* La otra cara de Evo Morales
* No es un “golpe de Estado”
Evo Morales. TWITTER. |
Salvador Díaz Sánchez1
Domingo 10 de
noviembre de 2019
En septiembre de 2017 conocí Bolivia, iba con la idea
descaminada de encontrar a un pueblo que amaba a su presidente, un indígena que
representaba a los pueblos originarios de América y del mundo, un emblema de
lucha antiimperialista y desde luego, en lo particular, un referente
imprescindible, Pero no sabía lo que me iba a encontrar en ese país hermano, el
primer choque fue el testimonio del chofer que me llevó del aeropuerto al hotel
quien al ver mi entusiasmo al preguntar por Evo, me dijo con cortesía o cierta
diplomacia, quizá para no ser tan rudo en su contestación, que ya Evo había
perdido mucha popularidad y “ha quedado mal con los indígenas”, hasta ahí
quedó.
En noviembre de 2018 regresé al país donde el Che
Guevara inició una guerrilla a mediados de la década del 60, y lo que encontré
fue una animadversión mayor a Evo, cuestionadísimo por todos lados, doquiera
conversaba yo me referían su descrédito, “no ser del MAS es quedar marginado de
empleos o de ingresos dignos”, “Es una cúpula en el poder”, “Son
narcococaleros”, “Se quiere eternizar en el poder”, y todo esto lo iba
recogiendo en La Paz, en El Alto, en Oruro, en Achacachi, en restaurantes, la
universidad, con comerciantes, con profesores, con estudiantes en los
desayunos, en el mercado, en las movilidades (microbuses), Yo sólo decía “Está
muy Cabrón para Evo”.
Así, desafortunadamente, la figura de Evo Morales
como guía moral de la izquierda latinoamericana, se me cayó. Me di cuenta que
este pueblo boliviano es altamente politizado, la gente común habla del Partido
Comunista o de Troskistas o de Maoístas o de Masistas, o de la figura del Che
como si hablaran de futbol o del transporte público, De esta forma, cuando
empecé a preguntar aleatoriamente a unos 40 bolivianos entre taxistas,
maestros, activistas, meseros, parroquianos, comerciantes, cocaleros, ¿por
quién vas a votar?, la contestación unánime fue: “Por cualquiera menos por
Evo”, lo sorprendente fue que nadie me contestó “por Evo”.
Me pregunté, asombrado, ¿pues qué hizo Evo? La
mayoría de los inconformes con su gobierno se quejaba de haber construido un
clientelismo en su gabinete y en la administración pública basado en los
líderes de los movimientos sociales, otros se quejaban de la corrupción como en
Achacachi, lugar donde concurrí y fui testigo de un descontento por el respaldo
cómplice por parte de Evo al alcalde de la ciudad, El municipio era un pueblo
en pie de lucha y ese mismo día las fuerzas policiales desbloquearon violentamente
una carretera vecinal tomada por los achacachienses, otros basaban su oposición
por la represión selectiva a activistas de izquierda, otros por la entrega de
megaproyectos a empresarios internacionales, otros por el narcotráfico
infiltrado en el gobierno, otros por los casos flagrantes de corrupción del
MAS.
Lo cierto es que cuando yo inquiría quién era el
candidato más popular entre los bolivianos, todos coincidieron, “Mesa”,
Hablaban de Carlos D. Mesa Gisbert, un sesudo intelectual, periodista, cineasta
y liberal historiador que fue presidente interino de 2003 a 2005 y quien
mantuvo en su mandato una popularidad por arriba del 62%, Mesa realizó una
serie de medidas económicas y políticas importantes pero lo fundamental fue la
pacificación del país después de un largo período de dictadores, Así que cuando
hablan de la Derecha, no es Mesa precisamente el abanderado de los
“conservadores”.
Pero lo que ahondó más el descontento contra Evo fue
su ambición de poder.
Detallo: la constitución política boliviana sólo
permitía dos periodos presidenciales consecutivos, empero, el Tribunal
Constitucional le permitió a Evo contender en 2014, al determinar que su primer
mandato no contaba ya que el país fue refundado como Estado Plurinacional en
2009, esto le acarreó impopularidad aunque no tan notable.
SALVADOR DÍAZ SÁNCHEZ-FACEBOOK. |
Como se presentaba una situación similar para el
período presidencial de 2019, en febrero de 2016 el gobierno y su partido, el
Movimiento Al Socialismo (MAS), organizó un plebiscito o referéndum para
reformar la Constitución que le permitiera a Evo postularse por un cuarto
mandato, tomando en cuenta que los presidentes duran cinco años, Pero las cosas
no le salieron al presidente como esperaba.
A la sazón, igual que ahora, el aparato electoral
demoró en el conteo de los votos y entre acusaciones de fraude y de corrupción,
Evo perdió con el 99,7% de los votos escrutados, el "No" obtenía el
51.3% frente al 48.7% que lograba el "Sí", Fue la primera derrota de
Evo en las urnas en 10 años.
Pero Evo no quedó conforme y apeló frente el Tribunal
Supremo Electoral de Bolivia (TSE), y en diciembre de 2017, éste autorizó a
Morales y a su actual vicepresidente Álvaro García Linera para participar como
candidatos en las elecciones generales que se realizarían en octubre de 2019.
