con el actual gobierno pareciera que sí encontraron el
negocio, que consiste en conectar ciudades de 50 mil personas en diferentes
lugares. Este es el negocio que esperaban los empresarios y, en virtud de que
ya lo tienen, entonces dicen que se haga el tren.
Nos extraña mucho que este gobierno lo haga suyo, pues el
presidente recibió un bastón de mando que le entregaron los pueblos, pero yo no
sé si ese bastón lo va a usar para el beneficio de los pueblos o para darle de
bastonazos a los pueblos. Porque el tren es eso, un bastonazo.
Las ceremonias presidenciales son ajenas y extrañas
Los políticos y los gobiernos anteriores y actuales han
usado la cultura para acrecentar su poder. Han manipulado, han engañado y han
usado nuestra cultura y nuestras tradiciones para trivializarlas y justificar
lo que hacen. Este gobierno ha sido descarado en usar el nombre de los pueblos
indígenas, sus tradiciones y su forma de ser para mantener esa supuesta
legitimidad que obtuvo cuando llegó al poder.
Nosotros creemos que esto es sólo una utilización de la
cultura, una forma de apropiarse de lo que nosotros creemos como pueblo. Es un
manejo que le sirve para afirmarse en el poder, pero en ningún momento para el
beneficio de los pueblos indígenas.
Las ceremonias que se hicieron en Chichen Itzá y en Palenque
son ajenas y extrañas para la Península de Yucatán. Los pueblos mayas de la
península no hacemos ceremonias al fuego, sino que las hacemos en la intimidad
de nuestra milpa o como comunidad organizada. No somos la cultura del fuego,
somos la cultura del aire, del viento.
Nosotros vemos muy extraño cuando alguien viene, se pone una
ropa blanca, un paliacate rojo en la cabeza y comienza a rezar cosas totalmente
extrañas para los pueblos mayas. Cuando vemos al presidente acercarse a estos
grupos, decimos que a lo mejor se encontraron las dos mentiras y hacen fiesta.
Y lo entendemos, pero lo vemos como algo que no nos corresponde, que no podemos
avalar.
En los últimos meses se han estado nombrando gobernadores
indígenas que no son más que instrumentos del poder y hasta risa nos han
causado, porque al bastón de mando le pusieron una cabeza de jirafa, o algo que
parece cabeza de jirafa. Nos parece curioso que en la Península de Yucatán se
hable de un bastón de mando, cuando en realidad los mayas no tenemos una
cultura del bastón, y menos con cabeza de jirafa.
Así entran los megaproyectos a las comunidades
Hay dos maneras en las que los megaproyectos entran a las
comunidades. Una es con violencia en contra de la naturaleza y la otra es con
violencia social entre las comunidades. La violencia que tiene que ver con el
medio ambiente y la naturaleza comienza a generar una serie de amenazas en
contra de los cenotes, en contra de los pájaros, de los animales, de la flora,
de los árboles, de la medicina tradicional, de la artesanía, de nuestros mismos
vientos.
Los parques eólicos, por ejemplo, secuestran a nuestro dios,
que es el viento. Lo esclavizan y lo convierten en mercancía. Nosotros
veneramos al viento, y no lo vemos como esclavo de las grandes empresas que le
han atado las manos y los pies y lo obligan a trabajar para el gran capital.
Esto nos molesta, nos incomoda y entristece, vemos que es una violencia en
contra de la naturaleza.
También hay un impacto social. En el momento en que llega la
empresa se genera una polarización, una división entre los que le creen a la
empresa y los que no le creemos. La empresa se aprovecha de esta división para
ponernos a unos contra otros para pelearnos, porque sabe que a río revuelto la
ganancia es de los pescadores.
