Con respeto y responsabilidad tomamos el Editorial del día de hoy del periódico mexicano La Jornada, de suma trascendencia nacional, que responde también al sentir de una gran parte de la población consciente de la necesaria defensa de nuestro país ante pretensiones o amenazas del “vecino” del norte y la postura de la Presidenta mexicana “de hacer a un lado las diferencias en el interés mutuo de defender a México y sus industrias de la barbarie trumpiana”. De la redacción.
Hora de unidad nacional
La presidenta Claudia
Sheinbaum presentó en su conferencia matutina de ayer a las y los integrantes
del Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización, integrado
por 15 mujeres y hombres de negocios que se coordinarán con el gobierno federal
e instituciones académicas a fin de promover y aterrizar la estrategia
nacional de relocalización de empresas, así como las acciones del sector
privado para concretar inversiones, generar empleo y promover el desarrollo
regional. La asistencia de las y los empresarios a la conferencia presidencial
cobra mayor relevancia en estos momentos, pues muestra que importantes
dirigentes de corporaciones que no necesariamente comparten los puntos de vista
de la Cuarta Transformación entienden con claridad la necesidad de hacer a un
lado las diferencias en el interés mutuo de defender a México y sus industrias
de la barbarie trumpiana.
Esta actitud sensata y congruente ha sido replicada por organismos
cupulares como la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y
Turismo (Concanaco-Servytur), el Consejo Nacional de la Industria Manufacturera
de Exportación (Index) e incluso la Confederación Patronal de la República
Mexicana (Coparmex), los cuales, con diversos matices, han reconocido la
respuesta de Palacio Nacional a las extorsiones del magnate.
Por su parte, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, expuso en esa
conferencia los daños que sufriría la economía estadunidense si el presidente
electo estadunidense, Donald Trump, cumple su amenaza de imponer un arancel de
25 por ciento a todos los productos enviados desde México. El encargado del
comercio exterior destacó que en lo inmediato se perderían alrededor de 400 mil
empleos en Estados Unidos y que las compañías más afectadas serían los tres
grandes consorcios automotrices de ese país, pues han confiado a la mano de
obra mexicana gran parte de su producción. Estas afirmaciones son respaldadas
al norte del río Bravo por institutos de investigación, consultoras, empresas e
incluso por el Congreso, que señalan la estrecha interdependencia entre los
socios del T-MEC.
A esos perjuicios se sumarían los causados por la promesa de campaña del
magnate de emprender, desde el primer día de su administración y sin escatimar
recursos, el mayor programa de deportaciones masivas de la historia, a fin de
expulsar a alrededor de 11 millones de personas que se encuentran en Estados
Unidos sin los documentos migratorios requeridos. Aunque ese número de
migrantes en situación irregular representa apenas 3.2 por ciento de la población
estadunidense, tiene una presencia masiva en sectores claves como servicios,
agricultura, construcción y mantenimiento, y producción, transporte y traslado
de materiales, como se dio a conocer ayer en estas páginas.
Basta con unos botones de muestra para ilustrar los efectos
catastróficos que acarrearía eliminar a los migrantes indocumentados de la
fuerza de trabajo estadunidense: la industria de la construcción se quedaría
sin uno de cada ocho trabajadores, lo que retrasaría las obras e incrementaría
los costos; hasta la mitad de todos los restaurantes se vería obligada a
cerrar; los ancianos se quedarían sin un tercio de las personas dedicadas a
cuidarlos; las granjas perderían a 42 por ciento de sus empleados, en
particular a los que realizan las labores más pesadas y peligrosas. Como en el
caso de los aranceles, son cálculos de negocios y organizaciones
estadunidenses, no del gobierno mexicano. A mediano plazo, la Oficina de
Presupuesto del Congreso estima que Estados Unidos podría perder casi 9 billones
de su PIB (actualmente de 27 billones), así como 1.2 billones de ingresos
fiscales federales en los próximos 10 años si no se mantiene el flujo
migratorio, ya no digamos si se reduce como quieren millones de ciudadanos
cegados por el racismo.
Queda claro que las circunstancias exigen dejar de lado el oposicionismo
vacío, las mezquindades y los rencores estériles y acudir al llamado de la
unidad nacional. Quienes se han opuesto a la estrategia oficial frente a los
amagos de Trump tendrían que darse cuenta de cuán aislados y cuán fuera de la
realidad están, hasta el punto en que el empresariado al que siempre han
rendido pleitesía les da la espalda; la ciudadanía, por su parte, no olvidará
quiénes trabajaron en la defensa de México y quiénes intentaron debilitar al
país frente a sus adversarios externos. ©
Ra
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