De este modo, la efigie del presidente indígena honrado,
incorruptible, limpio, recto, vertical, como la mayoría de la gente de
izquierda en Latinoamérica lo conocíamos, para mí se derrumbó, aun cuando en
México y en otros países el discurso antiimperialista, indigenista,
nacionalista de Evo seguía atrayendo las simpatías, Cuando yo comentaba esto en
México, casi nadie lo creía.
La oposición de izquierda que apoyaba a Mesa estaba
un poco desmoralizada antes de las elecciones porque acusaban a Evo de haber
repartido candidaturas para desperdigar el voto en su contra, y avisaban ya de
un posible fraude, Así llegaron las elecciones del 20 de octubre de 2019, con
Mesa como fuerte opositor de Evo, y otros seis candidatos que contendían para
presidente.
Por la noche del 20, se informaba que por primera vez
Evo Morales no triunfaba en 1ª vuelta (obtuvo el 45% de votación), ahora
tendría que ganar a Carlos D. Mesa Gisbert (38%) en 2ª vuelta. Evo, candidato
del MAS, no alcanzó el 50 % de los votos para retener la presidencia, en su
poder desde 2006, aun cuando Evo desconoció estos primeros resultados
declarándose vencedor absoluto.
Pero como en México, en 1988, en Bolivia ¡se cayó el
sistema!, tardaron en reanudar 23 horas después pero ya con las cifras
maquilladas, de un día para otro los resultados cambiaron dando el triunfo en
1ª vuelta a Evo Morales, Nuevamente Evo hizo malos cálculos.
Y se incendió Roma, el pueblo indignado salió
masivamente a las calles a protestar por el fraude oficialista, día con día,
noche tras noche, las movilizaciones en vez de amainar se fueron radicalizando,
por todo el país, Obviamente, la Derecha en voz de un tal Camacho (como Guaidó
en Venezuela) saltó también “asumiéndose” como el “defensor de la democracia”,
pero, por el momento, éste ha sido rebasado y sin ninguna autoridad moral o
legal para hablar por la oposición real.
Al ver la tozudez moralista, sectores policiales y
del ejército sin manifestarse por el derrocamiento del régimen dijeron que “no
actuarían contra el pueblo”, Mesa declaró que ya no tenía caso el diálogo con
Evo, mientras éste ya no veía la luz y ya pedía diálogo hasta que hoy por la
mañana anunció nuevas elecciones, pero como no tuvo eco, hace unas horas
renunció como presidente de la República Plurinacional de Bolivia.
En síntesis, ahora en México algunos hablan de que se
consumó un “golpe de Estado”. No, no fue un golpe más que del mismo Evo contra
sí mismo.
ACLARACIÓN
MI POSICIÓN POLÍTICA EN TORNO A LA SITUACIÓN BOLIVIANA
Salvador Díaz Sánchez1
A raíz de mi texto sobre la renuncia de Evo Morales a la
presidencia boliviana, la acusación de un feisbuquero de que yo apoyo el “golpe
de Estado” en Bolivia me hace escribir esta aclaración:
1. No apoyo por ningún motivo cualquier tipo de acción
militar, y estoy totalmente a favor del pueblo boliviano.
2. Que en mi texto presenta las causas y no los efectos que
originaron esta situación conflictiva en el país hermano.
3. Que no dudo que la Derecha, representada por un líder
santacrucino de apellido Camacho, participó en las marchas y protestas, sería
ingenuo no reconocer la situación, pero rechazo tajantemente las acciones de
este oportunista que quiere imponer su ideología a este movimiento de masas.
4. Como igual condeno cualquier intervención de EU en este
proceso de democratización boliviano.
5. Puedo estar equivocado o no, pero para mí, quien me acuse
de apoyar un golpe militar no está analizando las causas, sino los efectos de todo
un proceso irregular de permanencia en el poder encabezado por Evo Morales, el
MAS y su aparato gubernamental electoral.
6. Decir que esto es un “cuartelazo” o golpe militar es
marginar a los cientos de miles, o millones, que se movilizaron en todo el país,
o que todos los que protestaron por definición son derechistas. Asegurar ese
hecho es pensar que no hay izquierdistas o gente honrada en las acciones contra
el fraude, es afirmar que las elecciones fueron limpias y que no hubo
antecedentes que originaron todo esto.
7. Claro que hay intereses de USA, y de sectores militares
que le fueron leales a Evo durante casi 14 años, y que hoy no lo apoyaron en su
necedad, pero, en rigor, fueron las movilizaciones y protestas sociales los que
obligaron a su renuncia.
8. Espero con firmeza que este proceso no se militarice y
vuelvan las dictaduras del siglo pasado que durante décadas asolaron a Bolivia
durante el siglo XX.
9. Considero que es un deber moral apoyar la democratización
de cualquier país latinoamericano y del mundo, por ello reitero que dar a
conocer las causas de cualquier proceso es aportar elementos de análisis. Sé
que yo (ni nadie tiene) no tengo la verdad absoluta, es mi punto de vista y lo
sostengo.
10. Considero que Bolivia es uno de los países más
politizados del mundo y tiene la fuerza suficiente para no dejar pasar ningún
intento de los militares por tomar el poder, y la decisión para asegurar que la
normalidad democrática retorne pronto a la vida política boliviana.
Salvador Díaz Sánchez
Ra.
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