El PRD está al borde del abismo. El partido de izquierda acarició en 2006 la Presidencia y en 2012 se volvió la segunda fuerza política del país, en ambos procesos gracias a la votación obtenida por López Obrador. Hoy, de la mano de “Los Chuchos” -Jesús Ortega y Jesús Zambrano, su actual dirigente- no alcanza el 3 por ciento en ninguna de las votaciones federales y está pronto a desaparecer.
Andrés Manuel López Obrador en San Cristóbal, cabecera municipal de Ecatepec, en noviembre de 2004. Foto Jorge Villa/Archivo. |
Ciudad de México,
(3 de junio, SinEmbargo).– El Partido de la Revolución Democrática (PRD) está
frente al patíbulo. El heredero de la lucha de las diversas agrupaciones de la
izquierda que se unieron en torno al liderazgo del ingeniero Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano perderá su registro a nivel nacional luego de haber sido
relegado en las urnas. En ninguna de las tres votaciones federales -para diputados,
senadores o Presidenta- el Sol Azteca alcanza el 3 por ciento que establece la
Ley para mantenerse con vida.
En la votación presidencial, el PRD registra -con más del 95
por ciento de las actas capturadas- el 1.92 por ciento; en la elección de
senadores tiene el 2.33 por ciento de los sufragios, y en la de diputados 2.50
por ciento. De hecho, en cada uno de estos procesos el perredismo fue rebasado
incluso por los votos nulos. Frente a ello, su dirigente nacional, Jesús
Zambrano Grijalva ha minimizado el hecho de que están al borde de la
desaparición y sostuvo en una entrevista con Reforma que en la corrección numérica que habrá en actas y el
recuento de votos que se realizará a varios paquetes electorales, el PRD podrá
aumentar su votación y conservar el registro.
“Hay una gran cantidad de problemas al respecto, y nosotros
tenemos la confianza de que allí hay una cantidad de votos suficientes a favor
del PRD para alcanzar, por lo menos alcanzar, el 3 por ciento necesario para
nuestro registro legal”, puntualizó quien podría ser el último dirigente del
PRD.
“Los Chuchos”, Jesús Ortega y Jesús Zambrano. Foto Especial. |
Lo cierto es que la debacle del PRD se había vuelto una realidad desde 2018, cuando de la mano de “Los Chuchos” -Jesús Ortega y Jesús Zambrano- le dio la espalda a la izquierda y se plegó en alianza con la derecha articulada en el Partido Acción Nacional (PAN), partido al que 12 años antes acusó de haberle robado la elección a su candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, con quien obtuvo en toda su historia sus mejores números en las urnas.
Hoy su extinción no sólo se da de la mano de la derecha,
sino, además, junto al Partido Revolucionario Institucional (PRI) del que salieron
sus fundadores ante la falta de democracia. Ese mismo partido, el PRI, le
robaría en 1988 la elección al ingeniero Cárdenas, quien al igual que López Obrador
fue el otro líder que contendió en tres ocasiones por la Presidencia y que en
al menos una de ellas denunció fraude electoral.
En la elección de 2006 -la cual quedó marcada precisamente
por la sospecha de fraude-, el Sol Azteca, bajo la coalición por el Bien de Todos
abanderada por López Obrador, obtuvo 14 millones 756 mil 350 votos, hasta ese entonces
la votación más elevada que había registrado la izquierda, frente a los 15
millones 284 votos logrados por Felipe Calderón Hinojosa, en medio de una campaña
de desprestigio del empresariado hacia el candidato perredista y una operación
de Estado, como ha denunciado el propio López Obrador.
Tres años después, en la elección intermedia de 2009, el PRD se mantuvo como tercera fuerza política nacional, detrás del PRI y PAN con cuatro millones 228 mil 627, y para los comicios presidenciales de 2012, de nueva cuenta con López Obrador como su candidato, volvió a alcanzar una cifra récord para la izquierda a la que posicionó en el segundo lugar con 15 millones 896 mil 999 votos, alrededor de cuatro millones menos que los 19 millones 226 mil 784 obtenidos por Enrique Peña Nieto.
Ese año, 2012, representó el punto de inflexión para el
partido del Sol Azteca, el heredero del registro del Partido Socialista
Mexicano, que como antecedente de lo que sucedería ocho años después, firmó el
Pacto por México de la mano de su entonces -y también actual dirigente- Jesús Zambrano
Grijalva, quien respaldó junto al PAN las reformas estructurales del peñismo.
El impacto electoral lo viviría el PRD en la elección
intermedia de 2015, cuando se mantendría prácticamente con los mismos votos que
obtuvo en los comicios de 2009: cuatro millones 335 mil 321, apenas por encima
de un partido naciente: Morena, fundado por López Obrador luego de su salida
del PRD en septiembre de 2012, que en ese proceso alcanzó tres millones 345 mil
712 sufragios.
Jesús Zambrano Grijalva, al micrófono, en evento en Ecatepec en 2004. Foto Jorge Villa/Archivo. |
Ese pequeño margen entre ambas fuerzas se revertiría en 2018, año en el que la izquierda llegaría por primera vez a la Presidencia, pero no de la mano del PRD, que para ese entonces se alió en forma al PAN y a Movimiento Ciudadano, sino de López Obrador y Morena que lograría una votación inédita de 30 millones 113 mil 483 sufragios contra el candidato del PAN-PRD-MC, Ricardo Anaya, que obtuvo la votación más baja del PAN en 18 años con 12 millones 610 mil 120.
En ese proceso, el PRD comenzó a tocar fondo. Logró un
millón 602 mil 715 votos, cifra que se mantendría en el proceso intermedio de
2021 cuando tuvo un millón 792 700 votos; 248 mil 505 en solitario. Hoy esa
cifra ha caído aún más con 1 millón 41 mil 695 votos.
A esto se suma su reducción territorial. En sus tres décadas
de vida política, el PRD controló la Ciudad de México y gobernó Zacatecas, Michoacán,
Tlaxcala y Baja California Sur, pero desde la firma del Pacto por México en diciembre
de 2012 con el Gobierno de Enrique Peña Nieto perdió Chiapas (2012), Guerrero (2014),
Ciudad de México (2018), Morelos (2018), Tabasco (2018), Puebla (2018, que ganó
en alianza con el PAN), Nayarit (2021, que también ganó en alianza con PAN) y
Michoacán (2021). Hoy no gobierna ningún estado.
Al igual que ha ido perdiendo gubernaturas, también ha
sucedido lo mismo con sus registros locales. Para 2021, por ejemplo, había
tenido una votación menor al tres por ciento en 15 entidades, perdiendo su
derecho a recibir prerrogativas estatales, y luego del proceso electoral de
2022 este número llegó a 19 estados, es decir dos terceras partes del país, luego
de que no obtuviera la votación necesaria en Hidalgo, Durango, Tamaulipas y
Quintana Roo. En este proceso, de las nueve gubernaturas que se renovaron sólo
superó el 3 por ciento en Morelos y en Tabasco, donde Morena arrasó por 70
puntos. ©
Ra
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