Las empresas entran en las comunidades de una forma muy
pensada, hasta creeríamos que tienen un manual que se sigue al pie de la letra,
como si fueran los diez mandamientos de la Biblia. Los representantes de las
empresas llegan con una mochila de dinero a la asamblea ejidal y les dicen a
los ejidatarios que vienen a hacer un negocio con ellos y les prometen su
jubilación anticipada, les dicen que les gustaría que pensaran la posibilidad
de que puedan usufructuar su terreno, y que mientras lo piensan pueden tomar el
dinero. Les dicen que se los van a repartir en ese momento y que regresan en un
mes o dos para la respuesta, que el terreno lo necesitan para sembrar limones,
estevia o cítricos, porque creen que ellos necesitan empleos y que vienen a
fomentarlos con un proyecto en el que van a trabajar su propia tierra, recibir
un sueldo y cobrar una mensualidad por la renta. También les dicen que, si
ellos quieren, les pintan la escuela, les construyen un domo, les traen
cochinita pibil los domingos, les regalan juguetes a sus hijos y todo lo que
pidan, si les rentan la tierra, porque quieren ayudarles.
La gente tiene pobreza económica, pero la pobreza mayor es
la falta de información. La gente no entiende la palabra “eólica” o
“fotovoltaica” porque estamos hablando de comunidades mayas que hablan maya
desde niños y que hoy hablan un español instrumental, que sólo les sirve para
sobrevivir y para comunicarse. Y entonces algunos responden que si les van a
dar el dinero ahorita, pues que venga el dinero. Y comienza la repartición.
Empezó la especulación
Desde que se anunció el Tren Maya empezó la especulación de
la tierra. Los que quieren apropiarse de ella ofrecen una cantidad mucho más
alta de la acostumbrada, porque piensan que si ese sitio se va a usar para las
vías del tren, les va a generar una plusvalía muy grande sobre su tierra. Están
tratando de comprar desesperadamente mucho terreno de los mayas.
Una segunda situación es que hay mucha gente que creemos que
está enviada o pagada por alguien para ir a las comunidades a ofrecer
despensas. Les dicen que si ellos aceptan el tren les van a generar un montón
de beneficios, como por ejemplo la despensa que les traen. Les piden que firmen
en una lista que llevan, con la copia de su credencial de elector, de que están
de acuerdo con el tren. Esto está pasando mucho en el limítrofe en Yucatán y
Quintana Roo.
Otra cuestión que hemos visto es que hay retenes en la
carretera para preguntarle a la gente cuánto se gasta en su pasaje para llegar
a la ciudad de Mérida. Le preguntan que si no cree que si hubiera un tren sería
más barato transportarse. Este tipo de actividades están orientadas a convencer
a la gente de que el tren les traerá un beneficio.
El tren y “Sembrando vida”
En algunas comunidades les dicen que el tren traerá muchos
beneficios, entre ellos el programa de Sembrando Vida, que consiste en sembrar
árboles para reforestar las comunidades en donde hay escasa deforestación. Les
ofrecen 4 mil 500 pesos al mes por sembrar, que es relativamente atractivo para
alguien que va a sembrar 100 o 200 árboles en un espacio, independientemente de
si crecen o no.
Estamos en una época en la que todavía no empiezan las
lluvias y ya empezaron a sembrar, por lo que el 99 por ciento se va a morir.
Esto es un gasto que no está pensado en el beneficio de la comunidad, sino como
una puerta para decirle sí al tren.
Con el movimiento zapatista nuestro pensamiento y nuestro
corazón cambió
El levantamiento zapatista significó un cambio enorme en
nuestra vida. No esperábamos esto en la península, nadie sabía, nadie se
imaginaba, nadie tenía una información de que esto pudiera suceder hace 25
años. En ese momento la voz oficial en este país pregonaba que estábamos
ingresando al primer mundo, en el que se ofrecía una mejor forma de vida,
empleos, educación, mejores salarios y una serie de beneficios para los pueblos
con el Tratado de Libre Comercio.
La aparición de un grupo indígena en Chiapas levantándose en
armas nos sorprendió a todos, y dentro de esa sorpresa nos preguntamos muchas
cosas. Vimos, leímos y escuchamos las demandas zapatistas y nos llamó tanto la
atención que nos acercamos para escucharlos y platicar con quienes se habían
levantado, y descubrimos que eran también nuestros mismos problemas.
Eso nos despertó y a partir de ahí nuestro pensamiento y
nuestro corazón cambió. Ese cambio fue para cuidar nuestra tierra y conservar
nuestro territorio, nuestra lengua y nuestra cultura.
