OPINIÓN
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Alberto Witvrun
Diariovialibre.com.mx, (25 abril, 2024).- El sábado habrán de
cumplirse once años de la muerte de los religiosos José Barón Larios y Samuel
Mora Castillo, meses atrás falleció Pablo Hernández Clemente, los tres teólogos
de la liberación, ante el clima de marginación, pobreza, explotación y
represión de caciques, terratenientes y del Estado a través del Ejército
Mexicano, decidieron atender e interpretar el Concilio Vaticano II del Papa
Juan 23 y pusieron en la Huasteca a la Iglesia Católica al servicio de los
pobres.
Para ello crearon el Equipo Pastoral Atlapexco (EPA)
alentado desde la vicaría de la Diócesis de Huejutla por el padre Arturo Lona,
que con el tiempo se convirtió en el histórico Obispo de Tehuantepec y a
quienes se les responsabilizó en parte de alentar el movimiento indígena
independiente que en los setentas y ochentas bañaron de sangre a los pueblos
originarios de Huasteca y Sierra de Hidalgo.
A su tarea evangelizadora sumaron su compromiso y lucha
social por los que menos tienen y contra los abusos del poder político y
económico, en suma, fueron factor de cambio en la franja norte de Hidalgo,
porque muchos de sus catequistas alfabetizados por ellos se sumaron a la
recuperación histórica de la tierra que costó muchas vidas de en matanzas como
la de Huizotlaco, Chinguiñoso, Tazacual y las de dirigentes como Pedro Beltrán,
Humberta Hernández, Benito Hernández.
Muchos, usufructuaron la lucha de estos más que religiosos,
luchadores sociales y hoy a una década de que concluyeron sus ciclos vitales,
ya no les son útiles aunque por ahí uno que otro enarbola la bandera de la
izquierda, sólo como decía el padre Barón Larios, los indígenas, sus indígenas
le siguen siendo leales así como parte de la Iglesia a la que sirvieron, que
les preparan un homenaje en Atlapexco. ©
Ra
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