OPINIÓN
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Alberto Witvrun
Diariovialibre.com.mx, (17 noviembre, 2024 ).- La crisis
desatada en Zimapán en la última semana tiene dos vertientes por un lado los
abusos históricos de las empresas mineras, por otro el oportunismo del
Sindicato de Trabajadores de la Industria del Cemento, Asbestos, Cal, Yeso,
Envases y sus Productos Similares y Conexos de la República Mexicana, para
imponer contratos colectivos de trabajo y apoderarse del acarreo de materiales,
desplazando a los transportistas locales, lo que requiere un manejo con pinzas
del conflicto que ya llegó a Plaza Juárez.
La aparición de esta organización sindical gansteril es
atribuida a los dirigentes ejidales Alejandro Sánchez y Lucía Ramírez
confrontados con los grupos mineros locales que no cumplieron compromisos y han
extendido operaciones a costa de afectar a los núcleos ejidales, pero
finalmente todo está imbuido por intereses económicos que han provocado la
crisis social y de gobernabilidad.
El problema se le salió de las manos del operador político
en la Sierra Gorda Arturo Williams Trejo Leal quien intentó mediar y hubo
bloqueo a seis minas y la aparición de hombres armados del sindicato que dirige
José Neri Ortega Blancas, que se inventó en Teotihuacán, Estado de México en
marzo de 2022 la Confederación Internacional de Organizaciones y Asociaciones
Sindicales de los Estados Unidos Mexicanos de la que es presidente.
El conflicto no es menor y puede crecer por la mezcla de
intereses, generando una zona de inestabilidad social donde se vive la disputa
por el agua potable con Querétaro, otra de las históricas demandas de sus
habitantes que por décadas sufrieron las consecuencias de la confrontación de
los “hombres fuertes” Armando Martínez y César Sánchez Lozano, fallecido este
domingo.
Empresarios mineros y transportistas, se movilizan porque
están en riesgo sus intereses; amenazan con cierres y pérdida de empleos, pero
no ofrecen mejores condiciones salariales y laborales que no son las mejores,
aunque les asiste la razón en impedir la llegada de sindicato de Ortega
Blancas, que tampoco tiene como prioridad a los trabajadores, así que el
secretario de Gobierno Guillermo Olivares Reyna, tiene una papa caliente en las
manos. ©
Ra
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