OPINIÓN
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Alberto Witvrun
Diariovialibre.com.mx, (17 marzo, 2024).- Para 1987 después de
imponer una ola de terror vandálico en las principales ciudades de Hidalgo, el
entonces poderoso Grupo Universidad había doblegado al gobernador Guillermo
Rossel de la Lama y tras sus alianzas primero con José Antonio Zorrilla Pérez y
luego con José Guadarrama Márquez, dominaba 15 ayuntamientos y tenía dos
diputados en la 53 Legislatura local.
Todo amparado en el padrinazgo del ex gobernador Jorge Rojo
Lugo y del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la llegada al gobierno
de Adolfo Lugo Verduzco topó con pared le redujeron espacios y en diciembre el
Congreso reformó la Ley Orgánica que eliminó el sindicato único, lo dividió por
poderes y los ubicó como correspondía en el Apartado B de la Ley Federal del
Trabajo, quintándoles el derecho a Huelga.
Gerardo Sosa Castelán se amparó, trató de movilizar a los
burócratas amagó con paros en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
(UAEH), pero no pudo revertirlo; exigió posiciones Lugo Verduzco, dijo que sí a
cambio de que declarara a la UAEH una institución priista y fue cuando inició
su doble juego político y adquirió la franquicia del Partido Social Demócrata
(PSD).
En 2017, 30 años después su fuerza política creció virtud a
una oscura negociación con la dirigencia nacional de Movimiento de Regeneración
Nacional (Morena) de Yeidckol Polevnsky: tres diputaciones federales y siete
locales fue lo que adquirió con a cambio de “lana y estructura”, la primera si
fluyó, la estructura nunca la comprobó, tres años después repitió la operación,
aunque con menos posiciones.
Con la llegada al gobierno de Julio Menchaca Salazar, esta
vez en Morena le cerraron los caminos al disminuido Clan Universitario, por eso
adquirió en 2020 la franquicia del Partido del Trabajo (PT) y la utiliza para
no perder fuerza política, tanto que meses atrás reservó los espectaculares en
los que promueve al amparado Damián Sosa Castelán al senado y la propaganda
ubica al PT como la verdadera transformación.
Gerardo Sosa que esta vez opera personalmente, no está
preocupado, está alarmado y es capaz de cualquier cosa, porque sabe que, si el
gobernador logra tener mayoría calificada en la 66 Legislatura local, puede
tener “la mala idea” de reformar la Ley Orgánica de la UAEH y quitarle el
control financiero y administrativo de la institución, que es lo que
sustenta el control político. Por eso Gerardo va en contra y quiere ser factor
el 2 de junio. ¿lo dejarán? ©
Ra
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