11 de septiembre de 1973. Foto PU. |
· Por Jorge Meléndez Preciado
En Memoria de Ricardo Pérez Tenorio
Es curiosa la historia: hay dos 11 de septiembre trascendentes:
el ataque a las Torres Gemelas y otros edificios, en Estados Unidos (2001), y
el golpe militar en Chile (1973).
Ambas fechas deben analizarse a fondo, ya que significan
cambios en la historia universal. Ahora comentaremos lo ocurrido en la nación
de Pablo Neruda, donde estuvimos en las elecciones legislativas de marzo hace
50 años.
Pudimos viajar a Panamá, donde se anunciaba la
nacionalización del Canal ocurrido en 1977. Perú, en el cual gobernaban
unos militares democráticos encabezados por Juan Velasco Alvarado.
Argentina: triunfó Héctor Campora (peronista). Y finalmente Chile,
que en marzo de 1973 se realizaron las últimas elecciones legislativas, antes
del golpe de Estado de Pinochet.
En la nación andina entrevistamos a Víctor Jara,
cantautor sumamente famoso por sus rolas, entre ellas: Te recuerdo
Amanda, un himno a los obreros, el trabajo y el amor.
En la conversación, publicada inicialmente en la
revista Socialismo del PCM; después en la Revista Casa
de las Américas (Cuba) y finalmente en un libro editado
por la BUAP: Después de la letra…la palabra, donde hay
diálogos con Gabriel García Márquez, Paco Ignacio Taibo I y II, Elena
Poniatowska, Cristina Pacheco, Gabriel Vargas (autor de La Familia
Burrón), Froylán López Narváez, Emmanuel Carballo, Blanche Petrich,
Rosario Ibarra de Piedra, Héctor García, José Agustín y más se incluye la
del mártir chileno.
En una pregunta acerca del arte y la revolución, Jara dice:
“El artista es revolucionario cuando empieza a entender que es uno de los
cientos de rostros que protagonizan la historia del pueblo. Cuando eso suceda
vamos a tener artistas revolucionarios de verdad. La burguesía, durante
muchos años nos ha hecho creer a los artistas que somos seres especiales, que
nuestra sensibilidad nos permite vivir al margen de los acontecimientos,
rodeados de la gloria, del dinero, de la fama, de la publicidad. Y no es
así. Un artista revolucionario tiene que ser uno de los cientos de miles de
manos que están trabajando y construyendo la historia”.
Por eso, tal vez a Víctor le amputaron sus manos en el
Estadio de Chile: un campo de prisión inédito.
También señaló Víctor: “Ahora mismo, por ejemplo, nosotros
tuvimos un aporte excepcional del Premio Nobel (Pablo) Neruda en un libro
que se llama Nixonicidio y alabanzas a la revolución chilena”.
En esta hora es importantísimo este homenaje a Salvador
Allende, Chile y los hombres que lucharon por el cambio democrático, como los
periodistas exilados en México: Hernán Uribe y Mario “Chico” Díaz.
Pero también recordar que ese proceso democrático fue
impedido a sangre y fuego por la ATT, los Chicago Boys el gobierno de Estados
Unidos en complicidad con Augusto Pinochet y se impuso el neoliberalismo que
todavía nos oprime y extrae los recursos de los países nuestros.
Uno de los autores del magnicidio y la matanza sin freno, el
encargado del Departamento de Estado yanqui, Henry Kissinger, acaba de
decir acerca de esa villanía: Salvador Allende fue derrocado debido a la
“irresponsabilidad de su pueblo” (sic aristócrata) (David Brooks, La
Jornada, 11 de septiembre).
¡Viva Chile
y todos sus héroes!
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