A partir del levantamiento zapatista también aprendimos o
descubrimos que la palabra “indígena” engloba a personas como nosotros, como
los pueblos mayas. Este término vino a ayudarnos a descubrir que hay otros en
el país como nosotros, que no son mayas, pero que son choles, que son
tseltales, que son tsotsiles y otras diferentes culturas en todo el país.
Hoy la resistencia en el pueblo maya está presente, es clara
y nos alegra. Está basada en la claridad de nuestra identidad como pueblos
indígenas, en nuestra lengua, en nuestra cultura, en nuestra espiritualidad, en
el amor que le tenemos a la tierra y sobre todo en el amor que le tenemos a las
plantas.
Decimos que no vamos a permitir que un tren perfore nuestro
corazón, lo vamos a denunciar, y si finalmente lo van a hacer, pedimos que no
sea en nuestro nombre.
Pedro Uc
Buctzotz, Yucatán
Renaciendo de la Madre Tierra
Estamos yendo más adentro de esta gruta. Mi papá me
platicaba que cuando viniéramos a esta parte teníamos que guardar mucho respeto
y sobre todo no hacerle daño, no ofenderlo ni con las palabras ni con el
pensamiento. Él nos decía que no podíamos hacer algo que pudiera enojarlo,
porque en este lugar están las personitas que no vemos ni escuchamos, pero
sabemos y sentimos que existen.
Mi papá me decía que aquí es como si estuviéramos renaciendo
de la Madre Tierra, porque estamos bajo la tierra, pasamos por este agujero
como si fuera el canal de parto de nuestra madre naturaleza. El abuelito compró
el terreno de arriba, nos dijo que teníamos un tesoro en el fondo del terreno,
que teníamos que pedir permiso para que nos cuidara, presentarnos con el lugar,
que supiera que nosotros respetábamos, que queríamos que nos conociera y que lo
íbamos a cuidar y a proteger igual que él con nosotros.
Gruta Santa María, Homún, Yucatán
La granja porcícola: “pasaron por nuestros derechos como
pueblos mayas”
En Homún se presentó el proyecto de la mega granja porcícola
de la empresa Kekén, que hasta la fecha hemos parado y vamos ganando la
batalla.
Es una granja que afectaría de manera contundente y rotunda
a toda el área de los cenotes. Desafortunadamente no existe ningún lineamiento
de parte de las autoridades, pasaron por nuestros derechos como pueblos mayas,
pisotearon nuestro territorio y contaminaron nuestra agua.
Ellos no pensaron en el daño que a nosotros nos estaban
causando y por eso nos levantamos en una organización que se llama Kana’an
Ts’onot, que es un grupo de personas que son “Guardianes de los Cenotes”. Nos
organizamos en conjunto con la población para tomar cartas en el asunto y
llevarlo hasta los juzgados para que se escuchara la voz del pueblo maya.
Actualmente se habla del famoso Tren Maya. Si Yucatán ya de
por sí es un horno y ya no se puede vivir con estas temperaturas, ahora en vez
de plantar vamos a deforestar. ¿En dónde estamos cayendo? ¿Qué futuro, qué
mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?
Esto no es para ir a pedir permisos a la Madre Tierra o a
nuestros ancestros ni a nuestros dioses. Ellos serían los últimos en decir que
sí, que deforesten todo. Una prioridad de ellos era cuidar la naturaleza,
cuidar todo lo hermoso que ya tenemos en Yucatán.
Carolina Ix
Colectivo Kana’an
Ts’onot
Homún, Yucatán
Reportaje publicado en DERECHO DE RÉPLICA.HABLAN LOS PUEBLOS
por medio de http://www.desinformemonos.org;
se reproduce con autorización de sus autores.
CRÉDITOS
VIDEO | Dirección y producción: Gloria Muñoz
Ramírez, Montaje: Alberto Cortés, Fotografía: Miguel
Tovar, Fotografía fija: Maya Goded, Video adicional: Robin
Canul, Víctor Ruiz y Noé Pineda
FOTORREPORTAJE, Maya Goded, REPORTAJE,
Testimonios: Gloria Muñoz Ramírez, Asistente de la
coordinación: Delia Fernanda Peralta Muñoz.
Ra.
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