OPINIÓN
Foto Vía Libre. |
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Alberto
Witvrun
Diariovialibre.com.mx, (9 julio, 2024).- Cifras oficiales
indican que a partir del arribo en 2012 de la cofradía Charrez Pedraza los indicadores
delictivos registran una espiral ascendente, al grado que se contabilizaron en el
segundo gobierno municipal de los originarios de Villa la Paz medio centenar de
homicidios dolosos y desde el primero apareció la delincuencia organizada que
genera temor en la población.
Coincidencia, coyuntura o condiciones, lo cierto es que en
esta docena de años la violencia acompaña a los hermanos Cipriano, Pascual y
Vicente, baste el señalamiento público del gobernador Omar Fayad Meneses ante
el presidente Andrés Manuel López Obrador en la inauguración del C5 de que
Pascual estaba vinculado al grupo Los Hades.
Y apenas aparece un ejecutado de los que van 67 en el
gobierno de Araceli Beltrán Contreras que obedece a los intereses de Vicente;
se les trata de relacionar directa o indirectamente; ahora mismo se dice que a
Beltrán Contreras, la recibieron con el ataque al Jetset donde hubo tres
muertos y dos mujeres encajueladas y ahora la despiden con tres asesinados en
el ataque al Ginza.
Violencia e inseguridad no es solo responsabilidad de los
gobiernos municipales, es materia de política interior y seguridad pública
estatal, también federal por lo que implica Ixmiquilpan, centro neurálgico
político, económico y social del Valle y del Alto Mezquital dónde habita más de
la cuarta parte de la población de Hidalgo.
La llegada del primer gobierno municipal morenista de origen
y el tercer año del primer gobierno estatal no priista en nueve décadas
requiere de políticas públicas y estrategias sociales y de seguridad que
devuelvan estabilidad social y política a todo el Mezquital para que inicie una
buena etapa el 5 de septiembre. ©
Ra
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