OPINIÓN
Lunes 25 de diciembre de 2023
CUERNAVACA, MORELOS. Las navidades más que un sustantivo femenino se ha convertido en un adjetivo, sobre todo en el plural, porque lo hemos llevado para calificar los buenos deseos para nuestros semejantes, para nuestros pares, para nuestros amigos y para nuestros familiares.
Los buenos deseos se califican sin agregarles más que el
necesario verbo, te deseo la mejor de las navidades, se suele decir y de ahí en
adelante, ello no obstante que como pasa el tiempo las costumbres se van
acomodando a las diferentes épocas.
Aprovecho esta entrega para narrarles que no sólo en la casa
materna y paterna, sino además en los barrios, en las colonias y en las
vecindades de aquel tiempo, se llevaban a cabo con toda la parsimonia, sin
importar los estratos sociales, las nueve posadas para terminar con la gran
celebración de la Noche Buena y al día siguiente la Comida de Navidad, esa sí
en familia y uno que otro invitado en casa.
Las posadas tenían dueño o patrocinador que cargaban con los
gastos, poco antes del 16 de diciembre, día en que se iniciaban las
tradicionales posadas, había conciliábulos, vulgo juntas, entre los vecinos o
las ramas familiares para saber quién se hacía cargo de los gastos de cada una
de ellas.
Quedaba claro que después de la devoción con procesión y
todo, a veces con el rosario, a la hora de los cánticos del festejo se
mencionaba al patrocinador, a sus hijos u otros parientes: “fulano o zutano no
te tardes con la canasta de los cacahuates”, y de ahí en adelante.
En no pocos barrios o colonias los festejantes tomaban las
calles con sus velas encendidas para cantar las letanías y se escogía una
puerta, un portón y hasta algo ficticio para pedir posada.
Llegado el día 24, después de las 23:00 horas se sacaba la
novena y última posada para dar tiempo a sacar la letanía de Navidad, porque en
punto de las 12:00 para dar entrada al día 25, el Día de Navidad, venía la
arrullada del Niño Dios.
Más bien de los Niños Dioses, porque cada familia llevaba su
Niño Dios, mismas que escogían a los parientes o amigos para que arrullaran a
su imagen y así se convertían en compadres.
Después del fervor, que por cierto también se celebraban en
los templos, venía la fiesta: el romper de la o las piñatas, el reparto de las
colaciones, la cena de Nochebuena, y el recalentado del día siguiente que era
la Comida de Navidad.
Un recuerdo de nuestras costumbres que nos legaron nuestros
mayores y que ojalá, y ojalá, quiere decir, “que Dios quiera”, perduren por
siempre porque son hermosas y fraternales tradiciones.
Nuevamente respetados lectores, radioescuchas, televidentes
y familiares, amigos todos, les reitero mis sinceros deseos de felicidad en
esta NAVIDAD de 2023 y siempre.
Periodista y escritor; presidente del Colegio Nacional de Licenciados
en Periodismo, CONALIPE; secretario de Desarrollo Social de la Federación
Latinoamericana de Periodistas, FELAP; presidente fundador y vitalicio
honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX,
miembro del Consejo Consultivo permanente del Club Primera Plana, Doctor
Honoris Causa por la Universidad Internacional y Académico de Número de la
Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG. Agradeceré sus comentarios y
críticas en teodororenteriaa@gmail.com Nos escuchamos en las frecuencias en
toda la República de Libertas Radio. Le invitamos a visitar: www.felap.info,
www.ciap-felap.org, www.fapermex.org, y www.clubprimeraplana.org, y el portal
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Ra.
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