OPINIÓN
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Alberto
Witvrun
Diariovialibre.com.mx, (29 julio, 2024).- Mi primer trato
directo con él, fue cuando es diputado a la 55 Legislatura al Congreso de
Hidalgo en el gobierno de Jesús Murillo Karam; afable el hombre que había
forjado una empresa de lácteos y otras más, que defendió la marca familiar
Santa Clara en tribunales además de avezado cazador que cuidaba el ambiente y
las especies, porque sostenía que el progreso no debe estar peleado con la
naturaleza.
Si algo no le gustaba, lo expresaba y era una excelente
conversador y defensor de causas sociales así participó en varios movimientos
que incomodaron a más de un gobernador, también gustaba mostrar a sus perros
cazadores y contaba cómo logró retener la marca Santa Clara, teniendo como
pruebas el viejo camión repartidor del establo propiedad familiar.
Creó un patronato para apoyar a quien lo necesitara en el
Hospital General y un refugio para los familiares de pacientes, lucho contra
los abusos policiales en el Valle del Mezquital que afectaba a los pequeños
productores, peleó por un mejor suministro de agua en la capital y nunca dejó
de trabajar para generar empleos y oportunidades, porque nunca olvidó sus
orígenes.
Durante una decena de años convivimos rigurosamente los
miércoles con un compacto grupo de nueve en amenos desayunos donde se abordaba
todo tipo de temas, igual se hablaba de política que de religión, ciencia,
protección al ambiente, música, literatura y de vida, así nos encontrábamos Don
Darío Pérez González, Luis Kaim Gebara, Alberto Jonguitud Falcón, Jaime
Costeira Cruz, Roberto Pedraza Martínez, Carlos Camacho González Prisciliano
Gutiérrez Hernández, Don Jorge y este columnista.
Se discutía, nadie peleaba, pero también había espacio para
las anécdotas y pasajes de vida; no había en ese momento ningún otro interés;
así en uno de esos desayunos le llevaron unas fotografías, nos las mostró era
un grupo escolar de niños en Real del Monte, nos pidió que lo identificáramos,
ninguno de los ocho lo conseguimos.
Sonriendo nos dijo que era fácil encontrarlo, era el único
niño que no tenía zapatos y nos contó parte de su infancia y juventud, ese Don
Jorge Conde Gómez, hombre trabajador, altruista, buena persona que orientaba
con sus consejos y férreo defensor de la naturaleza, vaya pues este buen
recuerdo para quien recientemente concluyó su ciclo vital, que deja un hueco
pero también en los estrictamente personal, el gusto y la satisfacción de tener
su aprecio. ©
Ra
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